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Artículos - Rupert Spira

Rupert Spira

"Yo soy la presencia consciente"

Por Rupert Spira Barcelona - Febrero 2013 (I)

Rupert Spira: Sé consciente del espectro total de tu experiencia, y cuando hablo del espectro total de tu experiencia me refiero a la mente, el cuerpo y el mundo, deja que cada uno de ellos aparezca tal como es, instante tras instante.

Si miramos un poco más de cerca, ¿a qué nos referimos cuando decimos mente, cuerpo y mundo? Por mente me refiero al pensamiento o la imagen presente. Sé consciente del pensamiento o la imagen presente; no tiene importancia acerca de qué sea este pensamiento o esta imagen.

No intentes cambiar o manipular tu experiencia en modo alguno, y si te das cuenta de que estás intentando cambiarla o manipularla date cuenta que también eso es otro pensamiento.

Si nuestros ojos están cerrados todo lo que conocemos del cuerpo es la sensación presente. Dejadme explicar qué entiendo exactamente por la palabra sensación: Una sensación sería el hormigueo de la planta de tus pies o detrás de los ojos; un dolor de cabeza es una sensación, la sensación de hambre es una sensación. Permite que la sensación presente o el conjunto de las sensaciones presentes aparezcan tal como son.

Por mundo quiero decir: Visiones, texturas, sonidos, olores y gustos; esto es todo lo que conocemos del mundo: Vistas, texturas, sonidos, olores y gustos.

Es importante decir que en este estadio lo que hacemos aquí es una exploración de nuestra experiencia; no es una investigación filosófica, es una exploración experimental. Comprueba todo lo que digo con tu experiencia, solo podemos saber si algo es cierto o no contrastándolo con nuestra propia experiencia.

Permite que el espectro total de la experiencia aparezca tal como es, pensamientos e imágenes, sensaciones corporales: Vistas, sonidos, gustos, texturas y olores.

En el futuro y para hacerle la tarea más fácil al traductor hablaremos de pensamientos, sensaciones y percepciones. Los pensamientos: Eso es la mente. Las sensaciones: Eso es el cuerpo. Y las percepciones: Eso es el mundo.

Ahora pon tu atención, por turnos, en cada una de ellas... Y hazte la pregunta: ¿Qué es lo que conoce o es consciente de mis pensamientos, sensaciones y percepciones?

Cuando un pensamiento o imagen aparece es conocido o experimentado; cuando una sensación corporal aparece es conocida, y de la misma manera ocurre con las percepciones del mundo.

¿Qué es eso que conoce o es consciente de ello? No pienses acerca de esto; ve a aquello, sea lo que sea, que es consciente de tu experiencia, y no digas: "No lo sé".

Sea lo que sea que conoce o es consciente de nuestra experiencia, eso es a lo que nos referimos como "yo". Es obvio que soy yo el que conoce o es consciente de mis pensamientos e imágenes, es obvio que soy yo el que siente las sensaciones cosquilleantes y táctiles de la planta de mis pies, y es obvio que soy yo quien oye estas palabras o ve estas imágenes.

¿Qué es eso a lo que nos referimos como "yo"? No contestes esta pregunta con una palabra; ya sé que todos conocéis la respuesta correcta, contéstala en tu experiencia. Ahora mismo estás experimentando la mente, el cuerpo y el mundo: Pensamientos, sensaciones y percepciones. ¿Con qué?

Los pensamientos y las imágenes están continuamente apareciendo y desapareciendo; pero aquello, que sea que los conoce o que es consciente de ellos, no está apareciendo y desapareciendo con ellos.

Las sensaciones corporales están siempre apareciendo y desapareciendo, moviéndose y cambiando, pero aquello que es consciente o las conoce no aparece ni desaparece, no se mueve ni cambia con ellas; comprueba con tu experiencia todo lo que aquí se dice.

Y el mundo que son visiones, sonidos, texturas, sabores y olores, siempre está apareciendo, desarrollándose y desapareciendo, pero aquello que conoce el mundo ni aparece ni se desarrolla ni desaparece con él.

Todo pensamiento sensación o percepción que hayamos tenido ha desaparecido; incluso desde que nos hemos sentado aquí numerosos pensamientos, sensaciones y percepciones han aparecido y desaparecido.

Nada de lo que seamos conscientes ha permanecido, pero hay un elemento de nuestra experiencia que no cambia, no aparece, se mueve o desaparece y es el conocer de ello. Los pensamientos, sensaciones y percepciones están continuamente desapareciendo pero tú, yo, aquél o aquello que es consciente de ellos, nunca ha aparecido o desaparecido en tu vida.

En tu propia experiencia jamás hubo un momento en el que tú no estuvieras presente. Eres el testigo de los pensamientos, sensaciones y percepciones que aparecen, cambian y desaparecen, pero nunca te has experimentado a ti mismo —aquél que es consciente de tu experiencia— apareciendo y desapareciendo. Todo aquello de lo que podemos ser conscientes puede ser separado de nosotros, se nos puede quitar, retirar.

¿Cuál es el único elemento en tu experiencia que ha permanecido contigo a través de toda tu vida? No digas: "No lo sé"; lo conoces más íntimamente que cualquier otra cosa que puedas conocer. Se conoce él mismo más íntimamente de lo que pueda conocer otra cosa. ¿Qué es esto?

Si os sugiero que volváis vuestra atención hacia el pensamiento, la sensación o la percepción presentes, todos lo encontraréis muy fácil. Justo haz esto: Vuelve tu atención hacia el pensamiento, la sensación o la percepción presentes.

¿Qué ocurrirá ahora si os sugiero que volváis vuestra atención hacia aquél o aquello que conoce o es consciente de esto? Intenta hacer esto, intenta encontrar aquél que es consciente de tu experiencia. ¿Hacia dónde giras tu atención para encontrar al que conoce tu experiencia?

Es un poco como pedirle al sol que se gire y se ilumine a sí mismo, no puede hacerlo. No necesita hacerlo; solo por ser él mismo, el sol se ilumina a sí mismo.

Ocurre lo mismo con nuestro ser, no podemos volver nuestra atención sobre sí misma con el fin de conocerse en tanto que un objeto; cualquiera que sea la dirección en la que giramos nuestra atención, todo lo que encontramos es un objeto, por objeto quiero decir percepción, sensación o pensamiento.

Sé consciente de aquél que es consciente de tu experiencia. Permite que los pensamientos, sensaciones y percepciones fluyan a través de ti, sin prestarles ninguna atención en particular, sin involucrarte con ninguno de ellos en particular.

Tú eres consciente de los pensamientos, sensaciones y percepciones, pero no estás hecho de un pensamiento, una sensación o una percepción. Estás hecho de puro conocer y puro ser, eres el elemento conocedor que provee toda experiencia. Como la pantalla que abarca la totalidad de la película, la pantalla no está hecha de ninguno de los objetos que aparecen en la película. Tú no estas hecho de ninguno de los objetos: de la mente, el cuerpo o el mundo. Tú eres como la pantalla vacía, abierta y transparente sobre la cual o en la que aparecen todos estos objetos.

Sé conscientemente esta pantalla vacía y transparente de puro conocer. Permite que toda experiencia de la mente, del cuerpo y del mundo fluyan a través de ti sin dejar traza alguna; como una película que fluye a través de la pantalla sin dejar marca alguna.

Eres como una pantalla consciente, una pantalla hecha de puro conocer —no es una pantalla que es vista por alguien sentado en un sofá— la pantalla es consciente y está contemplando la película que aparece en ella. No tiene nombre ni forma, es transparente, vacía, abierta, pero todos los nombres y formas aparecen en ella; es precisamente porque la pantalla no tiene color alguno que todos los colores pueden aparecer en ella.

Tú eres esta pantalla abierta, vacía y transparente hecha de pura presencia consciente. Ninguna aparición de la mente, el cuerpo y el mundo son posibles sin ti; de la misma manera que no es posible ninguna imagen sin la pantalla. Pero es posible para ti estar presente sin ninguna aparición de la mente, el cuerpo o el mundo; de la misma manera que la pantalla puede estar presente sin imágenes.

La mente, el cuerpo y el mundo necesitan de ti, pero tú no los necesitas; la imagen en la película necesita la pantalla pero la pantalla no necesita la película.

Comprueba que esto es cierto en tu experiencia: La mente, el cuerpo y el mundo están siempre abandonándote, pero tú nunca te has dejado a ti mismo, nunca has dejado de ser tú mismo. Es sólo un pensamiento que identifica esta pantalla consciente, abierta, y vacía con un conjunto de apariencias llamadas mente y cuerpo.

En otras palabras, es un pensamiento que dice: "Yo, esta presencia consciente abierta, vacía y transparente es idéntica a un conjunto de pensamientos, sensaciones y percepciones". Es como decir que la pantalla es idéntica al árbol que aparece en la película; es obvio que la pantalla no es idéntica a la imagen del árbol, la imagen del árbol aparece y desaparece, la pantalla no la necesita, no es idéntica a ella.

De la misma manera tú, yo, esta abierta y vacía pantalla de consciencia no es idéntica a la mente, o el cuerpo; es una creencia quien afirma esto. Con esta creencia una entidad ilusoria vendría aparentemente a la existencia, una entidad que es en parte presencia consciente y en parte mente-cuerpo.

La vida de la mayoría de la gente gira en torno a esa entidad ilusoria. De hecho, toda la infelicidad y la miseria de nuestra vida proviene del olvidar o del pasar por alto nuestra verdadera identidad de presencia consciente abierta y vacía.

La presencia consciente jamás se pasa por alto a sí misma, jamás deja de ser y conocerse a sí misma. Es un pensamiento que surge en la consciencia y, que en sí mismo esta hecho de presencia consciente, el que afirma que la presencia consciente es idéntica al cuerpo-mente.

En otras palabras, la presencia consciente jamás conoce a la entidad separada ilusoria; el yo separado es imaginado por el pensamiento que lo piensa y más tarde se sustancia con nuestros sentimientos a nivel del cuerpo dando nacimiento, no sólo a la creencia que soy una entidad separada sino, de manera más importante, también al sentimiento de serlo.

La primera cosa que hacemos en nuestros encuentros es ir directamente a lo que esencialmente somos: La presencia consciente abierta, vacía y transparente en la que todas las experiencias aparecen y con la que son conocidas.

No invertimos mucho tiempo explorando la mente, el cuerpo y el mundo; es por ello por lo que a veces a este enfoque se le llama la vía directa. Vamos directamente a nuestra verdadera naturaleza, empezamos ahí, no acabamos ahí. Pasamos algún tiempo explorando cuál es la naturaleza de esta presencia consciente que hemos descubierto ser, y ésta es la segunda etapa.

La primera etapa es reconocer "Yo soy la presencia consciente". La segunda etapa es explorar la naturaleza de esta presencia consciente. Y la tercera etapa consiste en realinear la experiencia de la mente, el cuerpo y el mundo con esta comprensión.