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Extractos - Sri Nisargadatta Maharaj

El Conocimiento y la Realización del Sí Mismo

( Cuarta Parte y Final )
Por Sri Nisargadatta Maharaj Editado por Jean Dunn Versión PDF

El Conocimiento y la Realización del Sí mismo

Nisargadatta Maharaj

Aquellos que han realizado y se han estabilizado en el conocimiento del Sí mismo son aquellos cuya gloria se canta desde tiempos inmemoriales; son sus nombres los que forman la base de la meditación divina. Sri Krishna, Sri Vishnu y Sri Rama son algunos de los innumerables nombres dados a Dios; originalmente, estos eran los nombres dados a la forma humana, pero se realizaron a sí mismos y llegaron a conocer la causa fundamental de toda experiencia. Aquellos que llegaron a poseer este conocimiento del Sí mismo y lo mantuvieron puro y seguro son conocidos como Dioses y Santos, mientras que aquellos que lo utilizaron en aras del disfrute de los sentidos son llamados demonios y Ravanas.

La ganancia más elevada y rara es difícil de obtener, pero, si se logra, es sumamente beneficiosa, y si no se cuida adecuadamente, es igualmente dañina. El que no se emociona por la posesión del conocimiento espiritual de la causa fundamental puede, con amor y devoción, cultivarlo y hacerlo brillar. La devoción, la oración y la renunciación están firmemente establecidas en él, siempre está libre de deseos y, dondequiera que se encuentre, le rodea un aura de paz y felicidad; el halo que se muestra sobre las cabezas de los grandes Santos es una representación pictórica de este hecho. Quien se acerca a él recibe un toque espontáneo de la dicha divina. El Santo nunca actúa como individuo, todas sus acciones son la expresión del Lila divino.

El Conocimiento Espiritual y la Pacificación del Deseo de Saber

Este universo surgió a través de la actividad de la consciencia atómica (átmica) primordial. No había nada, ni siquiera un atisbo de apariencia antes de la auto-consciencia, y en este estado surgió la consciencia de la propia existencia, la consciencia del propio ser. De hecho, no había tiempo, ni espacio, ni causa. La consciencia no tiene causa, por lo que es inútil nombrar una. No había tiempo, por lo que no se puede fechar. No había espacio, por lo que su ubicación no tiene sentido; sin embargo, la consciencia atómica se sentía como tal y nada más ― ¿por qué? ¡Porque no había nada más allá de ella de lo que ser consciente! Solo estaba la consciencia de ser. No hay forma de determinar cuánto tiempo duró este estado, pero el gran milagro es que la auto-consciencia estaba ahí; con ella estaba la voluntad cósmica, seguida por su realización. La consciencia atómica, gracias a su voluntad y su realización instantánea, se volvió múltiple y omnipresente. Aunque aparentemente múltiple, es una sola en esencia.

Cuando la consciencia atómica se multiplicó y se extendió debido a su voluntad y su realización instantánea, la energía del átomo único se diversificó en muchos centros, cada uno con su propia peculiaridad y voluntad; de ahí el conflicto. En cualquier momento dado, los innumerables centros expresan su voluntad de diversas maneras; por lo general, el átomo volitivo no sabe el «adónde» y el «qué» de su voluntad, pero el efecto está destinado a producirse. El resultado tangible de las voluntades de los átomos volitivos se puede presenciar en el momento de la destrucción cósmica, cuando todo el universo queda reducido a cenizas. Las voluntades amorosas no se suprimen por completo; los grandes momentos de felicidad en el mundo son el resultado de estas voluntades. La característica de la energía individual de la voluntad está siempre operativa. Es su esencia y se la debe a la energía primordial.

La energía primigenia que centelleó primero es única y homogénea, pero parece ser heterogénea debido a la ignorancia.

La energía atómica vibrante es designada como el Gran Principio por los Vedantas: la característica esencial del Principio es la consciencia. La consciencia sentida se expande en el éter, y la extensión del éter es el espacio. Con una sola cualidad, este Gran Principio se convirtió en tiempo, espacio y causa. A continuación vinieron los tres gunas y los cinco elementos. La velocidad era simplemente inconmensurable.

El centelleo original se movió en el espacio y eso fue el aire, el aire cobró impulso y surgió el fuego. El latido del fuego aumentó y se enfrió, y eso fue el agua; el agua se enfrió aún más y eso fue la tierra. Todas las características de las formas anteriores están cristalizadas en la tierra y vibran ahí; en virtud de esta peculiaridad, surgieron innumerables variedades de seres vivos y vegetación, y el latido original palpita en y a través de su savia vital. La voluntad original impregna toda la gama de cosas móviles e inmóviles y está constantemente activa ahí.

La característica centelleante anterior al éter llena cada electrón y protón y aumenta constantemente en intensidad. Mientras que el latido en los átomos esté operativo, los componentes deben estar en movimiento. La voluntad original impregna toda la gama de seres móviles e inmóviles y está constantemente activa ahí.

La consciencia original no ve nada excepto a sí misma. No tiene órganos, y sin embargo está en acción con innumerables Conocimientos Espirituales y la Pacificación del Deseo de Conocer 131 órganos. Nunca se contamina. Los diversos centros conscientes, rodeados por los adjuntos limitantes, creen que son diferentes de la fuente original, pero solo hay un ser, un espíritu, una cualidad; la única consciencia pura sin forma, atemporal y aespacial. No hay lugar para la diferencia o la distinción. La criatura, engañada por los estrechos intereses del «yo» y «lo mío», sufre dolor por nada, está limitada solo a sí misma. Todo ocurre en el momento adecuado, de acuerdo con la ley que lo une todo, y todo se materializa en el momento adecuado. Cuando Ravana se vuelve insoportable, Rama está ahí para dar alivio. Cuando Kamsa gobierna supremo, Krishna está ahí como antídoto. Así es como se mantiene el ritmo de subidas y bajadas.

La fuerza que controla todos estos acontecimientos es la misma, nunca cambia. No puede ser que haya un Dios en una época y otro en otra.

Una sola cualidad da origen al resplandor del universo expandido; en ausencia de esa cualidad, todo es puro silencio. Cuando se conoce y se acoge esta única cualidad, el corazón se funde con el Corazón; hay esa sensación suprema de mutualidad inalienable de la unidad de la cualidad en todo, y todo como perteneciente al Uno. Se realiza la unidad suprema; por lo tanto, es llamada el Sí mismo Supremo.

Todo tiempo, todo espacio y toda causa se han convertido en uno para la eternidad, solo el Uno es omniactivo. No tiene ganancia ni pérdida ni muerte. No ha nacido, es eterno y, sin embargo, nace a cada momento y se manifiesta en cada época. Todo el conocimiento espiritual e intelectual descansa aquí.

El Himno Gayatri

Nisargadatta Maharaj

«El Himno de los himnos, oh Uddhava, es el himno Gayatri. Te lo explicaré desde el principio hasta el final; escucha con atención» (Ekanathi Bhagawata XXI).

El Señor dice: «Oh Uddhava, el himno Gayatri es la base de todos los himnos». Todos significa muchos. Aquello en virtud de lo cual se experimenta este número es Gayatri. Las tres sílabas A+U+M significan Omkar ― el Logos. El siguiente paso comienza con dos números. El primero es la consciencia del propio ser. Es la característica natural, la palabra no pronunciada. Es la palabra pronunciada inconscientemente en todas partes y en todo momento, y nadie lo sabe. Esta palabra, pronunciada inconscientemente, es el himno Gayatri, la base de todos los himnos. Posteriormente se pronuncian innumerables palabras, y todos los universos surgen de ellas, pero la fuente principal de todo es el Gayatri Chhandas, la palabra no hablada, el sonido no pronunciado. Todos tienen la misma experiencia, y ¿cuál es la experiencia que nace de esta palabra no pronunciada? El propio ser.

Hay innumerables variedades de seres, desde las hormigas hasta los dioses, pero ¿cuál es el ser original? Es Gayatri. La experiencia de este ser es el propio ser. Este Gayatri Chhandas es lo primero, el resto viene después. El Señor explica la característica de ese ser de la siguiente manera: «¿Cuál es la naturaleza de ese himno? Aunque exista el poder de crear innumerables universos, no se puede dejar de lado». El sonido original de la palabra no preguntada, no pronunciada, no pensada y no hablada nació en forma de Chakrapani y es exclusivo de él; pero al no reconocerlo, el Perfecto se ha convertido en una criatura deplorable a través de una degeneración gradual en el curso del proceso temporal.

La búsqueda del Chhandas es fascinante. Para todos, es la misma consciencia de ser, la palabra no hablada, y sin embargo hablada. A pesar de los esfuerzos de los cuatro Vedas, los seis Shastras y los dieciocho Puranas, ¿su interpretación sigue siendo incompleta? Aún así, sigue existiendo una fascinación ininterrumpida por el Gayatri Chhandas.

¿Qué significa Gayatri Chhandas? Es la conciencia de tu propio ser, es todo lo que comprendes sin necesidad de palabras. Dondequiera que haya vida, hay un himno que la sustenta. Vibra en nosotros y, a pesar de años de miserable trabajo, no queremos separarnos de él. En virtud de este himno Gayatri, Sri Rama y Sri Vishnu vinieron a esta tierra como encarnaciones, pero la dominaron. Esta consciencia inconsciente de tu propio ser es la misma en nosotros y en ellos, pero ellos lo hicieron conscientemente y lo experimentaron como tal. Otros seres obtienen sólo un significado superficial, que es solo una perversión del mismo; el bostezo de las criaturas deja escapar las sílabas A+U+M.

Medita sobre el significado tal y como lo has entendido anteriormente. Tú eres Chakrapani, el ser con mil manos y cabezas, el sonido no pronunciado. La palabra y su sentido resonante son la primera Persona, y se experimentan como tal. La señal de la experiencia es la completa satisfacción de la mente. El himno Gayatri es el sustrato de la satisfacción de todos y brota espontáneamente, porque el sonido es siempre glorioso. El nombre que resuena en ti sin ser pronunciado es tu propio espíritu interior.

Basta con que escuches en silencio los diez sonidos, las cinco resonancias, la reverberación dual y la voz única, y la sinfonía de todos ellos. Este himno Gayatri básico está solo contigo.

El Conocimiento y la Realización del Sí mismo

Tres grupos de ocho sílabas forman una serie de veinticuatro sonidos. El Mantra Gayatri consta de veinticuatro sílabas, que son las siguientes: Oam, Bhooh, Oam, Bhuvah, Oam, Swaha, Oam, Mahah, Oam, Janah, Oam, Tapah, Oam, Satyam, Tat, Savituih, Varenyam, Bhargah, Devasya, Dhimahi, Dhiyo, Yo, Nah, Prachodayaat. Los grandes Rishis y Santos adquieren un poder inmenso al recitar este himno de veinticuatro sílabas. Innumerables mundos son creados y destruidos por su poder, pero consideremos el poder de la palabra bisilábica Rama, que fácilmente anula todo este poder y permanece en la perfección.

LOS VEDAS COMO FUNDAMENTO: Fueron fundamentales para la interpretación posterior, por lo que se les llama fundamento, pero la raíz primigenia, la causa primera de todo, es este himno.

LA BEATITUD DE BRAHMAN: La experiencia del propio ser, de la visión del propio Sí mismo y de la paz final que no tiene parangón, es llamada Brahmananda. La experiencia de la propia naturaleza sin la ayuda de otros es interpretada después como la Gran Beatitud (Paramananda).

LA VIDA ESPIRITUAL: Así como existe el brillo del resplandor, también Gayatri Chhandas es la vida misma del espíritu. El Señor dice: «Estoy oculto y eso es mi tesoro, pero lo que me oculta también me revela. ¿Cómo aparezco cuando soy visto? Sin duda, como no dual, no diferente. El que escucha el himno vibrante está oculto. Con la recitación devota de este himno, todo quedará perfectamente claro, pues ya está ahí; pero si uno desea realizar mi visión sin él, la tendrá, y será Advaita―no dual». (La referencia es al Nama yoga como una alternativa fácil al Dhyana o Raja Yoga). ¿Qué significan las sílabas de este único inamovible? La dicha absoluta del Sí mismo, es Sat (ser), Chit (consciencia) y Ananda (beatitud). Esta es la esencia del himno Gayatri. Su contemplación confiere dicha absoluta.

El Conocimiento del Sí mismo por Nisargadatta.