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Artículos - Jenny Beal

¿Qué es el ego?

Por Jenny Beal 6 de octubre de 2016
Jenny Beal

Cuando usamos la palabra "ego", generalmente nos referimos a alguien que se siente orgulloso de sí mismo, que lucha por proteger, proyectar o engrandecer su imagen de sí mismo. Pero eso es solo un ejemplo extremo. La definición del OED (Oxford English Dictionary), "aquello que es simbolizado por el pronombre yo; el sujeto pensante consciente, en oposición al no-ego u objeto", está mucho más cerca de la forma en que Rupert usa la palabra:

Ego significa "yo" y "yo" es Consciencia. ...

El ego no es una entidad. Es una actividad. Es una actividad opcional de identificarse con un fragmento que la Consciencia es libre de hacer o no, de momento a momento.

Es la actividad de pensar y sentir que "yo", esta Consciencia que está viendo y comprendiendo estas palabras, soy solo este cuerpo-mente y no cualquier otra cosa que "yo" perciba.

Este pensamiento y sentimiento surge dentro de la Consciencia y es una expresión de la Consciencia. Es la actividad de la Consciencia que finge ser un cuerpo y una mente, y luego se olvida de que está fingiendo y, en cambio, piensa y siente que en realidad es un cuerpo y una mente.

El ego, como se concibe comúnmente, es simplemente este hábito de fingir y olvidar, perpetuado por inadvertencia...

Es la Consciencia que pretende que su naturaleza esencial tenga las mismas características que el cuerpo-mente en el que parece aparecer y que, de hecho, aparece en ella.

La liberación de la Consciencia de su identidad con un fragmento consiste inicialmente, en la mayoría de los casos, en volver a conocerse a sí misma como este espacio de Presencia abierto y acogedor.

Sin embargo, no es suficiente simplemente saber que "yo soy Consciencia", porque esta formulación omite todo lo que no consideramos "yo", es decir, los otros y el mundo. En otras palabras, deja abierta la posibilidad de que la Consciencia es personal y limitada.

La Consciencia tiene que ir más allá y redescubrir su identidad absoluta con todas las cosas. Tiene que descubrir que "yo soy todo", que esta Consciencia aquí es idéntica a esa Realidad ahí fuera. En otras palabras, tiene que descubrir que es impersonal e ilimitada.

[ Rupert Spira: La transparencia de las cosas, p44 ]

Como lo explica Rupert, el ego no es un error:

La conciencia se limita a sí misma voluntaria y conscientemente, para asumir la forma de la mente finita alrededor de la cual gira el ego, para que la manifestación exista.

[ 12 de septiembre de 2014, Videoclip: El ego no es un error ]

El mundo viene a la existencia a través de la actividad del pensar que tiene lugar en la mente finita. La totalidad única sin fisuras parece dividirse en dos: un sujeto y un objeto. La no-dualidad adopta la apariencia de dualidad ― yo y otro:

No hay una entidad separada que experimente y no hay objeto, persona, mente, cuerpo, mundo u otro que sea experimentado.

La mente, el cuerpo, el mundo, las personas, los lugares, los objetos y las entidades son concepciones abstractas que se superponen al pensar en la experiencia misma.

Solo hay experiencia de momento a momento y esta experiencia es un todo continuo siempre presente.

De vez en cuando, esta totalidad sin fisuras siempre presente, de su creatividad y libertad infinitas, toma la forma del pensar, que es algo así: "Yo, la totalidad sin fisuras, no soy la totalidad sin fisuras. Soy este pequeño fragmento, este pequeño grupo de sensaciones corporales, y todo lo demás que no es este fragmento, no soy yo."

Con este pensamiento, el yo interior aparentemente separado y el mundo exterior aparentemente separado, incluidos todos los" otros ", nacen simultáneamente.

A partir de este momento, el mundo se convierte en lo conocido, lo experimentado y el "yo", que aparentemente se ha contraído en un lugar pequeño detrás de los ojos o en el área del pecho, se convierte en el conocedor, el experimentador, el pensador, el hacedor, el que siente, el que elige.

La siempre perfecta intimidad de la experiencia pura da nacimiento a dos cosas aparentes, un sujeto y un objeto. La experiencia parece convertirse en el experimentador y en lo experimentado. Sin embargo, esta separación nunca se lleva a cabo. Es un nacimiento virtual.

Si, como resultado de esta separación imaginaria, los objetos se consideran reales, la presencia consciente se concebirá como su testigo. Sin embargo, si asumimos nuestra posición de testigo y profundizamos en la experiencia del objeto aparente, del otro o del mundo, no encontramos nada objetivo ahí. Solo encontramos conocer, solo presencia consciente. Es decir, la presencia consciente se encuentra o se conoce a sí misma.

A medida que, mediante la visión clara, los objetos pierden su aparente objetividad, la presencia consciente pierde su aparente función de testigo y se revela como pura consciencia, pura presencia.

[ Rupert Spira: Presencia Vol II: La Intimidad de Toda Experiencia p32-33 ]

Una vez que hemos descubierto nuestra verdadera naturaleza de Conciencia pura e ilimitada, somos libres de estar así y de permitir que el cuerpo-mente realice sus actividades sin estar limitado por las demandas de un ego ilusorio, un yo separado que no existe y nunca existió:

Todavía podemos funcionar muy bien en el mundo aparente del tiempo y el espacio sin la sensación de ser una entidad separada.

De hecho, libre de las nociones limitadas de ser una entidad separada y de los deseos y temores que se requieren para mantener esta posición, la vida se vuelve libre, viva y vibrante.

La experiencia se libera de la demanda de producir felicidad para una entidad inexistente y florece como resultado.

Las relaciones se liberan de la demanda de producir amor y en consecuencia el amor brilla en ellas naturalmente.

Y cuando no hay compromiso con el cuerpo, la mente o el mundo, la posición predeterminada de la Consciencia es no encogerse de nuevo en la célula aislada de una entidad auto-contraída, no colapsarse de nuevo en una persona.

Es permanecer como es, Presencia transparente, luminosa, abierta, vacía, silenciosa y disponible, lista para adoptar su forma como la totalidad de la experiencia en cada momento.

[ Rupert Spira: La transparencia de las cosas, pág. 47 ]

Cuando reconocemos los extremos del ego que se manifiestan en nosotros mismos o en los demás, es natural sentir y, a veces, expresar un sentimiento de tristeza o indignación: "Este comportamiento no proviene del amor y la inteligencia que es inherente a nuestra verdadera naturaleza: proviene solo de la falsedad, de la identificación con lo que no somos". Nos fijamos en todos los conflictos y problemas del mundo y nos preguntamos: "¿Es realmente necesario que ocurra esta identificación con un yo separado, un ego? Causa tanta infelicidad. ¿Podría un padre iluminado criar a un niño que nunca se ha sentido a sí mismo como un ego? ¿Y si el mundo contuviera solo seres iluminados? ... Aquí está la respuesta de Rupert:

RS: No pienses en el ego como un error. Piensa en ello como una etapa elemental de la evolución que en una sociedad sana y, por lo tanto, en un individuo sano crecería en la edad adulta temprana. Así que no hagas que el ego sea un problema. Míralo más como una limitación temporal que forma parte de la evolución natural de un ser humano, que en una sociedad sana crece más allá.

P: OK. Entonces, si una persona crece, digamos en una sociedad con todas las personas despiertas, ¿todavía tendría que pasar por la etapa del ego o la sociedad le ayuda a no pasar por la etapa del ego y a vivir libremente?

RS: Creo que casi todos los niños, incluso aquellos nacidos de padres muy sanos y rodeados de amigos iluminados, tendrían que pasar por esa etapa. Porque como parte del proceso de separación de tu madre, el yo separado tiende a desarrollarse. Un bebé no es consciente de la diferencia entre su mejilla y el pecho de su madre. Cuando su mejilla está contra el pecho de su madre, solo experimenta una sensación. No es consciente de que está hecho de dos objetos: mejilla y pecho. Esto es algo que aprende. Entonces, como parte del desarrollo físico que es necesario para separarse de la madre, en casi todos los casos se desarrolla un sentido de un yo separado. Lo veo como una etapa evolutiva.

Bastante temprano en la vida, tenemos nuestra primera experiencia de sufrimiento y esta experiencia de sufrimiento es el primer indicio que recibimos de niño de que no eres lo que crees que eres. No eres el individuo separado basado en el cuerpo que crees que eres. Entonces, la mayoría de nosotros tenemos que sufrir más de una vez para recibir ese mensaje. Pero idealmente, no deberíamos tener que pasar toda una vida de sufrimiento para recibir ese mensaje. Te han roto el corazón una o dos veces, debería ser suficiente.

P: ¡Ha sido suficiente para mí!

RS: Sí. Exactamente. Y en una cultura saludable ves que después de que nuestro corazón ha sido roto una o dos veces ―tenemos 14, 16, 20 años― un amigo o un vecino o un tío se sentaba con nosotros y nos explicaba lo que había sucedido. Que habíamos invertido nuestra felicidad en un objeto o una relación. Así que nuestros amigos nos ayudarían a entender la experiencia del sufrimiento de una manera inteligente. Y utilizar la experiencia del sufrimiento como iniciación en esta búsqueda de la realidad, de la verdad, de la felicidad.

Pero no tenemos esa orientación en nuestra cultura. Es por eso que la mayoría de nosotros continuamos una y otra vez de un objeto a otro y a otro, a una relación, a una sustancia, a una actividad, a la siguiente relación, fusionándonos con el objeto o la persona brevemente, y como resultado experimentamos el colapso de la separación, sintiendo la felicidad siempre presente brillando en nuestra experiencia, pero malinterpretamos la causa de esa felicidad, atribuyéndola al objeto o al otro. Y al siguiente momento el sufrimiento aumenta, y vuelta a empezar: el siguiente objeto, la siguiente relación, la próxima sustancia. Por eso el poeta Henry David Thoreau dijo que "la mayoría de los hombres llevan una vida de desesperación tranquila". Esa es la vida de la mayoría de las personas y manejamos nuestra desesperación más o menos bien. Los que la manejan bien se ven bien: los que no, su sufrimiento es más evidente. Pero en casi todos, esta herida vive en el corazón y la mayoría de las personas está tratando de aliviar esta herida de separación a través de objetos, sustancias y actividades. El 95% de nuestro pensamiento ―nuestro pensamiento de soñar despierto en el futuro o al pasado― su único propósito es simplemente distraer nuestra atención del dolor insoportable de la separación.

Es por eso que el pensar es la adicción más sutil. No es ilegal ni mala para tu salud, por lo que no se encuentra registrada en la lista de adicciones comunes del NHS (Servicio Nacional de Salud). Pero es una adicción. Vamos tras un objeto; el pensamiento siempre va buscando un objeto. Y si te preguntas honestamente "por qué voy hacia ese objeto, ya sea en el tiempo o en el espacio, es siempre porque quiero fusionarme con algo o con alguien para ser despojado del dolor de la separación". Pero no funciona. Esta fusión con el objeto o el otro, solo trae alivio temporal y en algún momento llegamos a esta realización inevitable: lo que he estado anhelando toda mi vida nunca puede ser otorgado por un objeto, una actividad, una relación. Así que esa realización es el principio del fin del yo separado.

[ 13 de octubre de 2013, Videoclip: No haga del ego un problema ]

Sadhana

Durante todo el día no se refiera a su “yo” mientras piensa y actúa, y mantenga esta ausencia de referencia al yo-imagen en sus relaciones con los demás.

[ Jean Klein: The Book of Listening ]

Contemplación

La entidad separada se desarrolla al tratar de hacer que la mente sea pacífica, y al hacerlo solo perpetúas la agitación que está en el corazón de sí misma. Deja que la mente sea como es y permanece como eres.

[ Rupert Spira ]
© Jenny Beal, 2016

Jenny Beal fue miembro de la Study Society durante muchos años, donde estudió y practicó el Cuarto Camino (de Ouspensky) y aprendió el giro Mevleví (de los Derviches). Más recientemente, cuando conoció a su maestro Rupert Spira, reconoció su enseñanza de la Vía Directa como el Camino para el que había sido preparada y una vía sin esfuerzo hacia la felicidad que es nuestra verdadera naturaleza. / Más info

Fuente: Cotswold Non-Duality Group Papers