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Extractos - Sri Sadhu Om

Meditación Arunachala

La indagación del Ser

Por Sri Sadhu Om

Al escuchar la expresión “indagación del Ser” o “en el Ser” (atma-vichara) la gente generalmente cree que significa ya sea indagar dentro del Ser o indagar acerca del Ser. Mas, ¿cómo hacer esto? ¿Quién va a indagar dentro del Ser, o quién va a indagar acerca del Ser? ¿Qué significa realmente indagación? Es natural que surjan estas preguntas, ¿no es así?

Apenas escuchamos los términos atma-vichara o Brahma-vichara, muchos de nosotros consideramos naturalmente que existe algún tipo de refulgencia o algún poder informe dentro de nuestro cuerpo y que vamos a descubrir qué es, dónde está y cómo es. Esta idea no es correcta, porque el Ser (atman) no existe como un Objeto para ser conocido por quienes buscamos conocerlo. Puesto que el Ser brilla como la naturaleza misma del que trata de conocerlo, la indagación del Ser no significa investigar a una segunda o tercera persona como objeto. Para hacernos comprender esto desde el mismo principio es que Bhagavan Ramana bautizó a la indagación del Ser como “¿Quién soy yo?”, llamando así nuestra atención directamente hacia la primera persona. En la pregunta “¿Quién soy yo?”, “yo soy” denota al Ser y “quién” representa a la indagación.

¿Quién es el que debe indagar dentro del Ser? ¿Para quién es necesaria dicha investigación? ¿Para el Ser? No. Como el Ser es el Todo siempre alcanzado, siempre puro, siempre libre y siempre dichoso, no hará ninguna indagación, ni la necesita. Pues bien, es solamente el ego el que necesita realizarla. ¿Puede este ego conocer el Ser? Como se afirmó en capítulos anteriores, este ego es una falsa apariencia, que no tiene existencia propia. Es una sensación de “yo” trivial e infinitesimal que se desvanece y pierde su forma en el sueño. ¿Puede entonces el Ser ser un objeto que pueda ser conocido por el ego? No, el ego no puede conocer el Ser. Cuando resulta que la indagación del Ser es innecesaria para el Ser y que el conocimiento del Ser es imposible para el ego, surgen las preguntas: “¿Cuál es entonces el método práctico para indagar el Ser? ¿Por qué el término “indagación del Ser” se encuentra en las escrituras?” ¿No hemos entonces de analizar y averiguar las respuestas? Hagámoslo.

Hay una diferencia entre el sentido con que Sri Bhagavan utiliza el término “indagación” y el sentido con que las escrituras lo emplean. Las escrituras aconsejan negar las cinco envolturas ―el cuerpo, el prana, la mente, el intelecto y la oscuridad de la ignorancia― con “no yo, no yo” (neti, neti). Sin embargo, ¿quién debe negarlos y cómo? Si tiene que negarlos la mente (o el intelecto), ésta puede negar a lo sumo únicamente al cuerpo físico insensible y al prana, que son los objetos que ella ve. Más allá de éstos, ¿cómo puede negarse a sí misma, su propia forma? Y si no puede negarse a sí misma, ¿cómo podría negar a las otras dos envolturas, la del intelecto (vijñanamaya kosha) y la de la oscuridad de la ignorancia (anandamaya kosha), que están fuera de su rango de percepción? Durante el tiempo que se realiza la indagación, por lo tanto, ¿qué más puede hacer la mente para permanecer como el Ser excepto repetir mentalmente “Yo no soy este cuerpo, yo no soy este prana”? A partir de esto queda claro que la indagación no es un proceso de una cosa indagando acerca de otra. Esta es la razón por la cual la indagación “¿Quién soy yo?” enseñada por Sri Bhagavan debe tomarse con el significado de atención en el Ser o auto-atención (es decir, atención puesta sólo en la primera persona, el sentimiento “yo”).

La naturaleza de la mente es atender siempre a cosas distintas a ella misma, esto es, conocer sólo segundas y terceras personas. Si la mente atiende de esta forma a una cosa, esto quiere decir que se está aferrando (apegándose) a ese objeto. La atención es en sí misma apego. Como la mente piensa acerca del cuerpo y del prana aunque con la intención de decidir “esto no es yo, esto no es yo”, tal atención es nada más un medio de apegarse a ellos y no una manera de negarlos. Esto es lo que cualquier verdadero aspirante experimenta en su práctica. Entonces, ¿cuál es el secreto que se esconde aquí?

Ya que, lo sepamos o no, el Ser, que ahora erróneamente desconocemos, es realmente nuestra realidad, la naturaleza misma de nuestra (la del Ser Supremo) atención es en sí misma la Gracia (anugraha). Esto significa que cualquier cosa a la que atendamos, atestigüemos (1), observemos o veamos, tal cosa es alimentada y de ese modo florecerá, recibiendo la bendición de la Gracia.

Aunque ahora uno piense que es un alma individual, ya que nuestro propio poder de atención de hecho no es sino un reflejo del “poder de conocimiento” (chit-shakti) del Ser, aquello sobre lo cual ese poder cae o se fija es nutrido por la Gracia y florece más y más. De ahí que cuando el poder de atención de la mente se dirige cada vez más hacia los objetos de segunda y tercera personas, tanto la fuerza (kriya-bala) de atender a esos objetos como la ignorancia ―los cinco conocimientos sensoriales en la forma de pensamientos acerca de los objetos― crecerán cada vez más y nunca se aquietarán. ¿No hemos dicho ya que todos nuestros pensamientos no son sino atención puesta en los objetos de la segunda y tercera personas? De acuerdo con esto, entre más atendamos a la mente, los pensamientos, que son las formas (los objetos de segunda y tercera personas) del mundo, se multiplicarán y crecerán más y más. Esto es en verdad un obstáculo. Entre más se dirija nuestra atención ―la mirada de la Gracia (anugraha drishti)― a la mente, más crecerán su naturaleza voluble y vagabunda y su influencia. A esto se debe que para la mente resulte imposible negar cualquier cosa pensando (2) “yo no soy esto, yo no soy esto” (neti, neti). Por otra parte, si nuestra (del Ser) atención se dirige sólo hacia nosotros mismos, sólo se alimenta nuestro conocimiento de nuestra existencia, y como no atendemos a la mente ésta es privada de su fuerza, del apoyo de nuestra Gracia. “El hierro y la malicia, cuando no se usan se oxidan”; de acuerdo con este proverbio tamil, como no se les presta atención, todas las semillas de vasana, cuya naturaleza es surgir furtivamente y con malicia, deben quedar inmóviles y secarse así como simiente privada de agua y demasiado débil para brotar en forma de pensamientos. Entonces, cuando el fuego del conocimiento del Ser (jñana) avanza con fuerza, estas tendencias (vasanas), como madera seca, caen presa de él. Sólo así se efectúa la destrucción total de todas las tendencias (vasanakshaya).

Si se nos dijera “Abandonen el este”, la forma práctica de hacerlo sería como si se nos dijera “Vayan al oeste”. De igual modo, cuando se nos indica “Desháganse de las cinco envolturas, que no son el Ser”, la manera práctica de eliminar el no Ser es concentrar nuestra atención en nuestro ser, “¿Qué es este yo?” o “¿Quién soy yo?” Pensar “Yo no soy esto, yo no soy esto” (neti, neti) es un método negativo. Sabiendo que este método negativo es tan impráctico como decir “Toma la medicina sin pensar en un mono” (3), Sri Bhagavan nos ha demostrado la manera práctica de tomar la medicina sin pensar en un mono, dándonos la clave “Toma la medicina pensando en un elefante”; es decir, ha sustituido el antiguo método negativo dándonos el método positivo “¿Quién soy yo?”

...¡Verdaderamente, el ego lo es todo!
Por eso la pregunta «¿Qué es él?»
(en otras palabras, «¿Quién soy yo, este ego?»)
es la verdadera renuncia entre todas.
¡Así deben ustedes saber!
        Ulladhu Narpadhu, verso 26.

Verdaderamente, todo (esto es, las cinco envolturas y sus proyecciones, todos estos mundos) es el ego. Entonces, la atención al sentimiento “yo”, “¿Qué es él?”, “¿Quién es este yo?” por sí sola es renunciar a las cinco envolturas, descartándolas y eliminándolas, es decir, negándolas. ¡Así Bhagavan Ramana ha declarado de manera categórica que únicamente la atención al Ser es la técnica correcta para eliminar las cinco envolturas!

Siendo esto así, ¿con qué propósito emplearon las escrituras el término “indagación” para referirse al método “neti, neti”? Por medio de “neti, neti”, ¿no podemos formular intelectualmente (es decir, por medio de paroksha) la prueba que dimos en el párrafo 4 del capítulo cuatro: con seguridad una cosa no es “yo” cuando podemos tener la experiencia de “yo soy” aun en ausencia de esa cosa? Mientras exista el erróneo conocimiento “yo soy el cuerpo” perteneciente a las antes mencionadas cinco envolturas o los tres cuerpos, ¿el poner nuestra atención en la primera persona no será automáticamente sólo una atención hacia una envoltura o un cuerpo, una segunda persona? Sin embargo, si usamos esta prueba ¿no descubriremos que todas estas atenciones no son la atención apropiada a la primera persona? Por lo tanto es necesario, primero que todo, tener una convicción intelectual de que éstos no son “yo” con el fin de practicar la atención en el Ser sin confundirnos. Sólo mediante el discernimiento adquirimos esta convicción que las escrituras denominaron “indagación”. Entonces, ¿qué ha de hacer un aspirante después de discernir de este modo? ¿Cómo puede la atención a estas cinco envolturas ser la atención en el Ser, aun cuando tenga el propósito de eliminar aquéllas? Por ello, cuando practicamos la indagación en el Ser, en lugar de tomar a cualquiera de las cinco envolturas como objeto de nuestra atención, lo que debemos hacer es fijar nuestra atención sólo en la conciencia de “yo”, la cual existe y brilla como uno mismo, como el singular, y como testigo de esas envolturas y separado de ellas.

En lugar de dirigirse hacia cualquier segunda o tercera persona, ¿de este modo no se dirige ahora sólo a la primera persona nuestro poder de atención, el cual hemos llamado hasta ahora mente o intelecto? Aunque nos referimos a esto formalmente como “dirigir”, en realidad no es de la naturaleza de un “esfuerzo” o tarea (kriyarupam) en la forma de dirigir o ser dirigido; más bien posee la naturaleza de “ser” o “existir” (sat-rupam). Debido a que la segunda y tercera personas (incluyendo los pensamientos) son ajenas o externas a nosotros, nuestra atención puesta en ellas era de la naturaleza de un “esfuerzo” (kriya, acción). Sin embargo, esta misma atención, cuando se fija sobre el sentimiento de primera persona que no es ajena a nosotros, el “yo”, pierde su naturaleza de hacer y permanece en la forma de ser, y en consecuencia es de naturaleza de no hacer (akriya) o inacción (nishkriya). En tanto nuestro poder de atención moraba en la segunda y tercera personas era llamado la mente o “el intelecto”, y al hecho de que atendiera a éstas se le llamaba un esfuerzo (kriya) o una acción (karma). Sólo aquello que hace la mente es una acción. No obstante, por otro lado, en cuanto la atención queda fijada sobre la primera persona (o el Ser) ésta pierde sus nombres bajos como mente, intelecto o sentido del ego. Más todavía, esta atención no es ya más una acción, sino inacción (akarma) o el estado de “estar quieto”. Por eso la mente que atiende al Ser ya no es mente; es el aspecto de conciencia del Ser (atma-chit-rupam). Asimismo, en tanto atienda a la segunda y tercera personas (el mundo), la mente no es el aspecto de conciencia del Ser; es la mente, la forma reflejada de la conciencia (chit-abhasa-rupam). De aquí que, al no ser un esfuerzo o quehacer (kriya), la atención en el Ser no es una acción (karma). Esto quiere decir que sólo el Ser realiza al Ser, no lo hace el ego.

La mente que ha adquirido un ardiente deseo por la atención en el Ser, la cual es la indagación del Ser, se dice que es la mente plenamente madura. Como ahora ésta no está inclinada en absoluto a poner su atención en ninguna segunda o tercera persona, se puede decir que ha alcanzado el pináculo de la ausencia de deseo (vairagya), porque ¿no pertenecen sólo a la segunda y tercera personas todos los tipos de deseos y apegos? Como esta mente, la cual ha entendido muy bien que la conciencia que brilla como “yo” es la única fuente de felicidad plena y real, busca ahora al Ser a causa de su anhelo natural por la felicidad, este intenso deseo de atender al Ser es de hecho la más alta forma de devoción (bhakti). Exactamente esta atención al Ser por parte de la mente, que de este modo madura en plenitud por medio de tal devoción y ausencia de deseo, es lo que debe llamarse la indagación “¿Quién soy yo?” que enseñó Bhagavan Sri Ramana. Bien; ¿al menos una mente así madura que ha llegado al sendero de Sri Ramana no realizará al Ser aceptando de buena voluntad dedicarse a la atención en el Ser? No, no; la mente ha iniciado el camino hacia su destrucción. Al aceptar cometer suicidio, coloca su cuello (mediante la atención en el Ser O autoatención) en el cadalso donde va a ser sacrificada. ¿Cómo? Sólo mientras atendía a la segunda y tercera personas tuvo el nombre de mente, pero tan pronto como comienza la atención en el Ser se pierden su nombre y forma (su nombre de mente y su forma de pensamientos). De esta manera, no podemos ya decir que la mente efectúa la atención o la indagación en el Ser. Ni es la mente la que atiende al Ser ni es la espontánea y natural atención al Ser del aspecto de conciencia del Ser (atma-chit-rupam), el cual no es la mente, que es una actividad.

Sería, entonces, una patente mentira
si un hombre dijera que ha realizado al Ser
ahondando en su interior
al iniciar la indagación apropiada.
¡No para el conocimiento sino para la muerte
es que vale el inútil ego!
Sólo mediante Arunachala, el Ser,
es que se conoce al Ser.
        Sri Arunachala Venba, verso 39

El sentimiento “yo soy” es la experiencia común a todos y cada uno; en ésta, “soy” es conciencia o conocimiento. Este conocimiento no es de algo externo, es el conocimiento de uno mismo; esto es chit. Esta conciencia es “nosotros”. “Nosotros somos verdaderamente conciencia”, dice Sri Bhagavan en el verso 23 de Upadesha Undhiyar. Ella es nuestro ser (es decir, nuestra verdadera exisencia) o sat. Se le llama “aquello que es”. De esta manera, en “yo soy” “yo” es existencia (sat) y “soy” es conciencia (chit). Cuando el Ser, nuestra naturaleza de existencia-conciencia (sat-chit-swarupam) en vez de brillar sólo como la conciencia pura “yo soy” lo hace mezclado con algún atributo adjunto (upadhi) como “yo soy un hombre”, “yo soy Rama”, “yo soy esto o aquello”, entonces esta conciencia mezclada es el ego. Tal conciencia sólo puede surgir al hacerse de un nombre y una forma. Cuando sentimos “yo soy un hombre”, “yo soy Rama”, “yo estoy sentado” “yo estoy acostado”, etcétera, ¿no resulta claro que hemos tomado equivocadamente al cuerpo como “nosotros” y que hemos asumido su nombre y condición como “yo soy esto” y “yo soy así”? El sentimiento “esto y así” que ha surgido ahora mezclado con la conciencia pura “yo soy” (sat-chit) es lo que se llama pensamiento. Este es el primer pensamiento.

El sentimiento “yo soy un hombre, yo soy esto o eso” no es más que un pensamiento; pero la conciencia “yo soy” no es un pensamiento; es la naturaleza misma de nuestro “ser”. La conciencia mezclada “yo soy esto o aquello” es un pensamiento que surge de nuestro “ser”. Sólo después de la aparición de este pensamiento ―la conciencia mezclada (la primera persona)― pueden cobrar existencia todos los otros pensamientos, que son el conocimiento de la segunda y tercera personas.

Sólo si existe la primera persona
existirán la segunda y la tercera...
        Ulladhu Narpadhu, verso 1

Esta conciencia mezclada, la primera persona, se llama nuestro “surgimiento” o el surgimiento del ego. Esta es la primera actividad o producto mental (adi-vritti). En consecuencia:

Pensar es una actividad mental (vritti);
pero ser no es una actividad mental...
        Atma Vichara Patikam, verso 1

La existencia-conciencia pura “yo soy” no es un pensamiento; esta conciencia es nuestra naturaleza; “yo soy hombre” no es nuestra conciencia pura; es sólo nuestro pensamiento. Entender de este modo la diferencia entre nuestro “ser” y nuestro “surgir” (esto es, entre existencia y pensamiento), antes que todo, es esencial para los aspirantes que emprenden la indagación “¿Quién soy yo”.

Bhagavan Sri Ramana aconsejó que la indagación en el Ser se hiciera ya sea en la forma “¿Quién soy yo?” o en la forma “¿De dónde soy yo?” Al escuchar estas dos oraciones interrogativas, muchos aspirantes han sostenido hasta hoy diversas opiniones respecto de ellas y se han confundido acerca de cuál de ellas deben practicar y cómo hacerlo. Incluso entre aquellos que consideran que ambas son una y la misma, hay muchos que tienen sólo una comprensión superficial y no han analizado en profundidad de qué manera son lo mismo. Algunos que intentan seguir la primera forma simplemente empiezan a repetir como loros, oral o mentalmente, “¿Quién soy yo?, ¿quién soy yo?” como si fuera un mantra-japa. ¡Esto es por completo incorrecto! Hacer japa de “¿Quién soy yo?” de esta forma está tan mal como meditar o hacer japa acerca de las mahavakyas tales como “Yo soy Brahman” y otras, echando a perder con ello el propósito mismo para el que éstas fueron reveladas. El propio Sri Bhagavan dijo muchas veces: “«¿Quién soy yo?» no está hecho para la repetición (japa)”. Algunas otras personas, pensando que siguen la segunda forma interrogativa, “¿De dónde soy yo?”, intentan concentrarse en el lado derecho del pecho (donde imaginan que se encuentra algo como un corazón espiritual), esperando una respuesta como “Yo provengo de aquí”. Esto no es de ninguna manera mejor que el antiguo método de meditar en cualquiera de los seis centros yóguicos (shad-chakras) que hay en el cuerpo, pues, ¿pensar en algún lugar del cuerpo no es simplemente una atención a la segunda persona (una atención objetiva)? Antes de que comencemos a explicar la técnica de la indagación del Ser, ¿no es de la mayor importancia eliminar todas estas concepciones erróneas? Veamos, por lo tanto, cómo deben eliminarse.

En sánscrito, los términos atman y aham significan ambos “yo”. En consecuencia, atma-vichara indica una atención que busca la respuesta a la pregunta “¿Quién es este yo?” Esto podría llamarse mejor atención al yo, atención al Ser o morar en el Ser. La conciencia “yo” que de esta forma se indica aquí es el sentimiento de primera persona. Sin embargo, como ya hemos dicho, debe entenderse que la conciencia mezclada con atributos como “yo soy esto” o “yo soy aquello” es el ego (ahankara) o alma individual (jiva), mientras que la conciencia pura, sin mezcla, privada de atributos y que brilla sola como “Yo-Yo” (o “Yo soy lo que soy”) es el Ser (atman o Atma), el Absoluto (Brahman) o Dios (Ishwara). ¿No equivale esto a decir, entonces, que la conciencia de primera persona, yo, puede ser ya sea el ego o el Ser? Como toda la gente por lo general considera que el sentimiento de ego (“yo soy el cuerpo”) es el yo, al ego se le da también el nombre de “ser” (atman) y aun ahora algunas escrituras lo llaman “ser individual” (jivatma). Es sólo por esta razón que incluso la atención al ego, “¿Qué es él?” o “¿Quién es él?”, es llamada también por las escrituras indagación del Ser (atma-vichara). Con todo, ¿no es claro que el Ser, la conciencia-existencia, no necesita hacer ninguna indagación ni puede ser sometido a ella? Sólo con el propósito de rectificar este defecto fue que Sri Ramana la llamó “¿Quién soy yo?” más que usar el antiguo término de “indagación del Ser” (atma-vichara). El ego, el sentimiento de yo que la gente toma por lo general como la conciencia de primera persona, no es la real conciencia de primera persona; sólo el Ser es la verdadera conciencia de primera persona. Cuando uno indaga en este ego, qué o quién es él, éste desaparece porque en realidad es inexistente, y el indagador, no teniendo más que hacer, se establece en el Ser como Ser.

Ya que esta falsa conciencia de primera persona aparece, surgiendo desde el Ser, ella debe tener un lugar y un momento para aparecer o surgir. Por lo tanto, la pregunta “¿De dónde soy yo?” significa sólo “¿De dónde (de qué lugar) surge el ego?” Sólo para el ego puede haber un lugar donde surja; pero para el Ser, ya que éste no aparece ni desaparece, no pueden existir ni un lugar ni un momento en particular.

Cuando se analiza, sólo nosotros ―la siempre conocida Cosa existente― somos; entonces, ¿dónde está el tiempo y dónde el espacio? Si nosotros somos (tomándolo erróneamente) el cuerpo, estaremos envueltos en el tiempo y el espacio; pero, ¿somos el cuerpo? Ya que somos el Uno, ahora, ayer y siempre, ese Uno en el espacio, aquí, allá y en todas partes (4), ¡sólo nosotros ―el Ser sin tiempo y sin espacio― somos!
        Ulladhu Narpadhu, verso 16

Así lo dijo Sri Bhagavan. Por lo tanto, indagar “¿De dónde soy yo?” es indagar “¿De dónde es (proviene) el ego?” La pregunta “¿De dónde vengo yo?” será aplicable únicamente al surgimiento del ego, el cual está condicionado por el tiempo y el espacio. El significado que Bhagavan espera que nosotros entendamos en la expresión “¿De dónde?” o “¿De qué lugar?” es el de “¿Desde qué?” Cuando la tomamos en este sentido, en vez de que la respuesta se refiera a un lugar o un tiempo, solamente se experimenta como respuesta la existencia del Ser, “nosotros”, la Cosa (vastu). Si, por otro lado, anticipamos un lugar como respuesta a la pregunta “¿De dónde?”, se experimentará dentro del cuerpo un lugar, condicionado por el tiempo y el espacio, “dos dedos a la derecha del centro del pecho” (como lo dice el verso 18 de Ulladhu Narpadhu, Anubandham). Sin embargo, esta experiencia no es la esencial ni absoluta, porque Sri Bhagavan afirmó positivamente que el Corazón (hridayam) es en verdad la conciencia del Ser, el cual es intemporal, sin espacio, sin forma y sin nombre.

El que piensa que el Ser (o Corazón)
está dentro del cuerpo insensible,
cuando en realidad el cuerpo está dentro del Ser,
es igual a aquel que piensa que la pantalla,
que sostiene a la película, está dentro de la película.
        Ekatma Panchakam, verso 3

Encontrar un lugar en el cuerpo como el punto de surgimiento del ego en respuesta a la pregunta “¿De dónde?” no es el objetivo de las enseñanzas de Sri Bhagavan, ni es el fruto que se ha de ganar mediante la indagación del Ser. Sri Bhagavan enunció con claridad el objetivo de su enseñanza y el fruto por ganar con la búsqueda del lugar de origen del ego en los términos siguientes:

Cuando se busque en el interior
«¿Cuál es el lugar desde donde surge como yo?»,
«yo» (el ego) morirá.
Esta es la indagación del Ser (jñana vichara).
        Upadesha Undhiyar, verso 19

Por lo tanto, el resultado al que se aspira cuando se busca el lugar de nacimiento del ego es la aniquilación de ese ego y no la experiencia de un lugar en el cuerpo. Algunas personas inmaduras, incapaces de tener al menos un entendimiento intelectual (paroksha jñana) acerca de la naturaleza del Ser, que brilla él solo como la Cosa única, no dual, no limitada por el tiempo y el espacio (de hecho desconectado absolutamente de éstos), no limitado ni siquiera en la forma “Brahman está en todas partes, Brahman está en todo el tiempo, Brahman está en todas las cosas”, plantean siempre esta pregunta: “¿Cuál es el lugar del Ser en el cuerpo?”, y sólo como respuesta a esas personas es que las escrituras, y algunas veces incluso Sri Bhagavan, tuvieron que decir: “...dos dedos a la derecha del centro del pecho está el corazón” (5). De aquí que este lugar del corazón (hridaya-stanam) no sea la Realidad última o absoluta. En este punto el lector puede remitirse a El evangelio de Maharshi, Libro II, capítulo IV, “El corazón es el Ser” (8ª edición, 1969, páginas 68-72, 9ª edición, 1979, páginas 72-76).

Así pues, poner la atención en uno mismo en la forma “¿De dónde soy yo?” es indagar en el ego, el “yo que aparece”. No obstante, mientras inquirimos “¿Quién soy yo?” hay algunos aspirantes que consideran al sentimiento de “yo” como su “ser” (existencia) y no como su “yo que aparece”. Si se practica de este modo, eso es atención al Ser. Sólo para que se entienda con claridad la diferencia entre estas dos formas de indagación es que se explicó al principio de este capítulo la diferencia entre nuestro “aparecer” y nuestro “ser”. Al igual que Bhagavan (en las últimas líneas del primer verso de bendición de Ulladhu Narpadhu) explica el significado correcto del término “meditación en Brahman” (Brahma-dhyana) usado hasta ahora por las escrituras en el sentido de “morar en el Corazón como él es” (es decir, permanecer como el Ser es la mejor forma de meditar en él), así también se explica aquí que el significado correcto del término “indagación del Ser” (atma-vichara) es “dirigirse hacia el Ser” (o atender al Ser).

En alguna de estas dos clases de indagación (“¿Quién soy yo?” o “¿De dónde soy yo?”), puesto que la atención del aspirante se enfoca sólo sobre él mismo, finalmente no se experimentará ninguna otra cosa más que el Ser (atman), el cual es el verdadero significado de la palabra “yo”. Por lo tanto, el resultado final de ambas indagaciones es el mismo. ¿Cómo? El aspirante que busca indagar “¿De dónde soy yo?” está siguiendo el ego, cuya forma es “yo soy esto o aquello”, y al hacerlo así, el atributo “esto y aquello”, que no tiene existencia real, muere en el proceso, y de este modo el aspirante permanece estabilizado en el Ser, el “yo soy” que sobrevive. Por otro lado, el aspirante que indaga “¿Quién soy yo?” se sumerge sin esfuerzo en su existencia natural y verdadera (el Ser), la cual siempre brilla como “Yo soy lo que soy”. Por lo tanto, ya sea que se lleve a cabo en la forma “¿De dónde soy yo?” o como “¿Quién soy yo?”, lo absolutamente esencial es que la indagación del Ser debe proseguirse hasta el final. Aún más, para los aspirantes sinceros no es necesario nombrar de antemano el sentimiento “yo” ya sea como ego o como Ser, pues, ¿hay en el aspirante dos personas, el ego y el Ser? Decimos esto porque, ya que cada uno de nosotros tiene la experiencia “yo soy uno solo y no dos”, no se debe dar lugar a un sentimiento dual imaginario ―un “yo” en busca de otro “yo”― diferenciando el ego y el Ser como ser inferior y ser superior.

Pregunta Sri Bhagavan:

...¿hay dos seres, uno de los cuales
debe ser un objeto conocido por el otro?
No, pues la auténtica experiencia de todos es «yo soy uno».
        Ulladhu Narpadhu, verso 33

Así pues, es suficiente con que nos aferremos ininterrumpidamente al sentimiento “yo” hasta el final. Esta atención al sentimiento “yo”, la experiencia cotidiana común a todos, es lo que se quiere decir con atención al Ser. Para aquellos que aceptan como su conocimiento básico la conciencia “yo soy el cuerpo” (jiva bhava), siendo incapaces de dudar de su existencia (la del ego), se adapta bien el emprender la atención en el Ser (es decir, realizar la indagación en el Ser) en la forma “¿De dónde soy yo?” Por otro lado, para aquellos que en lugar de asumir que tienen la individualidad (jiva bhava) tal como “yo soy esto” o “yo soy así o así”, ponen su atención de este modo: “¿Qué es este sentimiento que brilla como «Yo soy»?”, el sentimiento “yo” se adapta para fijarlo en la atención en el Ser en la forma “¿Quién soy yo?” Algo de lo que es importante estar seguro durante la práctica (sadhana) es que nuestra atención se dirija sólo hacia el “yo”, el sentimiento de la primera persona del singular.

Capítulo 7 de “El Sendero de Sri Ramana”. Primera parte. Escrito en tamil por Sri Sadhu Om. Traducido por Michael James
Notas:
  1. La práctica de ser testigo de los hechos y pensamientos, la cual recomiendan mucho en nuestros días conferencistas y escritores, nunca la recomendó Bhagavan en lo mínimo. De hecho, siempre que se le preguntaba qué se debía hacer cuando surgían los pensamientos (esto es, cuando la atención se desviaba hacia una segunda o tercera persona) durante la práctica del sadhana, él siempre respondía lo que contestó en “¿Quién soy yo?” cuando Sri Shivaprakasam Pillai le preguntó: “Si surgen otros pensamientos, uno debe indagar «¿Para quién surgen?» sin intentar completarlos. ¿Qué importa cuántos pensamientos surjan? Si en el momento preciso en que aparece cada pensamiento uno inquiere cuidadosamente «¿Para quién surge ese pensamiento?», lo que se sabrá en respuesta es: «Para mí (yo)». Si después uno indaga «¿Quién soy yo?», la mente (nuestro poder de atención) se volverá (del pensamiento) hacia su fuente (el Ser)”. Lo que es más, cuando él dice adelante, en la misma obra, “No atender a lo que es otra cosa (o sea, a cualquier segunda o tercera persona) es el no apego (vairagya) o la ausencia de deseo (nirasa)”, entendemos con claridad que atender (atestiguar, cuidar, observar o ver) cualquier otra cosa que no sea el Ser es en sí mismo apego, y cuando entendemos así, comprendemos qué vacías e imprácticas son estas instrucciones como “Observa todos los pensamientos y hechos con desapego”, o “Sé testigo de tus pensamientos pero no te apegues a ellos”, que es lo que enseñan los llamados gurús de la actualidad.
  2. Por esto es que los aspirantes que quieren destruir los malos pensamientos como lascivia, ira, etcétera, luchan contra ellos y por tanto piensan en ellos, fracasando en su intento, mientras que los aspirantes que indagan el Ser y prestan toda su atención al Ser, con indiferencia hacia estos malos pensamientos, los evaden fácilmente.
  3. Un relato tradicional habla de un médico que receta una medicina a un paciente con la condición de que la tome solamente sin pensar en un mono; pero el paciente no podía tomar la medicina bajo esta condición, pues cada vez que intentaba hacerlo la idea del mono surgía en su mente.
  4. El tiempo y el espacio existen en nosotros (el Ser) en apariencia, pero nosotros no estamos en ellos ni somos limitados por ellos. La experiencia del jñani es sólo “yo soy” y no “yo soy en todas partes y en todo momento”.
  5. Vale la pena observar que la referencia a la ubicación del corazón “dos dedos a la derecha del centro del pecho” no está incluida en Ulladhu Narpadhu (los cuarenta versos principales), donde se dan las enseñanzas originales y directas de Sri Bhagavan, sino sólo en Ulladhu Narpadhu, Anubandham (los cuarenta versos suplementarios), debido a que ésta es meramente una de las verdades diluidas que las escrituras, de manera condescendiente, responden como concesión a la debilidad de los aspirantes inmaduros. Más aún, estos dos versos, 18 y 19, no son composición original de Sri Bhagavan sino sólo traducción de una obra en malayalam titulada Ashtanga Hridayam, que incluso no es un texto espiritual sino únicamente médico. Igual debe notarse que estos dos versos no recomiendan en absoluto, ni mencionan siquiera, la práctica de concentrar la atención en este punto del cuerpo, dos dedos a la derecha del centro del pecho. En realidad en ningún lugar —ni en sus obras originales, ni en sus traducciones de otras obras ni en alguna de sus conversaciones con los devotos, grabadas por éstos— Bhagavan recomendó alguna vez esta práctica (pues la meditación sobre el lado derecho del tórax o sobre cualquier otra parte del pasajero, insensible y ajeno cuerpo no es sino atención a una segunda persona, un objeto distinto al “yo”), y cuando alguien preguntaba al respecto, de hecho la condenaba siempre (ver Conversaciones con Sri Ramana Mabharshi, 273).
Fuente: Sri Sadhu Om. La indagación del Ser - El camino de Sri Ramana (Yug, 2012)