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Extractos - José Miguel Ruiz Valls

Los tres caminos

Por José Miguel Ruiz Valls
José Miguel Ruiz Valls

El ego es incapaz de "ver" unidad pues, por encima de todo, "cree" en la separación. Por eso, su "pasatiempos" consiste en separar/diseccionar/diferenciar todo aquello que "cree" percibir, clasificándolo en innumerables categorías y subcategorías, en un interminable proceso de ramificación que la aleja, cada vez más, del tronco común.

La "madre" de todas las clasificaciones que hace la mente se llama "dualidad", y consiste en encontrarle a todo su "opuesto" o su "contrario", y así, santifica que el odio es lo contrario del amor, la verdad es lo contrario de la mentira, el bien es lo contrario del mal...

Pero es fácil darse cuenta de que, más allá de la antinomia frío/calor, existen innumerables grados intermedios (Curiosamente, los mismos científicos, hablan de "grados de calor"). Por tanto, desde el punto de vista "dual", existen dos percepciones distintas, en conflicto, llamadas frío y calor, mientras que, desde el punto de vista "no dual", existe una sola percepción que se gradúa de más calor a menos calor, siendo el frío absoluto, no lo contrario del calor, sino su ausencia. (Pensando dualmente dirías "tengo calor" y pensando no dualmente dirías "la temperatura es de 45º", con lo que se puede observar con claridad que el pensamiento dual reduce la información, y con ello, la percepción).

El mismo razonamiento puede aplicarse a la antinomia vida/muerte. Desde un punto de vista "dual", o se está vivo o se está muerto, no hay más. Pero desde un punto de vista "no dual", la vida y la muerte no existen en términos absolutos, no son percepciones distintas y contrarias... Quién no ha dicho alguna vez ¡Hoy me siento más vivo que nunca!

Queda claro que podemos percibirnos más o menos vivos (O más o menos muertos) y también queda claro que fue una grata experiencia sentirse "más vivo"... Siendo así, ¿Quién en su sano juicio no querría aumentar su "vitalidad"?... ¿Quién no querría aumentar su alegría?

El ego es incapaz de "ver" vida, pues "cree" en el pasado, y en el pasado percibe LO QUE YA NO ES, lo muerto. Y "cree" también en el futuro, y en el futuro percibe muerte, LO QUE YA NO SERÁ ... El ego dice ¿Cómo puedo sentirme alegre, "sabiendo" que voy a morir?... Pero el ego no sabe lo que es la muerte porque no sabe lo que es la vida (Pensando dualmente, si no sabes lo que es el calor no puedes saber lo que es el frío). Por tanto, para saber lo que es la vida, hay que pasar por encima del ego, trascenderlo, "tomando consciencia" de que el presente es el único "momento" en el que está sucediendo LO QUE SÍ ES, el único momento en el que es imposible percibir LO QUE NO ES.

En mis experiencias, he hallado tres caminos que llevan a "aumentar el nivel de consciencia", es decir, a aumentar "la percepción de la vida", es decir, a "sentirse más vivo", es decir a "sentirse más alegre", y son el conocimiento, la pobreza y el sufrimiento.

El camino del conocimiento es el más voluntario. Consiste en plantear una pregunta para hallar la respuesta, y con la respuesta hallada plantear una nueva pregunta. Esto bien puede hacerse en solitario (Introspección) o en compañía (Debate), y puede ser de ayuda cualquier experiencia ajena (Como este texto) siempre que se tenga la precaución de no "creerlo", bien entendido que sólo sabrás aquello que experimentes por ti mismo. El camino acaba cuando el ego no puede hallar la respuesta a la pregunta formulada. Entonces se rinde ante su propia impotencia, se calla, y permite observar lo que hay detrás.

El camino de la pobreza es menos voluntario. Por pobreza no hay que entender sólo la falta de dinero. Todo lo material es una expresión de pobreza, pues todo lo material es perecedero. Una enfermedad "grave", o el mismo proceso de envejecimiento del cuerpo, te permiten "darte cuenta" de lo efímero que es y de lo ilusorios que son tus pensamientos. Entonces el ego se rinde, ante su propia impotencia, se calla, y permite observar lo que hay detrás.

El camino del sufrimiento es el camino subsidiario. Es el camino reservado para quienes no quieren aceptar los dos caminos anteriores. Es nuestro "seguro", nuestra garantía, para no perdernos entre las ramas de este árbol mental que estamos "fabricando"; por tanto, no hay que verlo como algo "malo", ni mucho menos. Es el camino del "pecador", entendido éste como el que persiste en sus errores, los cuales le llevan a sufrir hasta que no puede más; y es entonces cuando su ego se rinde impotente, se calla, y permite observar lo que hay detrás.

Y ahora que lo hemos explicado de un modo que se puede entender mentalmente, olvidémonos de clasificaciones. En realidad no importa qué camino tomes, pues todos llevan al mismo "sitio". Si bien es cierto que el trecho que andes por uno, no lo tendrás que andar por otro, eso no es lo más importante. Lo más importante es saber que todos avanzamos y que, " tarde o temprano", todos llegaremos a descubrir la alegría que la mente oculta, la-alegría-sin-causa que la mente cree locura, al no poderla entender... Porque no puede pensarse lo que no tiene origen, como el mismo Dios, como tú mismo.

La locura de creer

Si crees en Dios, también crees que eres una creación divina (O directamente hijo suyo). Si crees en Dios, también crees que Dios es perfecto... Pero si Dios es perfecto, sus creaciones también lo tienen que ser pues, por definición, imperfecto es el que crea imperfección, y perfecto, lo opuesto.

Esto que acabo de formular es un razonamiento muy sencillo, y los razonamientos no deben juzgarse como "buenos" o "malos". Aplicando el método científico, se tachan de falsos si pueden rebatirse con otro razonamiento o se aceptan si no se pueden rebatir.

¿Te han dado alguna vez una noticia mejor?... ¡Eres divino!... Entonces, ¿Por qué te escandalizas?... ¿Por qué reniegas de tu perfección?... Tal vez porque, si la asumes, te obligas a comportarte perfectamente. Te obligas a ser justo, y eso es una gran responsabilidad.

Ahora puedes ver que algo en ti no anda bien (Y tú sonríes inocentemente y dices ¿Ves como sí somos imperfectos?)... Ciertamente, hay un error, y eso denota imperfección; pero no es tu error el que te lleva a sentirte imperfecto sino que sentirte imperfecto es lo que te lleva a errar. No puedes comportarte perfectamente si no te sientes perfecto. Lo que sientes que eres determina tu comportamiento, no al revés. Si te crees imperfecto te das permiso para cometer errores, y los cometes. Eres como el que se emborracha para delinquir, o como el que se confiesa para pecar. Te crees imperfecto para no comportarte perfectamente. Te reservas tu "derecho a ser injusto".

La verdad es que tenemos una sola imperfección y es negar que somos perfectos. Estamos separados de la plenitud, de la unidad, por un sólo pensamiento. No nos separan millones de kilómetros. No nos separan millones de años. Tan solo nos separa un pensamiento, y es este: "Estoy separado de Dios"... Ningún razonamiento respalda la separación... ¿Puedes dejar de creer en ella?... ¡Date cuenta, hasta qué punto es locura creer!