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Artículos - Ananda Wood

La Enseñanza de Sri Atmananda Krishna Menon

Prakriya 7 - El Trasfondo

Por Ananda Wood Publicado en Advaita Vision

Después de que los aspectos sat, cit y ananda han sido examinados, el próximo prakriya investiga el trasfondo inmutable de todo cambio y diferencia.

Cuando el mundo aparece, a cualquiera, se muestra en aparentes imágenes o representaciones ― físicas, sensuales y mentales. Estas representaciones han sido creadas por nuestros cuerpos y mentes mediante actos cambiantes de percepción y concepción. Así como nuestras mentes y cuerpos difieren unos de otros, así también sus actos de representar también son diferentes. Las diferencias producen una gran variedad de representaciones ― en diferentes momentos y lugares, y en diferentes culturas y personalidades.

Pero al final, cada representación debe surgir de la misma realidad absoluta del mundo físico y mental ― que incluye todos los tiempos y lugares, junto con todas las culturas y todas las personalidades. Cualquiera que sea la representación que aparece ―de lo que sea o a quien sea― esa realidad absoluta siempre está implícita, en el trasfondo de la representación.

Cada aparente representación es representada en el primer plano de la experiencia, mediante algún acto de representación. Este acto debe expresar la realidad de la que ha surgido. Esa realidad expresada está silenciosamente implícita. Se encuentra completamente no-representada en el trasfondo, mientras que las representaciones cambiantes son representadas en la superficie aparente de la atención de la mente.

Por consiguiente, la realidad puede ser considerada como un pantalla de fondo, sobre la que todas las representaciones del mundo son representadas. La pantalla en sí misma es no-representada ― permaneciendo la misma en todas partes, sin variar en absoluto. En este sentido, al permanecer por debajo inmutable, ese trasfondo es llamado "sat" o "existencia".

Pero ese trasfondo no es un objeto en el mundo. Cada objeto es un elemento representado, que aparece en la pantalla de fondo. Y cada uno de esos elementos está iluminado por la consciencia. La luz cognoscente de la consciencia está presente a través de todas las piezas de la representación. En todas las diferentes piezas del espectáculo representado, esa luz permanece presente con la pantalla.

Las piezas que se representan cambian y varían; pero su trasfondo y su luz cognoscente permanecen siempre presentes, a través de todos los cambios y diferencias. No hay manera de distinguir entre esa realidad de fondo y la luz cognoscente de la consciencia. Las dos no pueden separarse. De hecho, son idénticas. La pantalla de fondo es la propia luz, iluminando todas las representaciones desde atrás.

Todas las representaciones están hechas de luz. Cuando son representadas, brillan por medio de esa luz, que se ilumina a sí misma. En este sentido, como luz auto-iluminada, la realidad es llamada "cit" o "consciencia".

A medida que las representaciones van y vienen, todas ellas surgen expresando la consciencia de la que proceden. Esa expresión es su vida, que anima su movimiento cambiante. De ella viene todo su sentido de propósito, significado y valor.

Al final, todos los actos representados se realizan por el bien de la consciencia, que ellos expresan. Como se conoce a sí misma, en identidad, resplandece no-dualmente ― idéntica a la realidad de cada representación que ilumina. Mediante este resplandor no-dual, todas las acciones en nuestras representaciones están inspiradas para que tenga lugar, de forma espontánea y natural, por sí solas.

Porque ese resplandor no-dual es la felicidad que queda al descubierto cuando el deseo se ha cumplido. La mente que desea es dual, siente la necesidad de otra cosa. Cuando se obtiene lo que se desea, el yo (self) que conoce es uno con lo que sucede. La dualidad de la mente que desea se queda en reposo, disuelta en una no-dualidad que es su verdadera motivación. En este sentido, como eso que es en última instancia valorado, la realidad es llamada "ananda" o "felicidad".

El trasfondo es, pues, "sat-cit-ananda". Como "sat", es el trasfondo de todos los objetos y actos objetivos. Como "cit", es el trasfondo de todos los pensamientos e ideas. Como "ananda", es el trasfondo de todos los sentimientos y valoraciones. Pero entonces, ¿cómo puede ser investigada, debajo de las representaciones que parecen encubrirla?

Como ha explicado Sri Atmananda, se puede descubrir examinado cuidadosamente los intervalos o vacíos que hay entre nuestras representaciones del mundo aparente. Allí, en los vacíos, cuando son adecuadamente examinados, puede descubrirse el trasfondo, brillando por sí mismo.

En el sueño profundo, el vacío es evidente, ya que corresponde a una brecha en el tiempo físico, visto desde el estado de vigilia. Pero también hay un vacío menos evidente ― que no necesita de ningún tiempo físico, y que por lo general pasa bastante desapercibido. Este es el vacío que tiene lugar en la mente cada vez que una percepción, pensamiento o sentimiento llega a su fin.

En este momento ―justo después de que cada mentación desaparece y justo antes de que la próxima aparezca― hay una brecha o vacío atemporal, en el que la mente ha regresado a la disolución en su brillante trasfondo. En ese vacío, como en el sueño profundo, el ego se disuelve y el yo (self) real se encuentra "brillando en su propia gloria".

La atención a ese vacío muestra el trasfondo de manera positiva, como esa verdadera y positiva realidad de cada objeto y cada acción que aparece. Lo que hace este prakriya tan positivo es que se puede ver que el vacío o intervalo sigue ocurriendo todo el tiempo. Se produce antes y después de cada momento ― cada momento presente surge de la disolución del que estaba antes, y este momento a su vez se disuelve en un resplandor atemporal del que luego nace el siguiente momento.

De este modo, todo lo que aparece se ve surgir inmediatamente del brillante trasfondo, que proporciona la luz cognoscente y el continuo soporte. Y con la misma inmediatez, lo que surge en el espectáculo regresa entonces a ese mismo trasfondo, que se mantiene presente totalmente inmutable.

A través de este reflejo hacia atrás, todas las percepciones, pensamientos y sentimientos siguen apuntando a una realidad positiva, que subyace en sus apariencias intermitentes en la mente cambiante. Apuntan hacia atrás por su natural y espontáneo retorno a disolverse en esa realidad ― donde continúan expirando, en cada momento que conocemos.

¿Cómo y dónde se describe este prakriya en los textos antiguos y tradicionales? Debo confesar que no he encontrado una respuesta. Tal vez algunos miembros del grupo podrían ayudar. Sólo puedo dar algunas indicaciones preliminares, que se adjunto a continuación.

El concepto de "trasfondo" en el Advaita tradicional ― algunas indicaciones

En primer lugar, cuando Sri Atmananda hablaba del "trasfondo" en su malayalam nativo, utilizaba la palabra "porul" (con un retroflejo "l" ― la palabra viene del Tamil). Mi diccionario traduce la palabra como "significado, verdad, riqueza, esencia, suma y sustancia".

En segundo lugar, Ramana Maharshi a menudo hablaba del trasfondo como una pantalla. Por ejemplo, en "Cuarenta versos sobre la Realidad", dice (en la estrofa 1, traducida de su versión en malayalam del Sat-Darshanam):

Los nombres y las formas son imágenes.
El que ve, la luz
y la pantalla: todos estos
son una sola y única realidad.

Del mismo modo, en un momento anterior, Sri Jnyaneshvar dice en el Cangadeva Pasashti (compuesto en antiguo Marathi prakrit):

Se muestra una imagen inexistente,
pero lo que hay es sólo pared.
Así también, lo que brilla es la consciencia,
aquí en la forma del mundo cambiante.

En tercer lugar, remontándonos a tiempos antiguos, el concepto de "akasha" se utilizaba a menudo para indicar o significar un trasfondo permanente o inmutable. En particular, como quinto elemento, el akasha es la continuidad de fondo que impregna todo el espacio y el tiempo. Y esta palabra "akasha" tiene también un significado más profundo, mostrado por su derivación. Proviene de la raíz "kash", que significa "brillo". A esta raíz, se le añade el prefijo "a-", lo que indica "cercanía" o "inmediatez". Por lo tanto, vista más profundamente, la palabra "akasha" indica un resplandor inmediato, que se encuentra en el trasfondo de nuestras imágenes o representaciones del espacio-tiempo.

En ese sentido más profundo, el elemento "akasha" muestra una realidad inmutable que es idéntica al yo (self) cognoscente. Ese significado se pone de relieve en el Brihadaranyaka Upanishad, capítulo 3, a través de un persistente cuestionamiento que hace Gargi a Yajnyavalkya.

Al principio, ella examina los cinco elementos, preguntando de qué están hechos cada uno. Cuando llega a preguntar acerca de akasha, él responde cosmológicamente, a través de diversas concepciones míticas y religiosas que conducen hasta la extensión ilimitada de "brahman". Y se niega a responder más allá de eso ― diciendo a Gargi que su cabeza se caerá, si sigue haciendo demasiadas preguntas.

Sin embargo, algún tiempo después, ella regresa con una forma más inteligente de preguntar acerca de la naturaleza subyacente de akasha. Ella hace una pregunta inicial que pone de manifiesto la continuidad omnipresente de akasha en todo espacio y tiempo. Y luego pasa a preguntar qué es eso que mantiene la continuidad.

Sólo entonces Yajnyavalkya da una respuesta completa y directa, diciéndole a Gargi que akasha muestra una realidad que no cambia (akshara) que directamente se comprueba que es el yo cognoscente. Como él mismo dice:

Este, Gargi, es ese mismo principio inmutable
... que no es conocido, pero que es el conocedor.
... Aparte de este, no hay ningún conocedor.
Gargi, es en este mismo principio inmutable
que akasha es tejido, como la tela y la trama. (3.8.11)