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Libros - Luis Villavicencio

El camino panteísta
Una espiritualidad revolucionaria

El camino panteísta

He aquí un fascinante viaje filosófico e intelectual que reformula el panteísmo como una espiritualidad organizada para el mundo contemporáneo. A partir de la indagación en el pensamiento de místicos como Shankara, Rumi y Eckhart, la obra explora cómo la visión que afirma la divinidad en todas las cosas puede responder a los desafíos actuales: la crisis espiritual, la desconexión con la naturaleza o la alienación social y política.

Con un lenguaje accesible y didáctico, El camino panteísta une tradición e innovación, sensibilidad y racionalidad, invitando al lector a redescubrir lo sagrado que habita en sí mismo y en todo lo que nos rodea. Con una dimensión tanto teórica como práctica, individual y social, esta propuesta espiritual no solo busca transformar nuestra visión del mundo, sino que tiene como objetivo último la liberación del sufrimiento, proporcionando las bases para una existencia plena, libre y comprometida.

Más información sobre El camino panteísta

Detalles del libro:
  • Nº de páginas: 336
  • Encuadernación: Rústica con solapas
  • Formato: 13 x 20
  • ISBN: 978-8411213899

Introducción

Luis Villavicencio

Luis Villavicencio es escritor, músico y profesor de filosofía. Graduado en Filosofía por la UNED y Máster en Ciencias de las Religiones por la Universidad Carlos III de Madrid, ha escrito numerosas canciones y libros, tanto de filosofía como de poesía y narrativa. Destacan Grietas, La Naturaleza habla o Analuna. / Más info

Vivimos tiempos de gran confusión, en los que ninguno de los caminos espirituales y religiosos vigentes parece mostrarse efectivos en su cometido de aportar sentido, guía, consuelo y liberación al ser humano, como demuestra el gran sufrimiento espiritual que atraviesa la sociedad moderna. Ni las religiones tradicionales, sean orientales u occidentales, ni la nueva espiritualidad, con su infinidad de propuestas, han logrado dar respuesta plena a los desafíos del mundo moderno, mostrándose impotentes a la hora de paliar el sufrimiento ―en forma de depresión, ansiedad, soledad y angustia― de la mayor parte de la población. Esta es una verdad dura de aceptar, tanto para el público general como para aquellos que pretendemos contribuir al bienestar espiritual de las personas, sea desde la filosofía, la psicoterapia o las muchas variantes de las prácticas orientales, como el yoga y la meditación. No obstante, creo que es necesario afrontar con valentía esta realidad, y eso es precisamente lo que pretendo con esta obra.

Este libro quiere ser la propuesta de un nuevo camino que, partiendo de la riqueza de las tradiciones espirituales que ha producido el hombre, las integre para dar lugar a una nueva formulación de la religión y de la espiritualidad, acorde con las necesidades del ser humano contemporáneo. Este nuevo camino, desde mi punto de vista, ha de ser capaz de armonizar una espiritualidad liberadora, inspiradora y profunda, con una estructura que le aporte consistencia, capaz de enraizarla en la tierra poco fértil de la sociedad contemporánea mediante una disciplina, una práctica y una dimensión social y comunitaria imprescindible.

La espiritualidad, por sí sola, es como una hoja frente a una violenta tempestad, o como un pequeño pájaro que vuela contra el viento y lucha por alcanzar su nido. Por muy hermosa que sea, necesita de una estructura que la organice y que le otorgue orden, claridad y fuerza. Esto siempre ha sido necesario, pero lo es todavía más en estos tiempos, en los que el materialismo científico se ha erigido como paradigma del conocimiento, de la verdad e incluso como guía profética del destino humano. Frente a su hegemonía, necesitamos una espiritualidad vigorosa que se erija como paradigma alternativo, que constituya la base de nuestro existir individual y comunitario y que nos permita proseguir nuestra andadura sin perder, como precio por el progreso científico y tecnológico, todo aquello que da un sentido profundo a nuestra vida: el amor, la esperanza, el entendimiento, nuestra esencial humanidad.

En coherencia con esta finalidad, sintiendo su urgencia, se encuentra esta propuesta de un «camino panteísta». Para hacerla fácilmente comprensible, voy a exponer una especie de mito fundacional, que solo servirá para aportar a la obra una estructura coherente y para facilitar una exposición que puede parecer compleja, pero que, poco a poco, siguiendo el hilo que aquí se inicia, aportará al lector una visión extraordinaria.

La alta montaña

Imaginemos, por un momento, una vasta llanura selvática, en cuyo interior se ocultan tres pequeños poblados. En esta selva, los árboles forman una cubierta tan espesa que los habitantes de los distintos poblados viven en completo aislamiento. A la misma distancia aproximada de cada uno de estos poblados se erige una alta montaña, en cuya cumbre, muy elevada, se despliega un hermoso jardín, lleno de hierba verde, árboles frutales, flores y animales. Hay, incluso, una laguna de aguas cristalinas, que resplandece bajo los rayos del sol.

Junto al pequeño lago se dibujan, a lo lejos, las siluetas de tres individuos. Si nos acercamos podemos ver que, por su distinta apariencia, sus vestidos y el color de su piel parecen provenir de poblados diferentes. Lo más curioso, sin embargo, es que parecen estar hablando y entendiéndose muy bien.

Ahora que tenemos fijada esta imagen, supongamos que nos aparecemos allí, y que hablamos con ellos. Comenzamos preguntándoles por su nombre y nos lo dicen: uno se llama Shankara y proviene del poblado del este; el nombre del segundo es Eckhart, y proviene del poblado del oeste; el tercero, finalmente, se presenta como Rumi, encontrándose su poblado en el sur. Tras las presentaciones, nos sentamos con ellos y comenzamos a escucharlos, y nos quedamos tan fascinados que decidimos quedarnos unos días con ellos, acompañándolos en sus reuniones en lo alto de la cumbre o descendiendo a sus respectivos poblados y conviviendo con ellos y con sus gentes. Y, de esta manera, poco a poco, nos vamos dando cuenta de que lo que dicen es importante y puede ser enormemente útil para la civilización de la que venimos, atravesada por una profunda crisis espiritual. Finalmente, un día decidimos volver de esa tierra imaginaria, trayendo al presente sus enseñanzas.

Este libro es el fruto de esa experiencia que aquí he contado de forma alegórica, y que es realmente una experiencia intelectual, espiritual, de investigación muy personal. A través del marco de este relato imaginario, de esta especie de mito fundador, pretendo captar tres momentos esenciales que vertebran esta aventura de una forma lo más imaginativa y poderosa posible, a saber:

En el primer capítulo, «Diálogo en la cumbre», busco descifrar el idioma en el que los tres místicos se comprenden. Mi intención es captar ese instante en el que Shankara, Eckhart y Rumi se miran y se entienden, uniendo sus respectivas tradiciones a través del espacio y del tiempo y dando lugar a una espiritualidad de carácter panteísta. El fin de ello es establecer unas bases doctrinales mínimas, los cimientos de lo que habrá de venir después.

En el segundo capítulo, titulado «Retorno al poblado», pretendo reflejar el retorno de cada uno de ellos a sus respectivos poblados. Los acompañaremos en ese descenso, en ese encuentro y esa vivencia en el seno de la religión en la que han nacido, sea el hinduismo, el cristianismo o el islam, percibiendo el contraste entre sus enseñanzas y las de los habitantes del poblado y demostrando de esta manera que Shankara, Eckhart y Rumi son exponentes de una espiritualidad diferenciada, la espiritualidad panteísta, de la cual constituyen sus «tres profetas». Ciertamente, el relato de este origen remoto del panteísmo constituye un ejercicio creativo por mi parte, dado que pongo las enseñanzas de estos autores al servicio de un propósito que ellos no concibieron, es decir, el dotar de autoridad y de una sólida tradición al camino panteísta, que será el tema de la segunda parte.

La segunda parte del libro (los capítulos 3, 4 y 5) corresponde al tercer momento de esta aventura, en la que volvemos de ese territorio imaginario hasta el presente. Es en este apartado en el que nuestra aventura cobra verdadero sentido, pues en ella trato de recoger y llevar a la práctica las ideas de estos tres grandes místicos mediante una estructura y una disciplina que aporten seguridad y guía en el camino de aquellos que anhelan seguir sus pasos hacia la cumbre. El libro concluye, finalmente, con la descripción de un nuevo paradigma para toda la cultura, fundamentado en esta espiritualidad no dual, a un tiempo profunda y revolucionaria.

Los tres momentos de esta obra, unidos, tienen como propósito establecer los fundamentos de una espiritualidad organizada, el camino panteísta. El sentido profundo de este camino, y de todo lo que engloba, es algo que más adelante se irá desvelando y que exige cierto grado de paciencia por parte del lector; paciencia para ir, poco a poco, comprendiendo primero sus fundamentos filosóficos, luego su origen histórico, después su encaje en el mundo contemporáneo y, finalmente, su aplicación práctica. Todo ello se encuentra secuenciado de una forma muy precisa, siguiendo un orden, de manera que de lo pequeño, de la simple etimología de un viejo término filosófico, «panteísmo», acabemos llegando hasta la formulación de un camino que se manifiesta en todas sus esferas, individual y social, en plena coherencia con esta simple idea de que pan-theos, es decir, «todo es Dios».

Es esta una sentencia atómica, que puede desencadenar una fuerza inimaginable. Este poder escondido en esta frase, y en las obras de aquellos que la defendieron en el pasado, es el que busco desplegar a través de estas páginas. Se trata, sencillamente, de ir extrayendo consecuencias coherentes con esta afirmación y ponerlas en relación con las demandas del ser humano contemporáneo.

El fin de todo ello es transmitir el potencial de esta espiritualidad organizada para enraizar en nuestra civilización y convertirse en un camino abierto e inspirador, capaz de dotar al estudiante panteísta de una disciplina verdaderamente liberadora e influir, a través de esta, en la sociedad en la que vive: sobre todo, en algunos de los ámbitos que trato al final del libro, como la ética, la política, la ciencia, la ecología y la educación, que deberían así volverse disciplinas más conscientes y sabias, más capaces de integrar al ser humano en un cosmos ordenado y vivo, atravesado por la conciencia, pleno de belleza e inteligencia: un cosmos del que él, del que cada uno de nosotros forma parte, y es en última instancia.