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Medardo Rivera

Maestro y discipulo

Advaita para principiantes

(Tercera Parte)
Por Medardo Rivera 28 de abril de 2025 Versión PDF

4. Los nudos gordianos de la espiritualidad

4.1. ¿Alma o Espíritu?

Para comprender este punto es necesario recordar su origen.

En la Grecia antigua Platón sostenía la idea de la existencia de un “mundo ideal”, perfecto e inmutable, y un “mundo material”, imperfecto y mutable, el cual es una burda objetivación de aquel. Así, por ejemplo, Platón sostenía que los números, el círculo y otras formas geométricas perfectas solo existen en ese mundo ideal, más no en la naturaleza, ya que esta nunca los podrá mostrar en su perfección. Por extensión, Platón consideraba que el ser humano que vemos también es una aproximación imperfecta del humano perfecto, al cual lo llamó “alma”, que solo existe en el mundo de las ideas.

En la antigua Sumeria se tenía a “Ahura-Mazda” (o Auramazda) como un equivalente conceptual de “inteligencia” o “sabiduría”. Más tarde, con el aparecimiento del zoroastrismo, el término se transformó en el nombre propio de la deidad de esa religión.

Al propagarse la cultura griega por donde hoy son las regiones del Medio Oriente, la idea de “alma” de Platón, la de “Ahura-Mazda” del zoroastrismo y las ideas de “karma”, “dharma” y “samsara” del hinduismo-budismo se fusionaron, y fueron asumidas por las diversas ideologías de las religiones monoteístas que aparecieron: judaísmo, cristianismo e islamismo, pero interpretándolas a su conveniencia y tergiversando la idea original de Platón. De esta manera, hoy está ampliamente difundida la creencia de que los humanos tenemos un alma que necesita penitencias, mortificaciones, sacramentos, ritos iniciáticos, etc. para purificarse y estar en condiciones de ir a la presencia del Dios de esas religiones, so pena de ser condenados eternamente.

Nota 2: «La idea de “purificación” y/o “perfeccionamiento” del alma a través de penitencias y mortificaciones es la piedra angular de las enseñanzas de todas las religiones». [y también de la mayoría de los grupos y/o las escuelas esotéricas]. (Yoga Vashista, Ernesto Ballesteros Arranz)

Por otro lado, la palabra “espíritu” se refiere a “la esencia que anima y dirige al ser humano, otorgándole vida, pensamiento y acción”. Siendo así, otra forma de definirlo es “energía vital” o “prana”, la misma que se encuentra en toda la naturaleza como sensibilidad (Ver 1.6.). En los seres humanos, la manifestación más evidente de esta energía es la respiración, la cual es la evidencia más inmediata de estar vivo; por eso a esa energía también se la conoce como “soplo vital”.

«Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente» (Génesis 2:7)

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4.2. ¿Brahma, Brahman o Parabrahman?

Para representar la mutabilidad de todo en el universo como un eterno ciclo cósmico de creación, duración y destrucción, en el hinduismo se concibe una trilogía de dioses conocida como “Trimurti”, y que representan lo que se indica a continuación:

Brahma.- La creación, el inicio de la existencia;
Vishnú.- La duración o preservación. El mantenimiento del orden y la armonía; y,
Shiva.- La destrucción, el final que da paso a la renovación

En el lenguaje Sánscrito se acostumbra a añadir una letra “n” a un nombre para indicar que se trata de una categoría superior que lo sustenta, o que lo trasciende; así, Brahman (con “n” final) es el nombre que se utiliza para indicar lo que está más allá de Brahma. Brahman es, a la vez, la base inherente y trascendente de toda existencia, conciencia y dicha; no tiene cualidades, pero tiene atributos cuando se manifiesta como la creación. (Ver 1.6.)

Con el mismo propósito señalado en el párrafo anterior, en el Sánscrito también se utiliza las palabras “para” y “param” como prefijos de un nombre para indicar que está “más allá” de la idea evocada por el nombre al cual se aplica, o que está manifestado “en grado superlativo”, respectivamente; por eso “Parabrahman” evoca la idea de “Lo Absoluto” como la única realidad inmutable más allá de la creación y de cualquier conceptualización; más allá de la existencia y la no-existencia.

4.3. ¿Alma, Atman o Paramatman?

Recordemos lo dicho en el numeral anterior respecto al alma:

«Según Platón] ... el ser humano que vemos también es una copia imperfecta del humano perfecto que existe en el mundo de las ideas, al cual lo llamó “alma”».

Recordemos también lo dicho en el numeral 1.9. respecto a la sensación de presencia:

«... de lo que siempre estamos completamente seguros, aunque no lo hayamos tomado en cuenta, es de nuestra permanente sensación de presencia que es la que les da esa “certeza de realidad o existencia” a nuestras percepciones».

Así llegamos a la conclusión de que “Alma” es una idea tergiversada de la idea de Platón y conceptualizada en las religiones monoteístas; en tanto que “Atma” es la certeza de nuestra existencia, pero sin un “yo” como referencia.

“Paramatman” es la palabra “Atma” a la que se le ha añadido una “n” final y el prefijo “param”, con lo cual se quiere enfatizar un estado más allá o superlativo de esa certeza de existir en el cual solo se evidencia la certeza de SER. Por eso casi siempre se lo equipara o se lo toma como sinónimo de “Parabrahman”. (Ver 4.2.)

4.4. ¿“Maya” o ilusión?

Erróneamente se ha difundido la idea de que “Maya” significa ilusión; sin embargo, para el Vedanta, “Maya solo es una simple exposición y/o confirmación de los hechos tal como se dan, de cómo funciona nuestro mundo y nosotros mismos”.

La base misma de nuestro ser es la contradicción. Así, por ejemplo:

  • Sabemos que irremediablemente todos vamos a morir y, sin embargo, nos apegamos a la vida y queremos prolongarla a cualquier precio, aun estando desahuciados y en el lecho de muerte. Esto es Maya.
  • Sabemos que los pares de opuestos son como las dos caras de una misma moneda y que, por lo tanto, los dos extremos siempre estarán presentes; sin embargo, anhelamos y nos esforzamos para lograr el bien y erradicar el mal, para alcanzar la riqueza y eliminar la pobreza, para tener abundancia y eliminar la carencia, etc. Esto es Maya.
  • Sabemos que con la vejez llegan también la decrepitud, las enfermedades, la invalidez, los padecimientos (físicos y/o mentales), la dependencia, y muchas veces el abandono y/o la soledad; sin embargo, creemos que la longevidad es una bendición. Esto es Maya.
  • Amenazamos con hacer la guerra (o la hacemos realmente) para lograr la paz. Esto es Maya.
  • Pensamos que nuestra piel delimita lo que somos y nos separa del resto de la creación. Esto es Maya.

El equiparar “Maya” con “ilusión” se da por la pretensión de las religiones oficiales (en especial del cristianismo) de borrar, devaluar, minimizar y hasta despreciar el auténtico sentido de las creencias ancestrales a las que las llaman “paganas”. Así, por ejemplo, se construyeron iglesias en las mismas localizaciones de los sitios ceremoniales, se establecieron festividades cristianas en las mismas fechas de las festividades ancestrales, se “inventaron” cristos, vírgenes y santos con las mismas virtudes de los que para ellos eran ídolos; por ejemplo: el “Cristo del consuelo”, el “Cristo de la buena esperanza”, la “Virgen de agua santa”, la “Virgen de los sicarios”, el “Santo de los imposibles”, “San Valentín”, la “Santa muerte”, etc.

Con la misma pretensión que la señalada en el párrafo anterior, pero con mayor astucia, se han suplantado ciertas palabras llenas de un significado trascendente en la filosofía oriental por las utilizadas en su credo, difundiendo la idea de que significan lo mismo y, por tanto, se las puede equiparar. Por ejemplo: “Karma” se ha equiparado con pecado, castigos y penitencias; “Atma” con alma o espíritu; “Realización” con salvación o “presencia de Dios”, “Samadhi” con arrobamiento, éxtasis o epifanía; “Avatar” con hijo de Dios (Jesús, ¡por supuesto!), “Darma” y “Samsara” con mandamientos, “Reencarnación” con resurrección, “iniciaciones” con sacramentos, “Maya” con ilusión o alucinación; etc. Esto llena de confusión a aquellos novatos que pretenden incursionar en una verdadera búsqueda espiritual y dejar atrás las creencias tradicionales.

En el Vedanta-Advaita, además de “la simple exposición y/o confirmación de los hechos”, la palabra “Maya” resalta también el implacable paso del tiempo que se evidencia en la mutabilidad y la impermanencia de todo en la creación; quizás por eso, con fines didácticos y para hacerla más comprensible, se la ejemplifica con la ilusoria realidad del mundo onírico del cual, al despertarnos, solo quedan escasos y precarios recuerdos en nuestra memoria.

«La gente piensa que el mundo es antiguo. En realidad, el mundo surge con su consciencia. A esto se le llama Maya. No hay nada, ¡y sin embargo causa tanta aflicción!»

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4.5. ¿Samadhi o nirvana?

Son estados elevados de conciencia y liberación. En el samadhi la mente se absorbe completamente en el objeto de meditación, la acción de SER; mientras que en el nirvana se busca la liberación del sufrimiento a través de la cesación de apegos, deseos y aversiones.

En el samadhi se alcanza la identificación de nuestra esencia con la acción de SER, lo Absoluto, que es el objetivo del Advaita; en tanto que el nirvana se centra en la extinción del “samsara”, los ciclos de nacimientos, vida, muertes y renacimientos, que es el objetivo del budismo.

ANEXO 1
Una meditación básica, pero práctica


Lo único que pretendo con este anexo es dar una ligera idea del proceso de meditación basado en los 8 pasos señalados por Patanjali en sus Yoga Sutras y que son:

« ...

1. Yama: Son las normas éticas y morales que guían la conducta hacia los demás. Incluyen la no violencia, la verdad, la no apropiación, la continencia y la no posesividad.

2. Niyama: Son las observancias personales que promueven el desarrollo espiritual. Incluyen la limpieza, la satisfacción, el autocontrol, el estudio de los textos sagrados y la entrega a lo divino.

3. Asana: Se refiere a las posturas físicas que se practican en el yoga. Estas posturas ayudan a preparar el cuerpo para la meditación y a desarrollar la concentración.

4. Pranayama: Es la práctica de la regulación de la respiración. A través de técnicas de respiración, se busca controlar la energía vital (prana) en el cuerpo.

5. Pratyahara: Es el proceso de retirar los sentidos de los objetos externos y dirigir la atención hacia el interior. Esto ayuda a reducir las distracciones externas.

6. Dharana: Se refiere a la concentración. Es la práctica de enfocar la mente en un solo punto u objeto, lo que es fundamental para avanzar en la meditación.

7. Dhyana: Es la meditación en sí misma, donde se mantiene la concentración de manera continua y se experimenta un estado de flujo en la práctica.

8. Samadhi: Es el estado de unión o realización espiritual. En este estado, el practicante experimenta una profunda conexión con el objeto de meditación y una sensación de trascendencia.

... » (ChatGPT)

Hay que tener presente que el objetivo de la meditación es des-identificarnos del ego y asumir nuestra verdadera naturaleza como la acción de SER. (Ver 1.8.). El proceso toma mucho tiempo (a veces toda una vida) de una férrea disciplina y una práctica constante, pero creo que vale la pena intentarlo.

Cuando a Buddha le preguntaron: Por favor, díganos ¿qué vamos a ganar con tantos años de meditación?

Él contestó:

«Ustedes no van a ganar nada, mas bien van a perder mucho: van a perder el miedo a la pobreza, a la soledad, a la enfermedad, a la vejez, y a la muerte».

* * *

Una guía sencilla, pero práctica, para la aplicación de estos pasos

1 y 2) Yama y Niyama: Llevo una vida tranquila, sin sobresaltos

Los dos primeros pasos “Yama” y “Niyama” se refieren a normas de conducta y aptitudes que deben estar presentes en todo buscador espiritual, las cuales le permitirán una práctica libre de preocupaciones.

3) Asana: Estoy en una postura cómoda

El tercer paso, Asana, ha sido ampliamente desarrollado y difundido por las escuelas de yoga en todo el mundo; lastimosamente, la mayoría de las veces, estas escuelas se han convertido en un negocio lucrativo con la oferta de todo tipo de beneficios, olvidando que el objetivo central de este paso es, ante todo, lograr que el cuerpo no se vuelva una molestia o un distractor durante la meditación.

Lo fundamental en este paso es sentarse con la cabeza levantada manteniendo el cuello en alineación con la columna vertebral, la misma que debe estar lo más recta posible y sin apoyo. Al sentarse en el suelo sobre un cojín bastante duro y gordo, doblando las piernas, pero sin cruzarlas y con las rodillas en contacto con el piso, se logra una buena estabilidad corporal. Luego, apoyando el dorso de las manos sobre los muslos lo más cerca del tronco, es necesario sacar el pecho un poco para adelante y echar los hombros para atrás. Esto es todo sobre el cuerpo para el cumplimiento de este paso.

Nota 3: Para pasar de un paso al siguiente, conviene estar seguros de haber dominado el paso anterior por cuanto los beneficios de un paso repercuten en el logro del siguiente; caso contrario, solo conseguiremos retrasar más nuestro progreso al no lograr los objetivos de ninguno de los dos pasos.

4) Pranayama: Soy el testigo de la respiración

La práctica del Pranayama se inicia poniendo atención al ingreso y a la salida del aire que respiramos por la nariz, pero cuidando de no forzar el ritmo natural del cuerpo. Solo se trata de poner atención al hecho de respirar y percatarse de que es un movimiento automático que, sin interferencia, poco a poco se torna armonioso y más acompasado para que, en los pasos siguientes, nos olvidemos de la respiración.

Nota 4: En referencia a este punto y a los siguientes es oportuno señalar la proliferación de técnicas para su práctica, tales como la repetición de algún mantra, sílaba o nombre sagrado asociado con la respiración, o cantos devocionales que han sido desarrolladas por cada maestro y/o escuela y, muy discretamente, son enseñadas en elaboradas ceremonias iniciáticas solo a aquellos que cumplan con ciertos requisitos y que, además, se los considere que “están listos” para recibirlas. Si usted conoce alguna de esas técnicas, es el momento de aplicarla.

5) Pratyahara: Soy el perceptor, no lo percibido ni los órganos de percepción

Al inicio de la práctica de Pratyahara, ayuda mucho el percibir los sonidos que nos llegan del exterior, pero tratando de percatarnos de que están presentes tres componentes: los sonidos, el órgano de la audición y un “yo” como el perceptor o el testigo de la audición. Al inicio, esto es difícil de lograrlo por cuanto estamos acostumbrados a pensar que somos el cuerpo y hemos ignorado al testigo, pero con un poco de práctica es posible conseguirlo. También ayuda mucho el poner atención a los latidos del corazón, tomando consciencia de que es un movimiento totalmente automático que solo lo testificamos.

La culminación de este paso se alcanza cuando se experimenta claramente la diferencia entre los órganos de los sentidos, sus respectivas percepciones (por ejemplo, los oídos y los sonidos, la piel y las sensaciones, los ojos y las imágenes, etc.), y un “yo” como el testigo de las mismas.

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6) Dharana: “Existo” es mi única certeza

Como preparación para este paso, Dharana, es sumamente importante establecer una clara diferencia entre “vida” y “existencia”: la vida es del cuerpo-mente, nosotros somos la existencia o el Purusha (Ver 1.7.).

En este paso de la meditación enfocamos nuestra atención en la sensación de “yo” como perceptor o el testigo detectado en el paso anterior, pero despojándolo de los atributos personales o fardo existencial que nos atribuimos. Así, debe volverse evidente que, aún sin atributos, seguimos siendo nosotros mismos (“Sé que soy, pero no sé LO que soy”). El objetivo de este paso es constatar que de lo único que podemos estar seguros es de la certeza de nuestra existencia (“yo existo”), aunque no sepamos el cómo ni el porqué. Este estado se llama “turiya” y es como el estado de sueño profundo, pero consciente, o el estado de vigilia, pero sin percepciones.

«La consciencia lo observa todo. Pero ¿quién es el que observa a la consciencia? ¿No eres tú el observador de la consciencia? ¿Acaso la mente o el prana tienen una forma? ¿Existe alguna forma para la consciencia? La mecha arderá mientras haya aceite. La consciencia está presente mientras el cuerpo también lo esté»

«El recuerdo de una cosa no es la cosa en sí. Del mismo modo, el recuerdo de tu forma no es tu verdadera naturaleza. Las diversas facultades solo son adornos de tu sentido “yo soy”»

«Si usted busca la realidad usted debe liberarse de todos los trasfondos, de todas las culturas, de todos los patrones de pensamiento y de sentimiento. Incluso la idea de que yo soy un hombre o una mujer, o aun humano, debe ser desechada»

Nota 5: En algunos grupos esotéricos se enseña alguna técnica específica para llevar nuestra atención y sensibilizar la columna vertebral, asociándola con el flujo de la energía “Kundalini” a través de los “chakras”. Si usted conoce alguna de esas técnicas, es el momento de aplicarla.

En este punto hay el peligro de dejarse llevar por la imaginación tratando de vivenciar lo que hemos escuchado de otros o lo que hemos leído en alguna parte; esto es, tratar de percibirnos como un cuerpo astral o una supuesta “alma” de los cuales no tenemos la menor idea; o tratar de escuchar sonidos, mirar luces en los chakras, sentir “cosquilleos” en alguna parte del cuerpo, sentir alguna “presencia divina”, el anhelo de poderes paranormales, etc. ya que todo eso solo son distractores. (Ver Anexo 2)

«El que se siente bendecido por algún Dios, no puede realizarse. Mientras hay la idea de virtud o de mérito religioso, no hay ninguna esperanza de darse cuenta del Atma»

«Usted puede pasarse una eternidad buscando por todas partes la verdad y el amor, la inteligencia y la buena voluntad, implorando a Dios y al hombre ―todo en vano. Usted debe comenzar en usted mismo, con usted mismo― ésta es la ley inexorable»

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7) Dhyana: El sagrado sonido “OM” brota de mí mismo

En el estado turiya es posible poner atención y escuchar el sagrado sonido “OM” que brota de la Consciencia Pura (Brahman, la sensibilidad inicial (Ver 1.6.), e identificarnos con su vibración; así descubrimos que “OM” brota de nosotros mismos y sostiene nuestra burbuja de percepción. En esta burbuja aparecieron simultáneamente la idea de tiempo (cambio, duración), de espacio (distancia, separación) y nuestra yosoydad (Atma) como si se tratara de una “partícula de consciencia”. (Ver 2.4.)

«En sus diferentes aspectos OM introduce la idea de cambio ―que implica tiempo (Kala)― en la eternidad Inmutable; y la idea de la separación ―que implica espacio (Desa)― en la eternidad Indivisible... El efecto derivado de estas manifestaciones es la idea de partículas: los innumerables átomos (patra o anu). Estos cuatro aspectos ―el Verbo [OM], el Tiempo, el Espacio, y el átomo― no son, por lo tanto, sino una misma cosa: en esencia, solamente ideas».

En este paso de la meditación es de vital importancia el percatarnos de que ese sagrado sonido “OM” brota de nosotros mismos, de nuestra esencia. En las enseñanzas orientales se compara al buscador del sonido “OM” con el ciervo almizclero que, enloquecido por la fragancia del almizcle, la busca por todas partes, sin percatarse de que esa fragancia brota de la glándula que él mismo posee en su abdomen.

Nota 6: En algunos grupos esotéricos se enseña alguna técnica específica para desarrollar la escucha del sonido de “OM”, asociándolo con algún punto de la columna vertebral o del cerebro que entra en resonancia con su vibración. Si usted conoce alguna de esas técnicas, es el momento de aplicarla.

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Después de ver esto, no te iluminas: te das cuenta de que siempre lo has sido
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Identificándonos con esa vibración debemos percatarnos de que Atman y Brahman tienen el mismo origen, el sagrado sonido “OM”. Este es el preámbulo sine qua non para el siguiente paso, el Samadhi. (Ver 1.15.)

«Cuando la Unidad se entiende a través de la Unidad, todo es Brahman. Cuando este “yo” o su falta, es reconocido, su función termina. Solo eso que es el creador del mundo permanece»

«El “Yo soy” te ha llevado fuera [de Lo Absoluto], el “yo soy” te llevará de regreso; el “yo soy” es la puerta, ¡vuelve a ella! ¡siempre está abierta!»

La siguiente analogía puede ayudarnos a comprender este paso de la meditación:

El movimiento del agua en el mar produce remolinos, vórtices, torbellinos, olas, burbujas, etc., y estas creaciones emiten el sonido característico del mar; así, podemos ver claramente que esas burbujas son efímeras formas de la misma agua del mar. De igual manera, nuestras burbujas de percepción son efímeras manifestaciones del “agua del mar” de lo Absoluto que, al formarse, emiten el sagrado sonido “OM”.

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8) Samadhi: Solo queda la acción de SER

El sonido de OM tiene la virtud de hacer más evidente la presencia de los dos componentes de nuestra burbuja de percepción que aún permanecen en nuestra consciencia: la yosoydad (“Yo soy”) y lo percibido (el sonido OM); y conforme nuestra atención se vaya enfocando solo en la resonancia de su vibración en la columna vertebral y, luego, en la coronilla o el chakra sahasrara, estos componentes se irán disolviendo. Es así como, finalmente, nos libraremos de nuestra burbuja de percepción y de nuestro tan querido “yo” que nos ha acompañado hasta aquí como el ego, el testigo, el perceptor, el meditador, la certeza de existir o Atma; y, finalmente, el sonido OM también se irá.

«En paz y en silencio la piel del yo se disuelve y lo interior y lo exterior se vuelven uno»

Aquí es cuando debemos preguntarnos: ¿Qué queda?

«Al no haber percepción, no hay tiempo; y, al no haber separación, no hay espacio»

Así es como, poco a poco, iremos familiarizándonos e identificándonos con el sagrado sonido de “OM” que brota de nosotros mismos, de nuestra esencia y, luego, nos “sumergiremos y nos fundiremos” en él (“como una muñeca de sal que se sumerge en el océano tratando de conocer su profundidad”). Al final, no quedará el menor rastro ni del tiempo, ni del espacio, ni del “Yo”. Nada que pueda percibirse ni nadie que pueda hacerlo, tan SOLO LA ACCIÓN DE SER. (Ver 1.8.).

«¿Qué permanece cuando el “yo” y el “tú” son eliminados? Aquello que permanece, que sobrevive a este proceso de eliminación, es el “Ser". Eso que “es” cuando lo que “es” se ha ido, y lo que “no es” también se ha ido, y algo que no es una cosa permanece, no hay necesidad de declarar lo que “es". Es “sí mismo” allí»

«Para conocerse a sí mismo el ser debe enfrentarse con su opuesto, el no-ser... ¿Y qué es la liberación después de todo? Es saber que se es más allá del nacimiento y de la muerte»

«Cuando va más allá de la consciencia, hay un estado de no-dualidad en el cual no hay cognición, sólo puro ser. En el estado de no-dualidad, toda separación cesa»

«Transforma el “yo” en “no-yo”, y luego el “no-yo” se transformará en la acción de SER»

«Lo Real no es un estado de alguna otra cosa ―no es un estado de la mente, o de la consciencia, o de la psique― no es algo que tiene un comienzo y un final, ser y no ser. Todos los opuestos están contenidos en ello, pero ello no está en el juego de los opuestos. Usted no debe tomarlo como el fin de una transición. Ello es ello mismo, después de que la consciencia como tal ya no es. Entonces las palabras «yo soy hombre», o «yo soy Dios» no tienen ningún significado. Solo en silencio y oscuridad puede ser oído y visto»

No está por demás señalar que es extremadamente difícil alcanzar el estado de Samadhi. Nuestra psiquis siempre tratará de rehacer nuestra burbuja de percepción (“algo” que percibir) y su perceptor (la sensación del “yo” que siempre hemos creído ser) porque esta es su razón de ser, haciéndonos descender a uno de los pasos anteriores (generalmente al Pratyahara o al Pranayama) sin que nos percatemos de ese descenso. Es solo con muchos años de constante y paciente práctica que se alcanza la auténtica vivencia del Samadhi; pero cuando se logre, no se perderá jamás.

«De entre miles, uno me busca; y de entre miles que me buscan, uno me encuentra»

«Mejor es la muerte que una vida vegetativa en la ignorancia; es mejor morir en el campo de batalla que vivir como un derrotado. Esta es la base de la verdadera religión [la verdadera búsqueda espiritual]... No desesperéis; el camino es muy difícil, como caminar sobre el filo de una navaja. Sin embargo, no desesperéis; levantaos, despertad, y alcanzar el ideal, la meta»

Nota 7: En la India, Samadhi es también el nombre del lugar en el que se cremó un cadáver; de allí que, para resaltar lo inútil de cualquier invocación o recuerdo del “yo” o ente que dejamos de ser, al último paso de la meditación se lo llame también Samadhi.

Al finalizar la meditación, luego de haber experimentado el Samadhi (o haber practicado el paso al que hayamos llegado) por todo el tiempo que dispongamos, retornamos paulatinamente al estado de vigilia. Allí debemos tomar consciencia de que el “yo” que acaba de vivir esa experiencia es distinto del “yo” que siempre hemos creído ser. Con perseverancia, disciplina, constancia y paciencia iremos familiarizándonos cada vez más con este “nuevo yo”, y poco a poco trascenderemos nuestra “burbuja de percepción” (Ver 2.4.) y así retomaremos nuestra verdadera naturaleza, hasta que finalmente nosotros también podremos decir:

«Con los ojos abiertos, soy Brahman, la Consciencia pura;
con los ojos cerrados, soy Parabrahman, lo Absoluto»

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ANEXO 2
Una experiencia de Lo Absoluto


Como anexo a este trabajo trascribo lo que Romain Rolland escribe en La vida de Ramakrishna (Páginas 50-52) sobre la experiencia de lo Absoluto alcanzada por Ramakrishna bajo la guía de Tota Puri; porque, como bien el escritor lo recalca: «Su relato debe reproducirse; pertenece nada menos que a los textos santos de la India, a los documentos reveladores para los archivos de la ciencia del espíritu en Occidente»:

[Tota Puri] Andaba de paso. No debía quedarse jamás más de tres días en el mismo sitio [pero con Ramakrishna se quedó once meses]. Vio a Ramakrishna, quien no le veía. Sentado en las gradas del templo el joven sacerdote (tenía entonces 28 años) tenía los ojos perdidos en la felicidad de su visión oculta. Tota Puri quedó impresionado.

―Hijo mío ―le dijo―, veo que ya estás bastante adelantado en el camino de la verdad. Si quieres, puedo ayudarte a alcanzar la próxima etapa. Te enseñaré el Vedanta Advaita.

Ramakrishna, con su inocente simplicidad, que hizo sonreír al duro asceta, respondió que primero debía pedir permiso a su Madre Kali. Esta se lo acordó. Entonces, con confianza humilde e íntegra, se puso bajo la dirección del instructor divino.

«... El hombre totalmente desnudo (Tota Puri) me ordenó apartar mi espíritu [mi “eseidad”] de todos los objetos y hundirme en el seno del Atman [lo Absoluto]. Pero, a despecho de todos mis esfuerzos, no podía atravesar el reino del nombre y de la forma, y conducir mi espíritu al estado “incondicionado”. No tenía dificultad alguna en separar mi espíritu de todos los objetos, con una sola excepción: y ésta era la forma demasiado familiar de la radiante Madre Bienaventurada, la siempre amada Kali, esencia de la Consciencia pura, que aparecía ante mí como una realidad viviente. Ella me obstruía la ruta del más allá. Intenté varias veces concentrar mi espíritu sobre las enseñanzas del Advaita; pero en cada ocasión, la forma de la Madre se interponía. Desesperado, dije a Tota Puri: “¡Es imposible! No llego a elevar mi espíritu al estado “incondicionado”, para hallarme cara a cara con el Atman...” ―Me respondió severamente: “¿Cómo, no puedes? ¡Debes poder!” Echando una mirada alrededor de sí, halló un pedazo de vidrio, lo tomó, hundió su punta entre mis cejas y me dijo: “¡Concentra tu espíritu en esta punta!”― Me puse a meditar con todas mis fuerzas: y tan pronto apareció la graciosa forma de la Madre Divina, utilicé mi discriminación como una espada, y la partí en dos. Entonces, no quedó otro obstáculo ante mi espíritu, que al punto voló hasta más allá del plano de las cosas “condicionadas”. Y me perdí en el Samadhi...» [...]

«El Universo se extinguió. El espacio mismo no existía más. Primero, las ideas sombras flotaban aún sobre el fondo oscuro del espíritu. Solo la débil consciencia del Sí, se repitió monótona... Después, ésta también se detuvo. Quedó solo la Existencia. El alma se perdió en el Sí. Todo dualismo se borró. El espacio finito y el espacio infinito no fueron más que Uno.»

Más allá de la palabra, más allá del pensamiento, realizó al Parabrahman.

© Medardo Rivera, 2025