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Enseñanzas de Nityananda
Por Swami ChetananandaIntroducción
«El conocimiento esencial debe ser alcanzado por todos. ¿Y cuál es este conocimiento esencial? Que el Ser individual conozca el misterio del Ser universal» (Sutra 51).
Los sutras demuestran el dominio de Nityananda sobre la espiritualidad, ya que habla con sencilla convicción sobre los puntos más sutiles y refinados del reino espiritual. A Nityananda no le preocupaban las diferencias entre sistemas y filosofías, y su lenguaje ciertamente no era rigurosamente filosófico.
Nityananda utilizaba términos de todas las grandes tradiciones de la India sin distinción. Su visión era universal y utilizaba un lenguaje que la gente común podía entender. El misterio y la sabiduría de las palabras de Nityananda surgen de un mismo entendimiento: todo es uno. Para cumplir con los requerimientos para la liberación y fusionar lo individual en lo Divino, debemos comprender que no hay ninguna diferencia inherente entre ambos. La aparente diferencia, y por lo tanto toda la confusión y multiplicidad de la vida, de hecho, es simplemente un malentendido. Es maya. La fuerza vital, la dinámica energía creativa que es la fuente y el sustento de nuestras vidas individuales, es la misma energía creativa que se mueve en todas las cosas y en todo lugar.
Por lo tanto, el estudio del yoga es el estudio del Ser, de nuestra propia fuerza vital. Cuanto más la estudiamos, más nos damos cuenta de que no hay nada fuera de ella. La simple y fundamental base de nuestro propio ser impregna todo lo que es. Toda experiencia se manifiesta en el mismo campo de la consciencia pura, y esta consciencia que se mueve en nosotros se mueve en todos y en todo. El Ser es el Absoluto, al que tenemos acceso íntimo y personal.
Esta exposición sobre los puntos clave de la filosofía de Nityananda está tomada de la introducción de Swami Chetanananda a The Sky of the Heart: Jewels of Wisdom from Nityananda*, publicado por Rudra Press, la división editorial de The Movement Center.
* Existe traducción en español con el título: El Cielo del Corazón.
La naturaleza del Absoluto
«Esto es Shiva-Shakti, el poder creativo del Uno indivisible. Y el poder creativo de Dios es el Ser, la realidad Única». (Sutra 63)
El Absoluto, la realidad última, lo más elevado de todo, es consciencia pura. Esta dinámica consciencia pura es la base y la fuente de toda manifestación, grande y pequeña. Se han dado muchos nombres a esta «base de todo»: Shiva, Parashakti, Parabrahma, atman, el Ser, Dios. Es la consciencia divina en todo, la consciencia única. Este océano de potencialidad pura tiene dos aspectos inseparables: potencial puro (Shiva) y energía pura (Shakti). Shakti es el aspecto creativo supremo del Absoluto, vital y dinámico. Es a la vez completamente estable y nunca quieto, el eternamente pulsante sonido y poder de Om: la energía creativa de la vida, omkar.
En el océano de la consciencia pura, esta resonancia provoca movimiento, olas y ondas que se cruzan y se mezclan, nacen y se rompen. Toda manifestación surge del movimiento y la interacción de las fuerzas precipitadas por la resonancia que es Omkar. Omkar es la palabra original (paravak), el sonido universal (shabda), el «Verbo» en el Evangelio de San Juan («En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios», Juan 1:1). En el Rig Veda, uno de los más antiguos textos sagrados de la India, Omkar es vak, creador y sustancia de todo. Omkar está pulsando en todas partes, siempre al mismo tiempo. Es sin forma, completamente abierto, puro potencial.
«Om vibra como una tormenta en el cielo. Sin principio ni fin, es el director de escena del Drama Divino. El cuerpo humano es una cuerda de Om, todo lo que es, dentro y fuera de nosotros, nace de Om». (Sutra 95)
Omkar―Shakti―es la naturaleza misma del Absoluto, o Dios. Es una energía viva cuya vibración da origen a todo el universo. Sinónimo del sonido Om y pranava (su resonancia), Omkar es el mantra universal omnipresente. Este impulso dinámico reverbera dentro de sí mismo, dando origen a toda experiencia―intelectual, volitiva, emocional y espiritual. Omkar también se denomina sat-chit-ananda, Ser-Consciencia-Dicha. El Absoluto simplemente es―una fuerza eternamente estable, autoluminosa y consciente que manifiesta su propia conciencia de forma continua y dichosa. Satchitananda.
«El universo surge del sonido. Como lo hacen todas las cosas con forma, del sonido surge la forma.» (Sutra 92).
El modo exacto en que este océano de consciencia pura vibrante, autoconsciente y siempre pulsante se manifiesta como el mundo material que conocemos es objeto de mucho debate académico. En general, el esquema traza un desarrollo jerárquico que comienza con el único Absoluto que se manifiesta en niveles cada vez más diferenciados. Asimismo, Nityananda ve el mundo material como el nivel más diferenciado y denso. Sin embargo, debido a que cada nivel sucesivo está contenido en su predecesor más sutil, todas las cosas comparten ciertos elementos básicos que son las primeras y más sutiles diferenciaciones del Absoluto.
«Cuando la energía vital se mueve hacia fuera, nacen los deseos. Allí va la mente, dividiendo y subdividiendo en las propiedades dobles, cuádruples y séxtuples de la Naturaleza cósmica inconsciente, y lo que llamamos “el mundo” viene a la existencia». (Sutra 70)
Nityananda hablaba principalmente de dos conjuntos de tales elementos. En el primero están las cinco categorías de tierra, agua, fuego, aire y éter. En el segundo conjunto se encuentran las tres gunas primarias o elementos constitutivos de la naturaleza cósmica (prakriti: sattva, rajas y tamas). Sattva es luz pura y equilibrio perfecto. Tamas, en el otro extremo del espectro, encarna la inercia, la oscuridad y la densidad total. Entre ambos se encuentra Rajas―pasión, fuego, actividad dinámica.
«Todos los principios tienen una sola raíz: el Uno Absoluto, Parabrahma» (Sutra 5).
Omkar es la esencia de todos ellos; el «poder de hacedor» del Absoluto, la esencia de la vida, de las palabras y los objetos, de los seres humanos. Omkar es el corazón de Atman, y Atman es primordial en el misterio de nuestra naturaleza esencial―porque Atman es el Ser. En los sutras se hace una distinción entre el Ser individual (jivatman) y el Ser divino (paramatman), una distinción que es solo superficial. La distinción es Maya. Esto no significa que el mundo sea una ilusión. (Después de todo, el poder que subyace a todo es un poder real). Más bien, maya implica que nada fuera y nada dentro es tal como parece. En realidad, los seres individuales no están separados, sino que son como las olas en la superficie del océano: cada una es diferente, pero solo son una misma agua. Del mismo modo, cualquier extensión del Ser supremo no es diferente del Ser supremo. Jivatman es energía suprema consciente expresada como una persona individualizada, Paramatman es el Absoluto, y ambos son realmente la misma cosa. Cuando Nityananda habla de la fusión de jivatman en Paramatman, simplemente se refiere a la fusión de las olas del mar en el agua. La fusión de Atman en Atman.
La naturaleza del individuo
«El sonido surge en el cielo interior de la consciencia pura, el espacio del corazón en la cabeza, el cielo del corazón. Lo que se manifiesta es el Poder de la Vida, el Uno». (Sutra 37)
Cada individuo refleja la estructura del universo. Todo lo que la Consciencia Divina manifiesta en el universo, la consciencia individualizada lo manifiesta en forma de cuerpo humano. Nityananda usaba las palabras Omkar o Shakti cuando hablaba de la vitalidad del Absoluto. Cuando esta energía sale de la fuente, se vuelve distinta pero no separada de la fuente. Y como la esencia del jivatman individual, se llama kundalini.
«Del mismo modo, la fuerza vital―Shakti, kundalini―es la misma en todas las criaturas, móviles e inmóviles. El sol y la luna también son la misma fuerza vital». (Sutra 11)
Kundalini es la energía que lo abarca todo de la Vida misma. En el ser humano individual, este único evento dinámico se manifiesta en tres niveles: biológico, sutil o psíquico y puramente espiritual. La energía de nuestra existencia biológica es prana-kundalini. La energía que sustenta la manifestación intelectual y emocional de nuestro ser es chitta-kundalini, la mente. El tercer aspecto, para-kundalini, es la manifestación condensada de la consciencia pura; es lo mismo que Shakti, lo mismo que Omkar. Estos aspectos se refieren a diferentes etapas o estados de consciencia. Aunque cada uno se manifiesta de manera diferente, su esencia es el mismo paramatman. La conciencia de esta esencia es la liberación.
«Despierta la kundalini-shakti a través de la respiración, ya que cuando está despierta, la liberación es posible». (Sutra 20)
Prana kundalini, o simplemente prana, es la fuerza motriz de nuestro mecanismo psicofísico. Es el aliento dentro de la respiración, el «aliento de vida». No es lo mismo que la respiración física, se llama prana al enlace entre lo mental y lo físico. Por lo tanto, la mente (manas) desempeña un papel importante en el desenvolvimiento y la expansión de la visión interior, porque la mente y la respiración están íntimamente relacionadas. Los pensamientos y sentimientos que surgen y desaparecen en la mente lo hacen por el movimiento de este sutil aliento de vida. La práctica de pranayama utiliza a la mente para controlar el prana y al mismo tiempo utiliza el prana para controlar la mente. El objetivo de esta práctica es llevar el flujo de energía sutil a la conciencia y el control del individuo.
«Los tres canales principales a través de los cuales circula la energía creativa consciente en el cuerpo sutil son el ida, el pingala y el sushumna. Sushumna es el asiento de la kundalini». (Sutra 85)
Este flujo de energía tiene lugar dentro de una estructura que a veces se denomina cuerpo sutil, y el prana corresponde al aliento sutil. En los sutras, Nityananda habla de los tres nervios principales o nadis: el ida, el pingala y el sushumna. Estos sirven como canales en el cuerpo sutil para el flujo de energía consciente y están dispuestos como el conocido símbolo médico del caduceo: un canal central recto (sushumna) flanqueado por dos canales laterales (ida y pingala) que se entrecruzan sobre el centro como una trenza suelta. En cada punto de cruce hay centros llamados chakras.

«Lo sutil está en los chakras. En los canales sutiles se encuentra la kundalini shakti; juntos forman Om. Realiza y conoce lo sutil». (Sutra 47)
Un chakra es un punto en el tiempo y el espacio donde varios flujos de energía interactúan y crean una resonancia que es única y diferente de la resonancia de las energías individuales que originalmente se combinaron para formarla. A partir de estos centros de vibración se determinan y expresan las características mentales, emocionales y físicas del ser humano.
«Así como los siete chakras comienzan con el muladhara en la base de la columna vertebral...» (Sutra 118)
Hay siete chakras principales, cada uno de los cuales corresponde a una zona del cuerpo físico: la base de la columna vertebral, la base de los órganos sexuales, el ombligo, el corazón, la garganta, un punto entre las cejas y la parte superior de la cabeza. Se dice que la energía kundalini permanece latente en el muladhara, el chakra situado en la base de la columna vertebral; los nadis también se originan en el muladhara. Además del muladhara, Nityananda se refiere específicamente al chakra ajna entre las cejas y al chakra sahasrara en la parte superior de la cabeza. El objetivo de la práctica yóguica es despertar la kundalini dormida, permitiéndole ascender a través de los nadis y los chakras, para finalmente fusionarse con el Absoluto en el chakra sahasrara.
«El asiento de este tipo de discernimiento está en el cielo del corazón. Cuando la kundalini asciente hasta este lugar en la cabeza, entonces la respiración es única y el universo está en el propio Ser. Todo está en el Ser...». (Sutra 42)
El chakra sahasrara, situado en la parte superior de la cabeza, es la sede de la auto-realización. Es el punto de unión entre el individuo y lo Divino, ese punto en el ser humano en el que reside la quietud dinámica que es la unión de Shiva y Shakti. Es la única parte del mecanismo psicobiológico que permanece inmóvil, al igual que el eje de una rueda permanece inmóvil mientras los radios y la llanta se mueven a su alrededor. Es el lugar desde el que se extienden todas las fuerzas espirituales que conforman al ser humano, el lugar del que proviene el aliento, el lugar del que provienen los chakras, el lugar del que proviene el cuerpo físico.
«El Ser está ahí antes que tú y está ahí después de ti; incluso antes de que nacieras, existía la creación. Solo que tú no eras consciente de ello». (Sutra 6)
El ser humano es, en realidad, una extensión de una fuerza espiritual. La kundalini latente representa la extensión más lejana de esa energía. Mientras permanezca cristalizada en esa extensión, la persona es un ser limitado y ve las cosas en términos de distinción. Cuando, a través del shaktipat (la transmisión de energía de un maestro), la kundalini comienza a ascender, esta cristalización se afloja. A medida que la energía comienza a fluir de nuevo, es reabsorbida en sí misma como lo Divino.
«Cuando el espíritu individual lleva al Shiva-Shakti interior hacia arriba, al Brahmarandhra en la parte superior de la cabeza, el individuo se une con lo Indivisible. Esto es la liberación, la liberación indivisible». (Sutra 16)
«La creación no es más que energía liberada o proyectada por Dios. Volver a entrar en ella es la disolución. Identificarse con el cuerpo es la causa de la creación, tal y como uno la ve. La verdadera disolución tiene lugar cuando el Ser individual se funde y se disuelve en lo Universal». (Sutra 25)
Para Nityananda, el chakra sahasrara es sinónimo del Brahmarandhra, el punto de quietud dinámica que equivale a la unión de Shiva y Shakti. Cuando la energía creativa individual, en forma de kundalini, se despierta de nuevo y se funde en ese punto a través de diversas prácticas yóguicas, la consciencia individual se disuelve en la consciencia universal. Lo que se manifiesta entonces es un estado completo conocido como el Ser divino interior. Este es el estado de consciencia universal y de conciencia del Ser como fuente de todo el universo.
Chidakasha y hridayakasha se refieren a la conciencia que surge en el estado de consciencia divina. En ese estado experimentamos el interior como vasto, tal vez más vasto que todo el universo exterior. Hridayakasha significa «espacio del corazón»: el corazón al que se refiere es la esencia o el corazón de todo el universo. Chidakasha es «espacio de la consciencia», el cielo de la consciencia o el cielo del corazón. El espacio del corazón en la cabeza, el cielo del corazón, el Brahmarandhra―todos ellos se refieren a la misma experiencia de expansión infinita.
«La fuente de la liberación es Shiva. El linga en la cabeza es Shiva. Todo es Om». (Sutra 13)
En los sutras de Nityananda también se hace referencia a este Brahmarandhra como el linga en la cabeza, que es el símbolo de Shiva. En los templos de la India, el linga es un objeto de piedra o metal del que se dice que tiene una cualidad masculina, que es totalmente pasivo y que contiene todo el universo en sí mismo. Surgió como un símbolo de Shiva porque el linga en la cabeza es la morada de Shiva―la fuente de todo lo que es.
El proceso de liberación
«Primero silencia la mente y establécela en el Ser, luego concéntrate profundamente con discernimiento espiritual». (Sutra 179)
Dentro de un ser humano hay un vasto reservorio de conocimiento espiritual y potencial puro; sin embargo, este gran tesoro raramente se aprovecha. Nuestra implicación en el mundo y nuestro enredo en la lucha por la supervivencia limitan nuestra conciencia a los deseos y sus objetos. Como un caleidoscopio, estos deseos cambian continuamente de forma; las sutiles imágenes de formas y colores nunca nos permiten captar realmente lo que pensamos que estamos viendo. A menos que reconozcamos al caleidoscopio como la ilusión que es, puede resultar mucha infelicidad y frustración.
«¡Regresa al Ser interior y conoce tu propio secreto! El Universo está dentro de ti y tú estás dentro del universo. El Ser interior es el Uno danzando en todo...» (Sutra 65)
La paradoja principal entre la unidad y la diversidad se repite en todos los niveles. Mientras que a primera vista el proceso de liberación aparece jerárquico, un análisis exhaustivo rompe la imagen ordenada de una escalera de niveles cada vez más altos. El proceso es más bien como el dibujo de una serie de círculos concéntricos en constante expansión. El jiva (el individuo) está en el centro y el Absoluto está en el círculo más externo, así como el papel en el que yace y la pluma con la que ha sido dibujado. Esto es una paradoja que no se puede resolver a través del lenguaje. La naturaleza de esta paradoja solo puede penetrarse y abarcarse por medio de la contemplación continua y profunda. Lo que sigue es llamado liberación.
«El sonido surge en el cielo interior de la consciencia pura, el espacio del corazón en la cabeza, el cielo del corazón. Lo que se manifiesta es el Poder de la Vida, el Uno». (Sutra 37)
Nityananda se refería a esta paradoja indirectamente a través de la imagen del espacio del corazón en la cabeza, el chidakasha, el cielo del corazón. Esta imagen verbal reúne lo que está «encima» y lo que está «debajo» con claridad intuitiva; en el cielo de la consciencia no hay dualidad ni paradoja. La pregunta entonces es cómo llegar a este centro. Nityananda dirige al buscador hacia «el camino real».
«Un verdadero gurú puede apartarte del camino selvático de la ignorancia y llevarte al camino real del conocimiento espiritual». (Sutra 102)
«Pero sin el gurú, no puedes llegar a la meta». (Sutra 9)
La paradoja se repite en la forma del gurú, porque el gurú tiene dos aspectos. Nityananda los llama el gurú primario (o de acción) y el gurú secundario (o causal). Por un lado, está el maestro físico. Se trata de una personalidad con la cual tratar y hablar, una persona que lleva a cabo acciones que tienen un efecto en el mundo, una persona vista por algunos con admiración y por otros con disgusto; en otras palabras, alguien visto por la gente corriente más o menos como lo mismo que ellos son. Por otro lado, para las pocas personas que son capaces o se interesan como para profundizar en la situación, lo que realmente está presente no es una personalidad, sino un extraordinario campo de energía espiritual del que pueden extraer energía para su ser más íntimo. Con este alimento, pueden alcanzar la madurez completa en el estado supremo de la consciencia pura.
«El gurú secundario te conduce al pozo; el gurú principal bebe de él» (Sutra 104).
El aspecto físico del gurú, el maestro secundario, sirve como puerta de entrada. A través de nuestra diligencia, amor y devoción, atravesamos esta puerta del maestro físico y entramos en el nivel de conciencia que Nityananda llama el gurú de acción. El gurú de acción es lo mismo que Parabrahma, Paramashiva o chidakasha. En este nivel, expresamos la infinita amplitud, el extraordinario poder y la inteligencia creativa que son características del estado esencial de unidad del que toda experiencia toma forma.
«La liberación no viene a buscarte. Tú debes hacer el esfuerzo de buscarla». (Sutra 117)
Si buscas sinceramente a Dios, el esfuerzo necesario es ver a través de la forma, pasar más allá de la personalidad, la individualidad y la excentricidad del maestro, y al hacerlo trascender tu propia personalidad y limitaciones.
«Lleva el aliento hasta el Brahmarandhra, en la parte superior de la cabeza. Enciende el fuego, purifica los canales sutiles, quema las impurezas. Este es el fuego del yoga de la deliberación... La energía pura del Supremo». (Sutra 28)
El poder inherente a la presencia del gurú energiza todos los niveles del ser humano. La transmisión de este poder es el shaktipat, la transmisión o descenso de la gracia. El shaktipat provoca un salto cuántico en la conciencia que nos pone en contacto con la libertad innata y el poder creativo espontáneo que está presente eternamente y en todas partes como la fuente de todo. Despierta la potencialidad más profunda dentro de nosotros, y la kundalini shakti comienza su extraordinario despliegue. A medida que continúa este despliegue, toda la estructura del ser humano se refina y purifica. Cuando es sometido al fuego, el hierro se libera de su cristalización e impurezas groseras y es reorganizado como acero, un metal más fino y fuerte. El ser humano también, a través del contacto con la forja del gurú, es purificado por el fuego interior de la kundalini y se establece en el estado supremo de la conciencia. Ver más allá de la forma del maestro físico nos hace conscientes del poder que funciona como y a través del maestro. Aquietar la mente en el flujo de ese poder es liberación.
Cuando las distintas oleadas de energía creativa que forman la mente se calman y se vuelven como la superficie de un lago tranquilo, nuestra conciencia puede penetrar en nuestra propia profundidad y reconocer la unidad completa de nuestro Ser individual y lo Divino. El contacto o la conexión profundos con un gurú nos permiten sentirnos tan profundamente seguros y tranquilos que podemos comenzar a volvernos hacia adentro y observar el funcionamiento de nuestro universo interior sin las dudas, temores y tensiones que continuamente atraen a la mente de la persona corriente de nuevo al reino de la conciencia dualista.
«La mente es la raíz de la esclavitud y la liberación, del bien y del mal, del pecado y la santidad». (Sutra 71)
La mente es tanto la entidad que debe ser aquietada como el medio para aquietarla, ya que la naturaleza de la mente es compleja. Nityananda utilizó muchos términos diferentes para distinguir sus facetas. La distinción principal es entre manas y buddhi. Manas es la mente ordinaria limitada y buddhi es la mente superior, capaz de discriminación sutil y discernimiento espiritual. En algunos sistemas clásicos hindúes, la palabra chitta denota todo el aparato mental compuesto por tres partes: manas (la mente perceptiva), buddhi (la mente discriminatoria) y el ego («consciencia del yo»). Nityananda utilizaba «idea del cuerpo» y «consciencia del cuerpo» como sinónimos de «consciencia del yo». Aunque en la mente surgen pensamientos, sentimientos y deseos simples, la mente también es capaz de realizar jnana y la verdad. Jnana es la sabiduría más elevada, la sabiduría del jnani, aquel que ha realizado el Ser. Aquí vuelve a aparecer una paradoja, ya que la persona más sabia ha trascendido la mente y sus deseos. «Un jnani no tiene mente», dice Nityananda.
«Sin una mente pura, ¿cómo puedes desarrollar una visión equitativa? Sin práctica, ¿cómo puedes desarrollar el equilibrio? A través de la práctica, se desarrolla la inteligencia sutil y desaparece el deseo por los objetos». (Sutra 141)
A medida que nuestra comprensión se expande y comenzamos a ver más allá de la «idea del cuerpo» y más allá de los límites de la mente ordinaria, también crece un sentido de desapego. El desapego, la ausencia de deseos y el desinterés perfecto por lo mundano (lo que Nityananda llamaba vairagya) son requisitos necesarios para el buscador. La palabra sánscrita sannyasi significa «renunciante», literalmente «el que ha renunciado». Sin embargo, la renuncia es un concepto sutil. No son los objetos a los que debemos renunciar, sino nuestro deseo por los objetos; no son las acciones, sino nuestro apego a los resultados de esas acciones. La verdadera renuncia no es a las cosas, sino al deseo por las cosas. Vairagya es la actitud que conduce a un estado de comprensión en el que se conoce la verdadera naturaleza de los objetos. En consecuencia, estos objetos ya no tienen ningún poder sobre una persona.
«No hay necesidad de luchar por nada. Cuando la mente persigue deseos, uno debe esforzarse por lograr concentración. Concentra la mente en la mente superior...» (Sutra 80)
La meditación es una parte integral de la sadhana. Nityananda hablaba de la meditación como una concentración enfocada, la fusión de la mente con la sabiduría, la mirada interior. El objetivo es llevar la mente a una concentración perfecta; alcanzar este objetivo pone a prueba todas las facultades del buscador. La mente debe aquietarse y alejarse del deseo; la respiración debe ser armoniosa y, en última instancia, convertirse en única; la conciencia debe llegar al interior para entrar en contacto con la acción de la kundalini shakti y observarla.
«Como la leche al hervir, el aliento vital en el canal sushumna es calentado por la intensa fe y el discernimiento y es conducido hacia el chakra sahasrara, el punto inmóvil en la parte superior de la cabeza. A medida que el poder de kundalini atraviesa cada centro de energía sutil, las propiedades de la energía evolucionan a medida que cambia el mundo». (Sutra 21)
Entonces, como un resultado natural del despertar del transformador poder interior, la kundalini shakti se eleva a través de los chakras para unirse y fundirse en el espacio del corazón, el Brahmarandhra. El amor y la felicidad que entonces surgen dentro de nosotros disuelven todas las diversas tensiones y los deseos superficiales y satisfacen nuestras necesidades más profundas. Con el corazón lleno, la mente puede aquietarse y concentrarse en el poder de la Presencia Divina. Esto es la fusión del individuo en lo universal y trascendente, que Nityananda constantemente decía que era el propósito más importante de nuestra presencia en esta tierra. Fusionarse corazón a corazón y espíritu a espíritu con el gurú en el campo de la Shiva-Shakti suprema libera a un ser humano de todo el pensamiento mecanicista y de las cadenas de causa y efecto. Esta es la unión del individuo y lo Divino.
«El logro solo es posible cuando te fundes con este corazón puro. Allí toda idea de “tú” y “yo” desaparece. En el cielo del corazón está la liberación, el amor y la devoción». (Sutra 40)
La liberación es el reconocimiento claro y luminoso de que nuestra mente, emociones y cuerpo físico no son más que extensiones del mantra supremo de Dios que pulsa en silencio en todas partes y siempre a la vez. Dondequiera que miremos, dentro y fuera, solo experimentamos la claridad extraordinaria, la belleza y el poder del Ser supremo. Está eternamente pulsando, creando, absorbiendo y manifestándose de nuevo―nosotros mismos, el mundo, todo lo que es. Esto es simplemente la expresión fundamental de su absoluta libertad de hacer lo que quiera, una expresión de su libertad suprema y su dicha increíble. ¡Satchitananda!
Conclusión
En todos los lugares y en todas las épocas, hay muchas buenas personas que buscan espiritualidad, que tienen entendimiento espiritual y que tienen un interés positivo en la humanidad. Sin embargo, en cualquier edad solo hay unas pocas personas (de hecho estos grandes seres son poco frecuentes) que pueden comunicar el más elevado estado trascendente de consciencia a los otros seres humanos, y que permanecen en ese estado mientras están activos en este mundo como seres humanos corrientes aunque posiblemente excéntricos.
Nityananda era un ser así, dotado y extraordinario. Y como hablaba desde un estado de completa conciencia del Ser, su presencia espiritual fluía a través de sus palabras. Al tomar consciencia de la pulsación constante y permanecer consciente de ella todos los días, la mente misma se vuelve un mantra. Lo que sea que sea dicho en ese estado es sagrado, puro y edificante. En ese estado, los sonidos que vienen y la forma en que se articulan y se unen para formar imágenes es algo misterioso y mágico, una manifestación de la libertad de nuestra pura consciencia innata. Las palabras de Nityananda provenían de ese estado. Ellas nos inspiran a abrir nuestras mentes y corazones a la extraordinaria energía creativa que impregna nuestras vidas y a experimentar, reconocer y apreciar los milagros que nos suceden.