Artículos - Francis Lucille
Diálogos con Francis Lucille
Francis Lucille Encuentro en Barcelona, 2008 (Selección II)
Interlocutor: ¿Cuando preguntas "¿quién soy yo? o cuestionas ¿qué está observando?" estás evocando el mismo tipo de situación?
Francis Lucille: Cuando te haces la pregunta "¿qué soy yo?" lo que cuestionas es lo que crees ser y lo que sientes que eres. Así que te cuestionas sistemas de creencias y sistemas de sensaciones, de sentimiento. Para que esta investigación dé frutos necesitas un vislumbre de lo que eres, que es la conciencia. Si no tienes ninguna pista, si no has tenido ningún vislumbre sobre lo que eres, ¿cómo podrías empezar a investigar? Porque dirías "soy un cuerpo", y vale, esa es la respuesta. Y esto explica por qué es generalmente necesaria la intervención de un gurú o, por lo menos, de la gracia en forma de gurú o de otro acontecimiento. Y eso quiere decir que ya tienes un vislumbre de esta conciencia que eres. Y, a partir de ahí, la investigación te lleva siempre de regreso a este primer vislumbre que tuviste. Y esto es por lo que el proceso a través del cual acabamos de pasar. Y por eso es muy importante que la mente se abra a la posibilidad de la experiencia de la conciencia sin objeto. Que es lo mismo que decir la conciencia sin una mente, libre de la mente.
En cierto sentido, esto podría ser el evangelio del advaita: hay tal cosa como conciencia sin mente. Una sola frase.
Una vez que sabes lo que eres no te importan mucho otras cosas. Pero una vez que sepas lo que eres, lo que necesites saber para poder vivir fenoménicamente, vendrá a ti cuando lo necesites. Así que no tienes que ir cargado con bases de datos.
Int: La continuación de la presencia cuando sabes que no existes...
Francis: No es exactamente así. Tu verdadera naturaleza no está hecha de materia, no está hecha de pensamiento, sino que está hecha de esta presencia. Esta presencia no está condicionada ni por el tiempo ni por el espacio, es amor puro, puro esplendor. Y es eso lo que crea todo, lo que da forma a todo, lo que sostiene todo, lo que disuelve todo, tanto en el ámbito mental como en el ámbito del universo físico. Sólo hay una realidad, una substancia que entiende-subyace tanto a la mente como al universo.Y, por lo tanto, cuando decimos "entiendo", el ignorante no entiende lo que quiere decir, pero el sabio sabe que esta palabra es utilizada porque quiere decir "subyazco a", voy a ese lugar que subyace a todas las percepciones, voy a mi esencia, a mi substancia. Que es, otra vez lo mismo, la substancia es aquello que está debajo. Así que mi substancia, mi realidad, aquello de lo que estoy hecho, es también mi entendimiento. Mi substancia es inteligencia, aquello de lo que estoy hecho es pura conciencia, pura inteligencia o presencia. Es, por supuesto, inteligencia divina, presencia divina. Aquello es lo que es real en cada uno de nosotros.
Y eso es por lo que,cuando creemos que estamos separados, queremos regresar. Igual que una gota de agua quiere regresar al océano.
Int: ¿Es necesario algún camino de preparación que conduzca cerca del estado de iluminación?
Francis: Lo que sea que haya ocurrido hasta que llegas a ese lugar ha sido la preparación.
Int: Entonces uno puede saber si está, aunque soy consciente por haberlo leído y comprendido intelectualmente de que la iluminación está fuera del tiempo, ¿cómo puedo saber si los pasos que he dado son correctos para que ocurra esa iluminación?
Francis: No te preocupes por el pasado. Esta cuestión es parecida a la pregunta de "¿cómo sé que he conocido o que me he encontrado con el maestro adecuado?" Y la respuesta es que lo sabes cuando consigues la verdad. Y mientras tanto, lo único que puedes hacer es hacer lo mejor que sepas siguiendo tu corazón y tu inteligencia. Y no tengas dudas en cambiar de maestro si no satisface completamente tu inteligencia y tu corazón. Así que tu deber es ser honesto, ser fiel a tu corazón y tu inteligencia. Y eso lo puedes saber mirando tu propia sinceridad como buscador de la verdad. Y en cierto sentido tienes que ser muy exigente. Tienes que ser exigente en términos de claridad... pero lo sabes cuando lo tienes.
Int: Yo tengo la percepción de que para que la verdad se manifieste tiene que quedar muy poco del yo inferior, o de la personalidad, o de nosotros mismos, porque muchas tradiciones tanto católicas u orientales hablan de que Dios entra cuando la habitación está vacía. Esto parece bastante claro, ahora bien, la pregunta sería: ¿qué podemos hacer como personalidad para ayudar a acelerar este proceso? Yo lo entiendo un poco como una especie de suicidio interior. Es duro realmente pero creo que es la realidad.
Francis: Hay buenas noticias y malas noticias. Las malas noticias es que ese pequeño yo que creemos ser no puede hacer nada en absoluto para matarse a sí mismo. Las buenas noticias es que ese pequeño yo es sólo una creencia que no tiene existencia real. Así que lo que puedes hacer, no como pequeño yo, sino como la inteligencia que eres es investigar "¿qué soy yo?" En este momento le hablo a la inteligencia, le hablo a cierta presencia que oye y entiende. Y esta presencia, que es inteligente, consciente, puede descubrirse a sí misma, puede averiguar cosas sobre sí misma. Puede averiguar, descubrir si es una presencia limitada o no. Y durante el primer paso de esta investigación esta presencia descubrirá, que aunque con anterioridad sostenía que era limitada, ahora no puede encontrar ninguna prueba de que sea limitada, que depende del cuerpo o la mente para su existencia. Y de hecho, lo que puede que descubra, es que hay una profunda intuición en ella de que es infinita tanto en tiempo como en espacio. O, para ser más precisos, que ni está en el tiempo ni está en el espacio.
Y una vez que se ha alcanzado este punto, que esta presencia a través de su propia investigación se ha purificado de esta falsa creencia, permanece un no-saber. Este no-saber es exactamente lo que se refería San Juan de la Cruz con el "nada, nada, nada". Y también es la habitación o la casa vacía a la que se refiere el Maestro Eckhart, al decir que "cuando la casa está vacía Dios puede entrar". Y esta vacuidad no quiere decir que la presencia tenga que matarse a sí misma, porque la presencia no puede matarse a sí misma, la presencia es eterna. Pero la presencia tiene que liberarse a sí misma de la noción de que es mortal. Y mientras esta noción de que es mortal habita la casa no puede revelarse su eternidad. Su eternidad permanece fuera de la casa y da la sensación de que esta presencia es mortal. Todos los acontecimientos que ocurren dentro de la pequeña casa dan la sensación de que esta presencia es mortal. Pero en el momento en que se libera completamente se restaura la eternidad y entra en la casa la eternidad. La presencia dentro de la casa y la presencia fuera de la casa son una y la misma. Era la presencia de objetos dentro de la casa que se confundían con la presencia, que es lo que impide que el espacio, que es igual dentro y fuera de la casa, se revele a sí mismo. Por supuesto esto es una metáfora. La casa es la mente.
El Maestro Eckhart, que fue el maestro que utilizó esta metáfora de la habitación vacía en uno de sus sermones, en otro sermón sobre el hombre pobre, pobre de espíritu, se refiere a aquel que está vacío de forma que Dios pueda entrar. Define esta pobreza de espíritu, o esta vacuidad, "uno que es pobre de espíritu es uno que no desea nada, no posee nada y que no sabe nada". Estar en el no-saber. Y el requisito de este profundo no-saber es el no saber qué somos. Y este es el más importante de los no saberes.
El falso conocimiento es el que, en la tradición de Adán y Eva, es el que está en el origen de la expulsión del paraíso una vez que comen el fruto del árbol del conocimiento. Este conocimiento es "soy una persona separada, una entidad separada". Y es el único conocimiento que impide que el templo quede vacío. Es este falso conocimiento lo que profana el templo. Este saber que soy separado, que soy una persona separada. Porque esta persona es pura arrogancia que se erige como un poder separado a la vista de Dios. Por eso los sufíes dicen, para eliminar esta arrogancia de sentirse una existencia separada, "no hay nadie salvo Él, yo no soy, sólo Él es".
Int: Quería saber como se debería tratar algún recuerdo doloroso. Porque cuando estás bien los recuerdos aparecen en la mente y rápidamente los desechas, pero en otros momentos esos recuerdos te causan dolor.
Francis: El pasado no nos puede hacer infelices porque no es real. Son las consecuencias actuales de los acontecimientos pasados a las que les atribuimos nuestra desgracia. Por ejemplo si hemos perdido a un ser querido, aquello que nos hace infelices no es algo que ocurrió en el pasado, es algo que ocurre ahora que es la ausencia de este ser querido. O si hemos perdido nuestra cartera lo que nos hace infelices es que, en este momento, no tenemos dinero. Por ejemplo si hubiéramos perdido nuestra cartera en el pasado, con diez mil dólares en ella, pero mientras tanto nos hubiera tocado un millón de dólares en la lotería esto nos aliviaría de la pérdida de la cartera. Esto demuestra que no es el acontecimiento pasado lo que genera nuestra desgracia actual sino el rastro que ha dejado este acontecimiento pasado en la situación actual. Y esto es lo primero que hay que tener muy claro.
La segunda cuestión, lo que llamo las sobras de este evento pasado en la situación actual, es un objeto o, como en el caso de la cartera, en la ausencia de un objeto. Así que la situación que genera mi infelicidad es la falta de algo ahora. Y este sentido de carencia se basa en la creencia de que la felicidad depende de los objetos. Y, por lo tanto, si estos objetos que creo que son necesarios para mi felicidad no están, no estoy feliz. Por supuesto hay necesidades básicas del cuerpo, y si estas necesidades básicas no pueden ser satisfechas habrá dolor físico. Pero aquí no estamos hablando de esto, estamos hablando de un cuerpo perfectamente alimentado, sano, que tiene las necesidades básicas cubiertas y, sin embargo, con una gran pena o una gran sensación de carencia. Y esa sensación de carencia o pena se basa en la creencia que tenemos de que somos un cuerpo-mente que necesita cosas externas para su felicidad, para su plenitud, para su satisfacción, para ser completo. Tenemos que investigar si es cierto que nuestra falta de paz puede ser atribuida a la ausencia o presencia de objetos.
Lo que sugiero es que hagas un experimento ahora mismo, en este momento, sin irte ni al pasado ni al futuro, y te preguntes: "¿qué es lo que falta ahora mismo?"
Int: No falta nada.
Francis: Eso contesta tu pregunta. Si no hay nada que falte ahora permanece esta ausencia de problemas. Y si algo falta puedes volver a revisar el tema y preguntarte otra vez: "en este justo momento, sin ir al pasado ni al futuro, ¿qué falta?" Y observarás, haciendo este ejercicio, que aparte del dolor físico y de temas prácticos, todo el sufrimiento psicológico se relaciona sólo con nuestra proyección hacia el pasado o hacia el futuro, que no es cierto. Si observamos cuidadosamente la situación justo en el momento, en el ahora, está lleno de paz. Y mediante esta investigación puedes volver a esta paz siempre que quieras. Sólo necesitas entender que el pasado y el futuro no son reales. Un objeto del pasado o del futuro, por ejemplo un arma del pasado o del futuro, no puede matarte ahora porque no es real. Así que nada del pasado o del futuro puede realmente hacerte daño en el ahora. El pasado y el futuro son sólo pensamientos.
El deseo y el miedo, que son el origen de sentirse desgraciado, sólo existen en relación con el pasado y con el futuro. La sensación de ser una entidad separada, o la creencia de ser una entidad separada sólo existe en relación con el pasado o con el futuro. En el momento en sí mismo no hay entidad separada porque el momento en sí mismo es real. Así que también podemos descubrir esta verdad de que, en el momento mismo, no hay una entidad personal, no podemos encontrar una entidad personal. Podemos encontrar un concepto, podemos encontrar una percepción, pero no podemos encontrar una entidad personal. Sólo existe en conexión con el pasado o con el futuro y, por lo tanto, no existe realmente.
Lo único que existe en el ahora es nuestra presencia. Y nuestra presencia no tiene necesidades y está completamente en paz.