Ruta de Sección: Inicio > Artículos >Extractos > Artículo

Extractos - Jan Kersschot

La eternidad es ahora

Por Jan Kersschot

Vagar está en la naturaleza de la mente.
Tú no eres la mente.
La mente sube y baja.
Es fugaz y transitoria, mientras que tú eres eterno.

Ramana Maharshi
Jan Kersschot

Cuando estamos identificados con la mente, vivimos entre el recuerdo y la anticipación. Vivimos atrapados en nuestra propia red de tiempo, hipnotizados por el pasado y el futuro. ¿Por qué? ¿Qué tiene el pasado que sea tan atractivo? Una de las razones es que nos da una identidad, nos permite "mirar hacia atrás" y ver lo que hemos alcanzado, lo que hemos sido (1). Nos ayuda a confirmar y a fortalecer nuestro falso sentido de identidad. ¿Y qué pasa con el futuro? Pues bien, el futuro ofrece la promesa de liberación y ésa es una imagen que mantenemos ante nuestros ojos para seguir adelante. Como una zanahoria frente a un burro.

Obviamente, nuestra vida cotidiana sigue muy unida al tiempo. Éste se encuentra en nuestros pensamientos, en nuestros actos. Y cuando comenzamos a reflexionar sobre el tiempo se nos hace difícil hablar de él. Por ejemplo: ¿podemos decir realmente lo que está ocurriendo ahora mismo, en este preciso instante? Al intentar experimentar este momento con total atención nos damos cuenta de lo difícil que es dejarse absorber totalmente por el presente. La mente comienza inmediatamente a ponerle etiquetas a lo que ocurre. Nuestro cerebro intenta comprender, queremos racionalizar lo que las palabras de la pregunta anterior no han hecho más que señalar. Y así, el momento presente se nos escapa una y otra vez. (2)

Cuando dejemos que el "presente intemporal" venga a nosotros, a lo mejor sentiremos el sabor de aquello que no tiene nombre. Intentemos ver lo que ocurre en este preciso momento: ¿podemos ver simplemente qué es lo que surge en nuestro campo de atención? De hecho, somos incapaces de experimentar la duración de un minuto, de un día o de un mes. Podemos pensar acerca de un minuto, un mes o un año, podemos intentar imaginar cuánto durará, pero nunca experimentaremos la duración en si misma. El flujo de esta duración no puede ser detenido y sólo experimentamos lo que ocurre dentro de ese flujo.

En cada momento-ahora se esconde lo inalcanzable. Cada momento-ahora es infinito y, como tal, inexistente al mismo tiempo. Cuando "vemos esto", nos encontramos cara a cara con la Conciencia. Al observar lo que ocurre en este momento puede surgir el siguiente misterio: este momento-ahora es fundamental pero al mismo tiempo es inalcanzable. Wu-men, un poeta chino del siglo XIII, escribió:

Un momento es la eternidad.
La eternidad es ahora.
Cuando uno ve a fondo este momento
uno ve a fondo a aquel que ve.

En un instante de visión transparente, la cáscara se abre y muestra su secreto: durante los momentos en que uno vuelve a Sí Mismo, el tiempo parece detenerse. Sin duda, esta intemporalidad siempre está presente y no sólo en esos momentos en que uno vuelve a Sí Mismo. Este misterio está presente en cada paso que damos, en cada pensamiento que tenemos; este misterio es nuestra propia existencia. Es posible que descubramos que es la esencia misma de nuestra vida.

Este despegue vertical ―dejando atrás el eje horizontal del tiempo de forma inmediata y completa― es lo más fácil de hacer, porque en realidad no hay nada que hacer, y al mismo tiempo es muy difícil, porque tenemos que entregarnos totalmente. (3)

Cuando estamos alerta y despiertos en el momento presente, el pasado y el futuro no nos preocupan. Simplemente nos sumergimos en ese momento y entonces ese momento se hace intemporal. Nuestra mente podrá quejarse de que el momento presente sea a veces desagradable o doloroso, y por lo tanto inaceptable. Y esto sería verdad desde el punto de vista de la mente, pero aún así el presente es como es. Ni siquiera una personalidad ilusoria puede cambiar ese hecho. Ni siquiera la mente más inteligente de todas puede cambiar el momento presente. Al observar los mecanismos de la mente, dejamos al descubierto sus sistemas de resistencia y ya no nos dejamos hipnotizar por sus juegos. Ya ni siquiera sentimos la necesidad de defendernos a nosotros mismos porque vemos claramente que lo que estamos defendiendo es una entidad ilusoria. Cuando uno ve que el ego no es más que una nube que pasa, ¿quién queda para preocuparse del futuro? ¿Quién queda para resistirse al momento presente? Al permitir que el momento presente sea tal como es, uno ve lo que ocurre y hace lo que tiene que hacer. Uno acepta la situación presente como si la hubiese elegido y permite que la vida fluya tal como es.

Notas
  1. Podemos decir: "Obtuve un título universitario, conseguí esto y aquello en mi vida profesional", o bien: "Me casé y tuve dos hijos y se me conocía por esto y aquello". Además, tenemos las fotos de familia para confirmarnos quiénes somos. También podemos decir: "Yo era bueno en deporte, yo era un filósofo, yo era un buscador espiritual". Todo esto es cierto en lo que se refiere al ego, pero en el fondo no es más que un juego dentro de otro juego.
  2. Como hemos dicho antes, acabamos por darnos cuenta de que el ahora no existe; el presente no es más que otro concepto creado por la mente.
  3. De hecho, deberíamos decir "tiene lugar una entrega total" en vez de "tenemos que entregarnos".
Fuente: Jan Kersschot. Volver a Sí Mismo (Sirio, 2001)