Extractos - Emma Vázquez

Felicidad no es placer ni ausencia de dolor
Por Emma VázquezFelicidad no es placer. Porque el placer, igual que el dolor, forman parte del fluir de la Vida. Son innatos a ella. No se pueden evitar. Y vienen y van. Jamás pueden volverse permanentes. Son como nubes en el Cielo que aparecen y desaparecen. Como olas que nacen y mueren en el mismo Mar.
Tenemos la IDEA de que somos Felices cuando sentimos placer e infelices cuando sentimos dolor. Y esa idea totalmente equivocada es la que nos hace perseguir ansiosamente el placer y rechazar el dolor, cuando tanto el placer como el dolor son inevitables e impermanentes.
Que algo sea incómodo, molesto, desagradable no significa que me haga sentir infelicidad. Es como si te resfrías y dices que eres infeliz por estar resfriado. O como si sientes tristeza y te sientes infeliz por ello. Cuando eso es simplemente una sensación de dolor (emocional, psicológico o físico).
No podemos atrapar el placer y quedárnoslo para siempre. Y todos los intentos por hacerlo nos llevan a la frustración, a la decepción, a la impotencia y al sufrimiento porque es un imposible. La Vida no funciona así. Es como pretender que siempre sea de día y que la noche no aparezca jamás.
La Felicidad no está en nada de fuera. Ni en las circunstancias ni en la ganancia de placer.
La verdadera Felicidad es una paz interna/mental continua independiente de lo que sucede. De lo que experimentamos. De lo que ocurre. Es una actitud hacia la vida que no depende de la vida sino del tipo de creencias que tenemos arraigadas sobre quién soy, sobre qué es la felicidad y sobre cómo debería ser o no ser la vida, yo y los demás.
Es la manera en la que me relaciono con las circunstancias (placenteras o dolorosas) la que marca la diferencia.
Si me relaciono desde un lugar de rechazo, de lucha, de guerra, de resistencia al dolor y de apego al placer, sufriré y me sentiré infeliz.
El placer no proporciona paz continua, sólo placer... temporal. El placer de comer, de salir de fiesta, de escuchar una canción, de ir a una clase de baile, de una actuación en un escenario, de un abrazo, de un beso, de una caricia, de comprar algo que nos guste, de un encuentro sexual, del proceso de seducción, la adrenalina de subirse a una montaña rusa, de correr una cursa, de conseguir un trofeo, un premio, un “me gusta”. Esa dopamina, esa adrenalina, ese placer, NO ES FELICIDAD. Y mucha gente confunde esas emociones temporales, fugaces, esa química, con Felicidad. Por eso, cuando dejan de sentir placer, van en busca y captura de más. Se pasan la vida consumiendo placer. Metiéndose chutes de placer para no sentir lo que sienten cuando no están sintiendo placer: sufrimiento en sus diferentes formas (ansiedad, preocupación, vacío, soledad, culpa, reproche...).
No podemos estar siempre subidos a una montaña rusa. No podemos estar siempre “chutados” (por drogas o no drogas). Lo que hay entre placer y placer es la Vida también. Y es la mayor parte de la Vida. Y si en esos espacios sufres por tener las creencias que tienes, entonces no te sentirás feliz ni podrás serlo, por mucho placer que obtengas. Por muchas experiencias (toda experiencia es temporal) placenteras, extáticas, dichosas, divertidas, espirituales, que “compres” o que te sucedan.
Y si la Felicidad (la paz) no está en el fluir de la vida, en el mundo, en las circunstancias, en las experiencias, en el placer ni en los resultados, ¿dónde está?
Felicidad (paz) es lo que Somos. Es nuestra Naturaleza. Cuando nacemos, somos Felicidad, paz. Una Paz que va más allá de sentir placer o dolor. Así que no es un lugar que alcanzar. Tampoco algo que tenga que evolucionar “hacia la felicidad”. Ni algo que encontraremos en un futuro mejor, en un mañana esperanzador. Está Aquí y Ahora. Pero no lo percibimos porque esta oculto bajo capas de creencias que no nos permiten sentirlo.
SER lo que Somos no es un proceso de “llegar a ser”. No se trata de convertir lo que somos en algo más. En subir de escalón, de nivel o de estado de consciencia. En arreglarlo. En mejorarlo. En sanarlo. O en perfeccionarlo.
Lo que somos YA es Perfección. No tiene ninguna tara ni herida ni trauma a sanar. No se ha perdido. No se ha ido “de casa”. Siempre está y ha estado Aquí porque es lo que Somos. Y no podemos dejar de ser lo que somos. No podemos SEPARARNOS de lo que somos. Así que no hay nada que Unir ni ningún Hogar al que regresar. Ya Somos y estamos siempre en Él, aunque no lo percibamos. Aunque CREAMOS que no.
Es una cuestión de que las gafas oscuras que llevamos puestas y que nos hacen Ver la vida, a nosotros y a los demás de cierta manera, se caigan. Y lo que la mayoría está haciendo es arreglar, sanar, mejorar, perfeccionar e iluminar las gafas y/o lo que ven a través de ellas.
La gafa es la creencia. Y la forma de Ver el mundo, a nosotros, a la vida y a los demás es la consecuencia de esa creencia; junto con el sufrimiento (en sus diferentes formas) y la infelicidad que conllevan.