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Extractos - Sri Sadhu Om

Sadhanai Saram

Sadhanai Saram

Por Sri Sadhu Om

Los siguientes cuatro poemas son traducción de algunos versos del
Sadhanai Saram, una obra en tamil de Sri Sadhu Om.

A) Atma Vichara Patikam
(Once versos sobre la Indagación del Ser)

1. Pensar es una actividad mental (vritti); ser no es una actividad de la mente. Si se indaga “¿Quién piensa?”, el pensamiento se acabará. Aunque los pensamientos no existan, ¿no existes tú? Morar de este modo en la fuente de los pensamientos es el estado de permanencia en el Ser. Sé de este modo.

2. El que piensa es el alma individual (jiva); el que existe es el Supremo (Brahman). Si el pensador piensa con gran amor en Eso que está quieto, este pensamiento, el amor de ser, se volverá el pensamiento libre de pensamientos, el cual acaba con todo el proceso de pensamiento. Cuando, de esta manera, el pensador muere junto con todos sus pensamientos, permanecer sobreviviendo a él es la unión con el Supremo (shiva-sayujyam).

3. El que piensa “yo (soy así y asá)” es él mismo uno más entre los pensamientos. De todos los pensamientos, “yo (soy así y asá)” es el primero. El jiva que piensa “yo (soy así y asá)” es solamente nuestro reflejo, porque nosotros nunca pensamos “yo (soy esto o aquello)” cuando brillamos como Eso (el Supremo).

4. Este pensamiento “yo (soy el cuerpo)” no existe en el sueño profundo. Este pensamiento “yo (soy el cuerpo)” no existe en el verdadero estado de jñana tampoco. Ya que éste surge y se escapa entre (estos dos estados), este “yo” es irreal, de ahí que este “yo” sea sólo un pensamiento.

5. El crecimiento de este pensamiento “yo” es de hecho el crecimiento de la aflicción. Este pensamiento “yo” es al que se le llama el ego. Se debe sólo a la falta de indagación el que este “yo” haya llegado a existir y esté floreciendo. Si, en vez de favorecerlo, se indaga “¿Quién es este yo?”, ese pensamiento desaparecerá perdiendo su existencia.

6. La segunda y tercera personas (los objetos) sólo viven gracias a la base, la primera persona (el sujeto o ego). Si la mente inconstante se dirige hacia la primera persona éste se volverá inexistente y entonces brillará Eso que existe realmente. Este Ser indestructible, real, es jñana.

7. Pensar en la segunda y la tercera personas es una verdadera tontería, porque al pensar en ellas las actividades mentales (manovrittis) se fortalecerán. (Por otro lado), atender a la primera persona es igual a suicidarse, porque únicamente al indagar en la primera persona el ego mismo morirá.

8. Poner la atención en la segunda y tercera personas en lugar de dirigirse hacia la primera persona y poner la atención en ella es un acto basado sólo en la ignorancia. Si preguntas: “Entonces, ¿la atención al ego no es también una atención basada en la ignorancia? Si es así, ¿por qué debo poner la atención en este «yo»”, entonces escucha:

9. La razón por la que este “yo” muere cuando se indaga “¿Qué soy yo?” es como sigue: este pensamiento “yo” es un rayo reflejado de jñana (el Ser) (y sólo él está conectado de manera directa con el Ser, mientras que los otros pensamientos no); (así) cuando la atención se profundiza más y más en el rayo del “yo”, su longitud decrece cada vez más, y cuando el rayo del “yo” muere, lo que entonces brilla como “yo” es jñana.

10. No efectúes ninguna acción pensando: “Yo debo hacer esto”. Tú no haces nada; (porque) ¡tú eres simplemente nada! Si, conociendo primero esto, evitas que surja el sentimiento de hacedor, todas las cosas serán bien hechas por él y tú permanecerás en una paz imperturbable.

11. Cuando analizamos “¿Qué es real?”, descubrimos que nada en el mundo lo es; únicamente el Ser es real (satyam). Por lo tanto, renunciemos a todas las cosas y permanezcamos siempre imperturbables como la realidad (sat). Sólo esto es el servicio que nos prescribió Sri Ramana, nuestro Señor eterno.

 

B) Yar Jñani?

1. ¿Es la mente la que decide “él es un jñani, él no es un jñani”, esto es conocimiento, esto es ignorancia? ¡El jñani (el conocedor del Ser) es sólo uno! Por ello, incluso el jñani visto por la mente ignorante, la cual ve a los jñanis como más de uno, es un producto de esa mente ignorante.

2. Tú mismo eres un simple pensamiento; por lo tanto, aquel al que tú consideras un mahatma (un jñani) no es sino uno de tus pensamientos. ¿Cómo puede entonces tal pensamiento ilusorio ser un atma-jñani, el Supremo? Debes entenderlo de este modo.

3. Decir “Él es grande, él es un jñani, yo lo sé”, es erróneo. Incluso decir “Todos son jñanis” es erróneo, porque tener la visión de que mucha gente existe es un signo de ignorancia. Sólo hay uno que existe, y Eso eres tú. ¡Debes saberlo así!

4. Desde el punto de vista del jñani no existe ningún ignorante. (De igual forma, no puede haber nunca un jñani desde el punto de vista de un ignorante). El ignorante simplemente llama al cuerpo del jñani “un jñani”. Viendo de esta forma al jñani, el ajñani se vuelve alguien que ha visto incluso al jñani como un ajñani.

5. No importa cuántos mahatmas visites, ni tampoco si ellos demuestran poseer los ocho poderes ocultos; sabe que el verdadero mahatma es solamente aquel que vuelve su atención hacia el Ser, aconsejando: “No des importancia a estos malabarismos: vuélvete hacia el interior”.

6. Deja que este atma (hombre), que va a los Himalaya y a los bosques de allí en busca de los mahatmas, se vuelva primero un sukhatma (feliz, bienaventurado) por ir hacia su interior indagando “¿De dónde soy yo?” Después descubrirá que todos los mahatmas que aparecen ante él son su propio Atma (el Ser). Así habló Sri Ramana.

7. Conocer a los jñanis antes de conocer el propio Ser de uno no es posible de ninguna manera. Por lo tanto, mantente firme en el único esfuerzo que vale la pena, el de destruir el sentimiento “yo soy un alma (jiva) individual”.

8. Así pues, si surge otra vez en ti el pensamiento de querer saber si alguien es un jñani o un ajñani, recházalo de inmediato y con intenso anhelo fija tu atención, mediante la indagación “¿Quién soy yo?”, en la fuente de donde ese pensamiento ha surgido.

9. Desiste del intento de saber si fulano o mengano es un jñani o un ajñani e indaga: “¿Quién es el que sabe que fulano o mengano existe?” La respuesta será: “Yo”. Si continúas indagando “¿Quién es este yo?”, aparecerá entonces sólo el real jñani (como “yo soy el que yo soy”).

10. Deja que cualquiera sea un jñani, ¿qué es eso para ti? Hasta que y a menos que conozcamos nuestro Ser, aquello no nos será de ningún provecho. Si lo analizamos, descubriremos que el propio jñana es el jñani. No es una forma humana, él es en verdad el supremo Espacio (de la Conciencia), y nosotros somos eso.

11. Por ende, mediante la indagación, destruye la mente que intenta saber “éste es un jñani, aquél es un jñani”. Así, es apropiado saber, por medio del Silencio, que jñana (la Conciencia), la cual nunca aparece como “yo soy éste” o “yo soy aquél”, es en sí mismo el jñani.

 

C) Sandehi Yarendru Sandehi
(Duda Del Que Duda)

1. ¿Qué prefieres tú: una respuesta satisfactoria a las dudas que surjan o un estado en el cual ya no surjan dudas? El sabio recomendará únicamente el volverse conocimiento puro, en el cual no hay lugar a que surjan dudas.

2. Aun cuando las dudas que surgen son aclaradas por una respuesta adecuada, otras aparecerán de nuevo en tu mente. Si no te agrada tener otra vez una molestia de esa clase, indaga en tu interior preguntando: “¿De dónde brota esta duda?”

3. Las dudas que pueden surgir sólo se referirán a la existencia de cosas diferentes a uno mismo; nunca puede surgir una duda acerca de la propia existencia de uno. Si confundimos nuestra existencia con la existencia del cuerpo, entonces surgirán dudas sobre el mundo y sobre Dios (las cuales cobran existencia sólo cuando surge la errónea identificación “yo soy el cuerpo”); pero si sabemos que nuestra existencia es el Ser, la única existencia, no surgirá ninguna duda.

4. Antes de que se aclare la duda “¿yo soy este cuerpo, o soy alguna otra cosa?”, ¿por qué habría uno de plantear dudas relativas a otras cosas (tales como el mundo y Dios)? Sabe que la única pregunta (duda) permitida a los verdaderos aspirantes es inquirir en su interior “¿Quién soy yo?”

5. Cualquier duda que llegara a surgir, no puede hacerlo sin que surjas tú ―lo primero en haber surgido―, que eres quien ha dado surgimiento a esa duda. Por lo tanto, la duda primordial, la de no saber quién eres tú, es la raíz de todas las dudas.

6. En tanto esta duda básica no sea aclarada, el responder a todas tus otras dudas será sólo como podar las ramas de un árbol, pues aquéllas brotarán una y otra vez. Sin embargo, si se corta la raíz, no volverán a salir.

7. Las dudas respecto de la realidad del mundo y de Dios surgen solamente a causa de nuestra falla en no conocer la realidad de nosotros mismos. Cuando nuestra propia realidad brilla como el Ser, sin ninguna otra cosa, ¿qué duda podría surgir?

8. Durante el sueño profundo no surgen las dudas. Cuando termina el sueño profundo, surge de ahí alguien, como si fueras tú. Este “tú” que está ahora aquí (en el estado de vigilia) es el que duda. Éste no existía en el sueño profundo, pero tú sí existías ahí. Por lo tanto, tú (el que existe aun en el sueño profundo) no eres el que duda.

9. El que duda existe sólo en el estado de vigilia y en el de sueño con sueños; en el sueño profundo sin sueños deja de existir. Tú, el que existías (en el sueño profundo), ¿tuviste alguna duda? Tú, el que existes (aun en el sueño profundo), eres Eso (Brahman o el Ser).

10. La existencia misma del que duda es dudosa; pero tu existencia es la indudable existencia absoluta. El que aparece como “yo soy el cuerpo” es el que duda; pero tú eres el Espacio de jñana; ¿qué otra cosa hay ahí que tengas que conocer?

11. Ésta es la razón por la que el misericordioso Señor Ramana, el jñana encarnado, quien me aceptó como algo suyo, contestaba así a muchas de las preguntas de sus discípulos sinceros: “Duda de esta manera: «¿Quién es el que duda haciendo estas preguntas?»”.

 

D) Japa

1. La firme concentración en un solo punto no es el único beneficio por ganar al efectuar la repetición del divino nombre de Dios. El beneficio principal es la completa entrega de uno mismo a Dios en razón de un enternecedor y desbordante amor por él.

2. Recordar una vez el nombre de Dios con una mente concentrada (dirigida a un solo punto) es más valioso que hacer diez mil millones de japas con una mente vacilante. Llamar a Dios aunque sea una sola vez pronunciando (mental u oralmente) su nombre con sincero amor es más valioso que hacer diez mil millones de repeticiones con una mente quieta (concentrada en un solo punto).

3. Mientras se pronuncia (ya sea mental u oralmente) el nombre de Dios, hay una cosa que es esencial que forme parte de esa práctica: el amor. Si uno sabe bien cómo poner amor en el japa, esto le concederá no sólo concentración firme de la mente, sino también inmortalidad.

4. Unir el amor con el nombre de Dios es ofrecerse por completo a él. ¿Cómo? “Nosotros” somos amor y “el nombre de Dios” es él mismo. De este modo, funciona aquí el principio de la entrega, en razón del cual se obtiene el estado de Ser.

5. El japa meritorio puede clasificarse en dos categorías: jñana japa y bhakti japa. “Yo, yo” (o “Yo soy” o “Yo soy lo que yo soy”) es jñana japa, y nama japa (es decir, la repetición del nombre de Dios incluso una sola vez) llena de amor es bhakti japa. El que hace jñana japa intenta conocer el verdadero significado de la palabra “yo”, mientras que el que hace bhakti japa se derrite en amor.

6. La mente que atiende al verdadero significado de la palabra “yo” por medio de jñana japa muere en el Ser, perdiendo su individualidad. La mente que abraza el nombre de Dios, quien es Conciencia pura -(chit), con amor que consume (por medio de bhakti japa) se transforma en la forma ininterrumpida de la bienaventuranza, no puede permanecer como una entidad separada.

7. Jñana japa concede al que indaga toda la ayuda y guía que necesita. Bhakti japa hace que el devoto se una con Dios. Si en una persona surge de modo natural el amor hacia cualquiera de estas dos formas de japa, esa forma particular será apropiada para que la persona la adopte.

8. Nuestro divino Maestro, Atma-Ramana, nos dio sólo dos caminos: la indagación del Ser ―o autoindagación― (el sendero del conocimiento o jñana marga) y la entrega (el sendero del amor o bhakti marga). En consecuencia, sabe que, de acuerdo con estos dos caminos, japa es también de dos clases. Sigue cualquiera de ellas y alcanza la meta (el morar en el Ser, el estado de ausencia de ego).