Ruta de Sección: Inicio > Artículos >Extractos > Artículo

Extractos - Leonard Jacobson

El Cielo en la Tierra

Por Leonard Jacobson
Leonard Jacobson

Existe otro mundo dentro del mundo que conocemos y al que estamos habituados. Ha existido en su estado perfecto desde el principio de los tiempos. Se trata de un mundo invisible, eternamente a la espera de ser descubierto.

Es un mundo de una belleza extraordinaria. Un mundo maravilloso de asombro y sorpresa. Un mundo mágico. ¡Es atemporal, eterno y perfecto!

Ese mundo vivo te alcanza y se relaciona contigo en cada momento. Un mundo donde percibes y sientes los árboles, las flores, los pájaros, todos los animales... incluso los insectos, como amorosos amigos íntimos que comparten contigo ese mundo perfecto.

Es un mundo oculto, escondido dentro del mundo en el que desarrollas tu vida. Es el mundo de Dios. Está aquí, y ahora. Es el Cielo en la Tierra.

Al acceder a los niveles más profundos de la Presencia, encontrarás la esencia viva de Dios en todo lo presente. En ese nivel de la Presencia, se te revela el Cielo en la Tierra.

Dios es el Uno. Dios es el Uno en el Todo. Dios es la Presencia silenciosa en el corazón de todas las cosas presentes. Dios existe eternamente como todo lo que es. Dios es la eterna cualidad de Ser. Dios es.

Cuando hablo de Dios, no me refiero a un Dios que esté fuera de ti o algún ente que habite en algún cielo lejano. Dios está mucho más cerca, porque todo lo que está presente en este momento es Dios, y el momento presente no es otra cosa que Dios revelado.

No se puede conocer a Dios con nuestra mente. En el plano mental, creamos un dios a nuestra imagen y semejanza, y tratamos de convertirle en una persona tangible para tener algo en lo que poder creer. Pero mientras tengamos una creencia de Dios, nunca le podremos llegar a conocer a través de nuestra propia experiencia directa.

Y Dios es muy real. Dios está aquí y ahora. Somos nosotros quienes no estamos aquí y ahora. Nuestra vida transcurre, principalmente, encerrada en el plano mental, que es el pasado y el futuro. Para conocer a Dios, tendrás que llegar al momento presente, que es donde Dios está.

El mundo de la mente humana pensante es un mundo ilusorio. Es el único lugar en el que no existe Dios, porque Dios no es una ilusión.

Dios es tanto el Creador como la Creación. Es muy difícil encontrar al Dios Creador, pero es fácil encontrarle en la Creación.

Todo lo creado es Dios. Todo lo que tiene una forma física es el cuerpo de Dios. Hazte presente con el cuerpo de Dios y comenzarás a encontrar la Presencia viva de Dios en todas las cosas presentes.

Cada montaña, cada piedra, cada grano de arena es el cuerpo de Dios. Cada flor y cada hoja de cada árbol es el cuerpo de Dios. El océano y todo lo que contiene es el cuerpo de Dios. Cada planeta y cada estrella distante en el Universo son el cuerpo de Dios. La comida que tomas, el agua que bebes y el aire que respiras, son todos parte del cuerpo de Dios. Tu propio cuerpo es el cuerpo de Dios. Todo lo que tiene existencia física es el cuerpo de Dios.

Creer en Dios es un obstáculo para conocerle, porque la creencia es una función mental y solo se puede conocer a Dios a través de la experiencia directa. La creencia es algo a lo que recurrimos cuando no conocemos a Dios.

En la verdad y la realidad del momento presente, Dios es todo y todo es Dios. No hay nada que no sea Dios. Incluso la nada es Dios.

Cuando estás presente, tu mente está en silencio y tus pensamientos cesan. El pasado y el futuro desaparecen. Tus opiniones, tus ideas y tus conceptos se han disuelto en la nada.

Hay quien vive esto como un estado de vacío que provoca una sensación de carencia, de que algo se echa en falta. Pero no es vacío, sino plenitud. Cuando estás presente, estás rebosante de silencio, estás lleno de nada. Relájate y llénate de la nada.

En la experiencia directa de Dios, estamos en un silencio total, completamente inmersos en el momento de AHORA. Toda separación se disuelve y solo hay Unidad. Solo está Dios. Solo lo eterno es. Solo la cualidad del ser es. No hay pensamientos, tan solo un silencio que sabe que estás en Dios y Dios es en ti, un silencio que conoce que tú y Dios sois Uno.

Dios es omnipresente. Esto, para los creyentes en una religión, es una idea reconfortante. Para los místicos, que están presentes, es una realidad viva.

Dios existe en el mismo centro de tu silencio interior. Cuando te abras a Dios, que está en tu interior, le descubrirás en todas las cosas que están fuera de ti, y hasta esa distinción entre lo que está dentro y fuera de ti se disolverá cuando entres en la Unidad con Dios.

"Soy el Uno en el Todo. Yo soy el todo y soy la nada. Yo soy el principio y el fin. Soy el eterno silencio. Soy la paz eterna. Yo soy el que soy. En mí, se conoce la verdad. Por mí, todo será revelado. Estoy en el centro mismo de tu Ser. Yo soy su base. Yo soy tu roca y tus cimientos. Sobre mí, puedes levantar tu Jerusalén."