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Extractos - Rupert Spira

Meditación es lo que somos, no lo que hacemos

Por Rupert Spira

Extracto del último libro de Rupert Spira (caja que incluye además 6 CDs mp3): La luz del puro conocer - Treinta meditaciones sobre la esencia de la no-dualidad

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Me gustaría decir algo sobre la meditación.

Normalmente nos consideramos a nosotros mismos como una colección de pensamientos, sentimientos y sensaciones: yo, el yo separado, que vive en el interior del cuerpo-mente, y está hecho del cuerpo-mente.

Y la meditación es normalmente considerada como una actividad en la que yo, este cuerpo-mente, se compromete a fin de lograr algún tipo de objetivo, sea cual sea ese objetivo: la iluminación, la quietud, la paz, la liberación.

En otras palabras, desde ese punto de vista, se cree que el yo separado es lo que somos y la meditación se considera como una actividad que hacemos.

Sin embargo, en este enfoque, la meditación se entiende diferente. Aquí, la meditación se entiende que es lo que esencialmente somos, y el yo separado se entiende que es una actividad que el pensamiento hace de vez en cuando.

No estoy sugiriendo que estos tipos convencionales de meditación no tengan sus usos; por supuesto que sí. Pero no es lo que se entiende aquí como meditación. La meditación, tal como se entiende en este enfoque, no es ningún tipo de actividad.

La meditación es lo que somos, no lo que hacemos.

En este enfoque, la meditación no tiene nada que ver con una actividad o cese de actividad de la mente: enfocarla, observarla, disciplinarla o aquietarla, u observar la respiración. Eso no es lo que se entiende aquí por meditación.

La meditación, en este enfoque, es simplemente ser, simplemente ser la presencia de la Conciencia, simplemente ser eso que está consciente.

Somos conscientes ahora mismo de nuestra experiencia. Somos conscientes de estas palabras; somos conscientes de nuestros pensamientos y sentimientos, sean las que sean. Somos conscientes de las vistas o sonidos que están presentes en nuestra habitación, de las sensaciones de hormigueo del cuerpo. Somos conscientes sin esfuerzo de todo este flujo de experiencia. Y nosotros no tenemos que hacer el menor esfuerzo para ser eso que conoce o es consciente de nuestra experiencia.

La meditación es simplemente tener conocimiento de este uno, el uno que es consciente de nuestra experiencia.

Éste uno es a veces llamado "Awareness" [Conciencia]. El sufijo "-ness" significa "la presencia de" [y Aware = consciente] así que la palabra "Awareness" [Conciencia] significa simplemente "la presencia de eso que es consciente".

Por lo tanto, asegúrate de que cuando se utiliza esta palabra "Awareness" [Conciencia], no se refiere a alguna idea abstracta o extraordinaria de algo que no conocemos o no estamos familiarizados. Simplemente se refiere a lo que naturalmente, esencialmente somos, a eso que conoce o es consciente de nuestra experiencia, sea la que sea, como conocer nuestros pensamientos, conocer estas palabras, conocer los sonidos o vistas que están presentes en este momento... Sea lo que sea que es conocido o experimentado en cualquier momento es conocido por "ti". "Tú" eres eso que es consciente de tu experiencia. Eso es llamado "Yo", "Conciencia", "Presencia consciente".

La meditación es sólo tener conocimiento de eso. Todos los siete mil millones de nosotros somos eso, pero no todos se dan cuenta de ello. Es por eso que decimos que es tener conocimiento de eso.

La mayoría de nosotros es inconsciente de eso; no nos damos cuenta de que esencialmente somos la Conciencia con la que nuestra experiencia es conocida.

Hemos pasado por alto esta simple Presencia consciente que es nuestro Yo esencial, y en cambio nos hemos imaginado a nosotros mismos como un conjunto de pensamientos y sentimientos.

En este enfoque, simplemente notamos que ya y siempre somos lo que sea eso que conoce o es consciente de nuestra experiencia. Sería imposible ser algo distinto que eso.

Sólo intenta ser algo distinto de eso que es consciente de nuestra experiencia. Trata de no ser eso. Es imposible.

Así que la meditación es la cosa más fácil del mundo; es aún más fácil que respirar. Incluso la respiración requiere una ligera contracción de algunos músculos. Para ser, o conocerse a uno mismo como esta Presencia consciente, es aún más fácil que eso.

No se requiere absolutamente nada de la mente para ser consciente de esta Presencia. Esto no significa que la mente deba ser rechazada; puede permanecer tal como es.

Algunas mentes pueden ser relativamente tranquilas, otras pueden estar haciendo comentarios sobre lo que se dice aquí, o pensando en otros asuntos. Todo tipo de pensamientos pueden estar pasando. No importa lo que esté pasando por nuestra mente. Dale a la mente total libertad para ir donde quiera, cuando quiera y pensar en lo que quiera.

La meditación no tiene nada que ver con lo que está o no está teniendo lugar en la mente. Dale a la mente total libertad para hacer lo que sea que ha sido condicionada para hacer. No hay nadie personalmente responsable de la actividad de la mente. De hecho, todo el universo conspira para que cada acontecimiento tenga lugar. Es decir, cada pensamiento, cada sentimiento, cada acción, cada viento que se mueve, cada mariposa que vuela, todo en el universo entero, está involucrado en el más mínimo pensamiento o sentimiento. Así que el universo es responsable de nuestros pensamientos.

Si vamos a tener en cuenta nuestros pensamientos, tenemos que tener en cuenta al universo entero. Deja en paz a los pensamientos.

Sé consciente, sin esfuerzo, de eso que es consciente de nuestros pensamientos. Date cuenta que eres eso, y simplemente consciente de ello. Conócete a ti mismo como eso. Y no limites la Conciencia a los pensamientos; incluidos los sentimientos. Puede no haber sentimientos presentes o puede haber sentimientos de tristeza, vergüenza, culpa, miedo, insuficiencia, carencia, etc. Deja que cualquier sentimiento presente sea simplemente como es.

Y del mismo modo, asegúrate de que las sensaciones corporales son incluidas. Deja que el hormigueo, el cúmulo de sensaciones amorfas llamada "el cuerpo" sea exactamente como es. Si el cuerpo está incómodo, deja que se mueva.

La meditación no tiene nada que ver con sentarse en una postura fija, inmóvil, soportando el dolor en las rodillas o la espalda, con la esperanza de que vamos a ganar algo con ello. Sé natural con el cuerpo: si está incómodo, deja que se mueva.

Y asegúrate de que el mundo está incluido. Y por el "mundo", nos referimos a las vistas, sonidos, sabores, texturas y olores. Son todo lo que conocemos de un mundo. Deja que todo sea incluido. No tenemos que tratar de incluir todo ― eso sería una actividad de la mente. Sólo ve que "yo", la Conciencia, estoy totalmente abierto en todas direcciones a lo que aparece. Simplemente sé consciente de esta amplia apertura de la Presencia consciente.

 

Observa que esta presencia no está involucrada con ninguna apariencia particular. Simplemente permite que toda apariencia sea como es, sin involucrarse en ella, al igual que la pantalla permite que cada imagen de una película sea como es, sin involucrarse en ella.

Nosotros no tenemos que hacer que esto suceda; sólo date cuenta de que eso ya es así. Yo, eso que es consciente de nuestra experiencia, soy íntimamente uno con cada experiencia y, al mismo tiempo, estoy completamente no involucrado con ella.

No tenemos que trabajar durante décadas tratando de desapegarnos. Yo, este conocer o Presencia consciente, ya estoy desapegado de todas las apariencias y, al mismo tiempo, soy íntimamente uno con ellas, al igual que la pantalla no está apegada a la imagen, pero, al mismo tiempo, es íntimamente una con ella. Así que esto no tiene nada que ver con estar en segundo plano como un testigo a distancia, y mantener la mente, el cuerpo y el mundo a distancia.

Lo que sea que es consciente de nuestra experiencia es íntimamente uno con ella ― impregna toda experiencia y, al mismo tiempo, está libre de ella. La pantalla impregna la imagen, es una con la imagen, y, sin embargo, al mismo tiempo, es independiente de ella. No es manchada, dañada, herida, alterada, cambiada, movida o destruida por la imagen.

De la misma manera, yo, esta vacía Presencia consciente, impregno toda experiencia, pero nunca soy dañado por ella, nunca soy manchado por ella, nunca soy herido por ella. No tenemos que defendernos de ninguna experiencia. Sólo nos defenderíamos de una experiencia particular si pensamos que nos puede hacer daño. No me estoy refiriendo a un daño físico al cuerpo; es natural cuidar del cuerpo. Estoy hablando del sufrimiento psicológico.

No me sigas con tus pensamientos; sígueme en tu experiencia; comprueba lo que se está diciendo en tu experiencia actual. Ve claramente que lo que esencialmente somos, lo que está consciente de nuestra experiencia, es íntimamente uno con ella, y, al mismo tiempo, está libre de ella.

 

No es posible encontrar esta presencia de Conciencia o conocerla como un objeto. Para empezar, podemos tratar de encontrarla o conocerla de la misma manera como encontramos o conocemos un pensamiento, sentimiento, sensación o percepción. Pero no puede ser encontrada como ningún tipo de objeto; la única manera de conocerla es ser ella. La Conciencia se conoce a sí misma, simplemente siendo ella misma.

Es por eso que nuestro Ser, la Conciencia, a veces se dice que es "nada", no una cosa, no un objeto, no un pensamiento, sentimiento, sensación o percepción. A veces se dice que es vacía, transparente o vacua. Estas palabras son para evocar la realización experiencial de que lo que esencialmente somos no se puede encontrar, sentir, conocer, ver o experimentar como cualquier tipo de objeto, por muy sutil que sea, ni siquiera la sutil sensación de ser.

Al mismo tiempo, cuando aparece la experiencia ―es decir, cuando el pensar, sentir o percibir aparece― es completamente impregnada por el conocer de la misma. Todo lo que hay de un pensamiento es la experiencia del pensar, y todo lo que hay del pensar es el conocer del mismo. Ese Conocer es esta Conciencia transparente, vacía, que es nuestro Ser, esta no-cosa.

Esta "no-cosa" vacía, consciente, toma la forma de la experiencia del pensar, al igual que la pantalla vacía toma la forma de la plenitud de la imagen.

La plenitud de la imagen está hecha de la vacuidad de la pantalla. La plenitud de la experiencia ―pensar, sentir y percibir― está hecha de la vacuidad del Conocer puro, de la Conciencia pura.

Somos esta vacía Presencia de conocer. Todo lo que hay de un pensamiento, sensación o percepción es el conocer del mismo, la experiencia de él, y ​​eso es lo que somos.

Así que esta "nada" vacía resulta ser la plenitud de todo. No somos simplemente una nada vacía, una "no-cosi-dad" vacía. Somos eso, pero eso es la sustancia, la realidad, la materia de la que está hecha toda experiencia. Como tal, somos todo.

Dondequiera que miremos, encontramos sólo nuestro Ser. Si miramos a nuestro alrededor en el mundo exterior, lo único que encontramos es la experiencia de ver, y la única sustancia presente en la experiencia de ver es el conocer de ella. Ese puro Conocer es nuestro Ser.

Es sólo un pensamiento abstracto el que separa a un veedor "aquí dentro", en el cuerpo, de lo visto "ahí fuera", en el llamado mundo. Con ese único pensamiento, el yo interior y el mundo exterior vienen a la existencia aparente.

Pero la experiencia no está compuesta de estos dos ingredientes esenciales, un sujeto, "yo", en el interior, y un objeto, llamado el "mundo" o el "otro", en el exterior. Son sólo una abstracción que el pensamiento superpone sobre la realidad y la intimidad de toda experiencia.

La experiencia en sí es mucho más íntima que eso. No se compone de dos partes ― "a-dvaita", no-dos. Localízate en ninguna parte; encuéntrate en todas partes.

 

El yo separado ―el yo separado imaginario― está hecho del pensamiento que se imagina que yo, Conciencia, la luz del puro Conocer, estoy ubicado en y limitado a este pequeño cuerpo-mente. Sólo con esa creencia, un yo separado viene a la existencia aparente, y es en nombre de este imaginario yo que la mayoría de nosotros dirigimos nuestras vidas, pensamos, sentimos, actuamos y nos relacionamos en nombre de un yo que no existe.

La experiencia de la infelicidad es la señal que proviene de la inteligencia del cuerpo-mente para indicar que hemos cometido un error, que nos hemos confundido a nosotros mismos por un cúmulo de pensamientos y sentimientos situados en y como un cuerpo-mente.

El sufrimiento es para la mente lo que el dolor es para el cuerpo, una señal de que algo necesita atención, un mensaje de que hemos confundido nuestro Ser por un cúmulo de pensamientos y sentimientos. En otras palabras, el sufrimiento no está aquí para frustrarnos; no es un castigo. Por el contrario, está aquí para ayudarnos. Es una llamada de atención.

Para empezar, se trata de una llamada benévola, pero con el tiempo se vuelve más y más severa. Sin embargo, independientemente de su intensidad, la llamada de atención siempre está diciendo lo mismo: nos hemos confundido a nosotros mismos por un cúmulo de pensamientos y sentimientos; hemos pasado por alto u olvidado lo que realmente somos.

El yo separado no es lo que somos; es una actividad del pensar y del sentir. La meditación no es lo que hacemos; es lo que somos: simplemente ser consciente de esta abierta, vacía, Presencia consciente, y encontrar esta Presencia en el corazón de toda experiencia, íntimamente uno con ella y sin embargo, al mismo tiempo, in-dañable, indestructible, totalmente libre.

Gracias.