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Extractos - Nyoshul Khenpo Rinpoche

La Naturaleza Última de la Mente

Por Nyoshul Khenpo Rinpoche
Nyoshul Kenpo

Después de alcanzar el gran despertar bajo el árbol bodi en Bodhgaya, Buda declaró que la naturaleza última de la mente es perfectamente pura, profunda, inactiva, luminosa, no compuesta, no condicionada, carente de nacimiento y de muerte y libre desde un tiempo sin principio. Cuando examinamos esta mente por nosotros mismos, vemos claramente que sus cualidades innatas de apertura, claridad y conocimiento, se refieren a lo que se conoce como la alerta innata, el conocimiento primordial no dual: rigpa. Este es nuestro derecho natural, nuestra verdadera naturaleza. No es algo que nos falte y que debamos buscar y obtener en alguna otra parte; es la verdadera esencia de nuestro ser existencial original. Es de hecho inseparable de nuestro conocimiento espontáneo y genuino de cada día, está más allá de la alteración voluntaria, está libre de conceptos: el conocimiento ordinario no elaborado, no adulterado por el esfuerzo y la modificación ―desnudo, fresco, vivo y totalmente natural―.¿Qué puede ser más simple que esto, quedarse en casa cómodamente en un estado de total naturalidad?

Los vehículos del sutra ―las enseñanzas comunes del darma del Buda― consideran que la descripción del propio Buda arriba mencionada sobre la naturaleza última de la mente se refiere al nirvana o la consciencia nirvánica. Según los linajes de la práctica mahayana de Tíbet, y especialmente las tradiciones del mahamudra y del dsogchen, esa descripción corresponde a la verdadera naturaleza de la mente, rigpa, el conocimiento intrínseco mismo. A la luz de esto, ¿a qué distancia se encuentra el nirvana, esa "otra orilla" fabulosa?

¡Abandona pues la empresa de la fabricación! Deja de construir puentes sobre las turbulentas aguas de la existencia samsárica en tu intento de alcanzar la lejana orilla del nirvana. Mejor es que te relajes cómoda y despreocupadamente en la naturalidad total y, cualquiera que sea la situación, no te separes de la corriente primordial. Recuerda esto: tanto si vas con la corriente primordial como si no, ella va siempre contigo.

Así y todo, no es tan sencillo como parece. Primero tenemos que reconocer esta visión profunda, la gran perfección innata, después adiestrarnos en ella, después alcanzar en ella una estabilidad inamovible. Este es el camino de la práctica, mantener sin distracción la visión o la panorámica a la que has sido introducido y que has reconocido. Sólo entonces podrá aflorar progresivamente el logro. Por lo tanto, adiestrarse implica la no meditación, el no esfuerzo y la no distracción, una intensa presencia mental. La alerta innata, la sabiduría no conceptual, el conocimiento no dual primordial ―la mente de buda― se manifiesta instantáneamente en el momento que la mente dualista se disuelve. Esto puede ocurrir gradualmente mediante el estudio, el análisis y la práctica espiritual, o de repente, al reunirse las causas y las condiciones para ello, corno cuando un estudiante maduro se encuentra con un maestro totalmente realizado e inexplicablemente experimenta un repentino despertar.

La naturaleza búdica es pura, inmaculada, no elaborada, no condicionada, transciende todos los conceptos. No es un objeto del pensamiento dualista ni del conocimiento intelectual. Se manifiesta sin embargo a la gnosis, la intuición, la percepción no dual del conocimiento intrínseco mismo, la consciencia precedente o más elevada. Los oscurecimientos adventicios, como nubes, ocultan y oscurecen temporalmente esta esencia mental, esta naturaleza prístina, fundamental y luminosa que es como el espacio y que también se conoce como tatagatagarba, naturaleza búdica.

Todas las prácticas convencionales en el camino gradual a la liberación y la Iluminación, tienen como propósito descubrir esta sabiduría innata mediante la eliminación y disolución de los oscurecimientos, revelando lo que siempre ha estado presente. Esta es la relación entre el modo en que parecen ser las cosas y el modo en que son en realidad: en pocas palabras, los dos niveles de verdad, la verdad absoluta y la verdad relativa o convencional. Existen distintos niveles de práctica de acuerdo con estas dos verdades.

La visión sutil y profunda del vajrayana pone el énfasis en el reconocimiento correcto de la visión última, la sabiduría que es inherente a todos los seres; éste es el famoso camino rápido vajra clarificado en los tantras del dsogchen. El planteamiento de los diversos vehículos del sutra depende y utiliza la purificación de la consciencia dualista hasta que la mente se ve totalmente purificada y liberada de los oscurecimientos y las negatividades. El enfoque tántrico depende y desde el principio utiliza la sabiduría, el conocimiento no dual, en lugar de utilizar sólo la mente. Esta es una diferencia crucial.

La suprema visión del dsogpa chempo, el vehículo último, es que todo es puro y perfecto desde el principio. Esta es la verdad absoluta, la suprema panorámica o visión de los budas, que implica que no hay nada que deba ser efectuado o alcanzado. Basándose en este reconocimiento del verdadero modo de ser de las cosas, la meditación del dsogchen es la no meditación, permanecer en la ecuanimidad de ser en lugar de hacer cualquier cosa en concreto, más allá de la esperanza y el temor, del adoptar y el rechazar. La acción o la conducta del dsogchen resulta de esa transcendencia y es totalmente espontánea, desinteresada y apropiada a cualquier condición que pueda surgir. El logro del dsogchen es la gran perfección natural propiamente dicha, inseparable desde el inicio de este camino veloz y eficaz: el rigpa mismo, la verdadera naturaleza de cada uno de nosotros.

El famoso vagabundo iluminado, el maestro del Siglo XIX Patrul Rimpoché, cantó: "El darma supremo se encuentra más allá de la acción y la inacción. Así pues, simplemente preserva tu estado natural y reposa tu mente fatigada". Su modo de vida compasivo y humilde y sus profundos escritos inspiran todavía en nuestros días a un gran número de estudiantes y practicantes de todas las sectas y linajes de Tíbet.

Padampa Sanguie dijo: "Todo está incluido en el estado natural, por lo tanto, no busques en otro lugar". El estado de buda es la sabiduría en el interior de todos nosotros, no se halla en ninguna otra parte. Es de hecho nuestra naturaleza fundamental, el estado primordial, nuestra libertad inherente y nuestra existencia no elaborada. Por esta razón se le llama el estado natural, la naturaleza búdica innata, y se dice que todos los seres la poseen. Esta es la razón de ser del dsogpa chempo, la gran perfección natural. No existe nada más allá de esto, nada que lo supere. Reconócelo tal cual es ―ahora mismo incluso― y todo estará incluido. Todos los deseos y aspiraciones se ven colmados en ese estado natural de alerta innata, nuestra propia gran perfección innata, dsogchen. Pertenece a todos y cada uno de nosotros.

Diferentes propósitos o planteamientos dan al dsogchen diferentes nombres, dependiendo de si se percibe como visión, meta, camino de la práctica, base fundamental, etc. Esta esencia única e inefable es diversamente conocida como tatagatagarba, sugatagarba, naturaleza búdica, rigpa, alerta autoexistente, vacía y conocedora, darmakaya, prajñaparamita, sabiduría trascendental, shunyata o vacuidad, clara luz, mente búdica, etc. rigpa ―tanto si se le llama conocimiento intrínseco, presencia no dual, sabiduría inherente y autoexistente, o alerta innata― es como nuestra propia parte individual del cuerpo de la verdad, transpersonal y definitivo, el darmakaya de todos los budas. No hay nada superior a esto.

Choky Nima Rimpoché dijo: "La esencia iluminada (la naturaleza búdica) está presente en el corazón y mente de todo ser consciente. El dsogchen introduce y revela directamente el modo de ser de esa esencia iluminada, abriendo la puerta al estado natural. Las instrucciones esenciales nos muestran el modo de reconocerla directamente por medio de nuestra propia experiencia. Subrayan la gran necesidad de reconocerla y el tremendo beneficio de hacer tal cosa mostrando claramente, en ese mismo momento, que el buda, el estado despierto, no hay que buscarlo en ninguna parte puesto que está presente en cada uno de nosotros, y que alcanzas la Iluminación cuando experimentas lo que siempre ha estado presente en tu interior. Este es el resultado del ñongtri, la instrucción a través de la experiencia personal".

Como dijeron Asanga y Maitreya, la naturaleza de la mente es luminosa. Es perfectamente vacía, abierta y conocedora, libre de condiciones o condicionamientos. La mente, o la consciencia dualista es una mera concatenación transitoria de causas y condiciones, completamente atrapada en el condicionamiento. La diferencia entre la mente y su naturaleza ―la diferencia entre el conocimiento o esencia mental y el pensamiento conceptual o namtok― es como la diferencia que existe entre el cielo o el espacio y las efímeras condiciones atmosféricas que acontecen en su seno. En el Prajñaparamita Sutra Buda dice: "La verdadera mente no es la mente dualista. La naturaleza de la mente es en realidad la inseparabilidad del conocimiento intuitivo y la vacuidad".

Según Longchempa, la mente es dualidad y rigpa ―el conocimiento no dual― es sabiduría transcendental. La naturaleza fundamental de la mente es luminosidad absoluta, completamente libre de conceptos tales como sujeto y objeto; una luminosidad profunda que está libre de la parcialidad y la fijación, una expresión compasiva que fluye libremente de una indefinible e ilimitada vacuidad no obstruida por el pensamiento. El pensamiento es esclavitud; la inconmensurable apertura del conocimiento vacío es libertad. La compasión hacia los seres que están atrapados por sus propias construcciones ilusorias, sus cadenas forjadas por la mente y sus limitaciones autoimpuestas, brota ilimitadamente de forma espontánea e in-obstruida.

Así pues, con las instrucciones medulares esenciales de un maestro cualificado, rompe el cascarón del huevo de la mente y despliega tus alas en el cielo abierto. Destruye la choza de la dualidad y habita en la expansiva mansión de rigpa. No hay otros obstáculos o enemigos que superar o vencer. La ignorancia ―el pensamiento dualista― es el gran demonio que obstruye el camino. Aniquílala ahora mismo y sé libre.