Libros - Mónica Esgueva

Siete pasos hacia la sabiduría
Un camino hacia la plenitud

La mayoría de las personas occidentales, al parecer, no se identifican con las prácticas espirituales tradicionales orientales, principalmente porque existe una desconexión entre los enfoques orientales tradicionales y la mentalidad y el entorno actual de la sociedad moderna. En Siete pasos hacia la sabiduría se analiza un camino hacia una vida más iluminada y plena y, con la intención de expandir tanto el conocimiento como la conciencia, este camino ofrece la riqueza de las filosofías orientales adaptadas a la mente occidental.

En estas páginas descubriremos las claves fundamentales para comprender y liderar una transformación personal y poder alcanzar niveles más altos de conciencia humana con un objetivo claro: ayudar a los lectores a identificar dónde se encuentran en el camino de la espiritualidad y poder continuar avanzando hacia la plenitud vital.

Mónica Esgueva es autora best seller y divulgadora de la paz interior y la conciencia. Es pionera en la introducción del mindfulness en las organizaciones en España y, desde 2008, guía retiros de meditación e imparte diversos talleres relacionados con el crecimiento personal y espiritual.

Además, ha codirigido y presentado el documental Despierta, ha participado como invitada semanal en el programa Para todos La 2 de Televisión Española y ha sido ponente TEDx en dos ocasiones.

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De la Introducción

Nuestra mente utiliza la negación para protegerse y defender que está en posesión de la verdad. Esto es lo que provoca resistencia al cambio y, como consecuencia, impide que nuestra consciencia avance mucho en una vida. Solo podemos lograr grandes saltos en nuestro nivel de consciencia al abandonar la ilusión de que ya lo conocemos todo, intentando permanecer lo suficientemente humildes como para seguir creciendo. Es más fácil cuando contemplamos la vida como una escuela. Así, todo lo que surge y nos sucede es una valiosa oportunidad para desarrollarnos. Incluso las experiencias inesperadas y dolorosas no se ven como dramas, sino como lecciones y pasos en nuestro camino.

En esta línea, el mindfulness y la meditación nos ayudan a observar nuestra mente, sus trucos y defensas, sus sesgos, sus expectativas, sus deseos, sus heridas, sus juicios, sus críticas, sus apegos, etc. para que no nos movamos como autómatas. Una mente observada se vuelve más humilde y comienza a renunciar a sus pretensiones de omnisciencia. Deja espacio para un aumento de la consciencia y elección, y, al hacerlo, nos ofrece la oportunidad de aumentar nuestro nivel de consciencia.

A medida que comenzamos a darnos cuenta de que no somos nuestra mente, nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestro pasado, nuestras experiencias, nuestras creencias o incluso nuestros sueños, sino que todo eso simplemente son elementos pasajeros, nos liberamos de su control y dominación, con lo cual comenzamos a entender que no somos nuestro cuerpo, nuestras posesiones, nuestras relaciones, nuestra personalidad, nuestras opiniones ni nuestra historia.

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El hecho es que las personas interpretan y responden a las experiencias en función de su perspectiva particular de desarrollo, aunque muy pocos sean conscientes de este espectro de perspectivas. No nos percatamos de que cómo pensamos, cómo nos relacionamos con los demás y lo que nos motiva depende en gran medida del nivel de desarrollo en el que nos encontramos.

Algunas filosofías y tradiciones espirituales han llegado a la conclusión de que hay pasos necesarios para ampliar nuestra consciencia y aumentar nuestro nivel de desarrollo. Todos ellos incluyen la eliminación de la identificación con uno mismo como un ser finito y separado, y poder abrazar la compasión como nuestra naturaleza más profunda, impregnando toda motivación y actividad. Llegar a la iluminación y alcanzar la unidad con todo lo que existe es el objetivo final de nuestro viaje. Aunque actualmente este objetivo parece descabellado en nuestra sociedad moderna solo interesada en el poder, la fama, la lujuria y el dinero.

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La situación planetaria actual es muy diferente a la del siglo pasado. Cuando tuvo lugar la Segunda Guerra Mundial, había un tumor localizado que teníamos que extirpar, y se hizo así. Nuestras circunstancias actuales son más parecidas a un cáncer que se ha esparcido por todo el cuerpo y requiere métodos de curación únicos. Hay una corrupción rampante en todas las esferas de la vida. Las personas están tan desconectadas de su orientación interna que aceptan las noticias y amenazas convencionales como el verdadero evangelio. Los objetivos banales y anodinos son eternamente sublimados por las redes sociales. El estrés implacable se compensa con distracciones omnipresentes. La obsesión con la productividad se vende como el significado de la vida. El dolor funcional que nos advierte de nuestra incoherencia se adormece con muchas adicciones. Hay tal cacofonía de estímulos agresivos que nos rodean que la única escapatoria para muchos es correr más rápido hacia la destrucción.

Hemos llegado a un punto en el que es necesario un nuevo salto evolutivo en la conciencia y la cultura. Los desafíos globales a los que enfrentamos requieren un nivel de conciencia más evolucionado para darse cuenta de que lo que nos une es mucho mayor que lo que nos divide. En la situación actual, la especie humana necesita urgentemente que más individuos desarrollen sabiduría para el beneficio de todos. Ningún enfoque aislado nos llevará lejos. Solo una visión que reconozca que todo es interdependiente nos ayudará a dar un paso positivo hacia adelante, una perspectiva que nos permita darnos cuenta de que pertenecemos a una sola familia humana y también pertenecemos a un universo donde todo está entrelazado.

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A menos que comprendamos la urgencia de nuestra situación y asumamos la responsabilidad por nosotros mismos y las generaciones futuras, esto tendrá una salida sombría. Este giro no tiene nada que ver con tener un partido diferente en el gobierno, cambiar nuestras instituciones o desarrollar más la tecnología. El cambio debe venir de un aumento de la conciencia a nivel de los individuos y debe ser de abajo hacia arriba para que se convierta en una verdadera transformación.

Nadie nos va a salvar de nuestros problemas. Aunque la ayuda siempre está disponible en un universo consciente y amoroso, depende de cada persona elegir el ritmo de su evolución. Como veremos en este libro, la única manera de avanzar y ascender es a través de la sabiduría y la benevolencia. Nos desarrollamos al redirigir nuestro propósito de vida para beneficiar a otros y contribuir a un mundo mejor. Progresamos de verdad cuando podemos adoptar el papel del testigo compasivo y comprensivo que es capaz de percibir la realidad sin edulcorantes, decidiendo con discernimiento y sin alimentar sentimientos destructivos.

Cada vez más personas tienen preguntas que no pueden ser respondidas por el materialismo o la ciencia. Cada vez más, la gente se está dando cuenta de que ni las posesiones ni el dinero ni las relaciones ni los logros pueden llenar los vacíos, como solían pensar. Un mayor número de personas buscan un estilo de vida más profundo y expansivo. A más gente le duele ver la falta de justicia, y están abriendo su corazón y su mente a una forma más compasiva de vivir. Nunca antes tantas personas han estado dispuestas a emprender un camino de transformación interior. Estas son las personas preparadas para la Nueva Tierra. Este libro está escrito para vosotros.

Selección de textos:

• La importancia crucial de la sabiduría