Extractos - Emma Vázquez

Amar lo que hay
Por Emma Vázquez«No soy feliz». Éste es el principio. Dejar de correr, de escapar, de anestesiarse, de huir. Y parar. Y escucharse. Y sentirse. Y ser radicalmente honesto con uno mismo. Y QUERER no seguir ahí.
Así es cómo empieza un camino de despedidas donde iremos diciendo adiós, soltando, dejando atrás, todo aquello que nos aleja de nuestra Plenitud. De nuestra Paz. Donde todo lo que hemos enterrado, negado, disfrazado, rechazado, llevado a la sombra..., irá saliendo a la Luz. De manera natural. Sin necesidad de forzarlo ni de buscarlo ni de alcanzarlo. Sin necesidad de saber cómo hacerlo. Porque es la Vida la que se encargará de ello. De ponerte en situaciones que activen en ti lo que ha sido ocultado en el inconsciente para hacerlo consciente y que puedas Verlo. Y, al Verlo, abrirte a la posibilidad de comprenderlo, abrazarlo, amarlo. Que es lo que en su momento no fue hecho.
TODA tu Vida es un escenario PERFECTO para que te des cuenta a modo de «espejo» de qué partes de ti no están siendo amadas (no rechazadas, no juzgadas).
Todas las personas con las que te cruzas, todas las experiencias que tienes, por muy desagradables y dolorosas que te resulten, son las que necesitas para Despertar. Siendo Despertar la toma de consciencia de qué es el Amor Incondicional. Y de qué/quién eres. Que vienen a SER... lo mismo.
Pero esto es algo que tendrás que descubrir tú. Porque las palabras, las frases bonitas, los eslóganes no sirven de nada. Sólo se puede Saber lo que se experimenta por uno mismo. Lo otro es mera intelectualidad. Y no es suficiente para hacer habitable lo inhabitable. Y lo inevitable… Para liberarse de lo que nos impide ser y sentirnos plenos, amados y libres. Que no son más que creencias. Que no es más que ignorancia. Nubes que tapan el Cielo. Olas que se creen separadas del Mar.
Empezamos a buscar la felicidad, pero no nos preguntamos qué significa para nosotros ese concepto. No lo cuestionamos.
¿Es Felicidad estar siempre contento? ¿Es una constante alegría y diversión? ¿Es eliminar de manera permanente toda emoción que me resulta incómoda? ¿Es una calma inalterable por nada ni por nadie? ¿Es convertirte en un santo? ¿Es no sentir dolor nunca más? ¿Es no volver a enfermar? ¿Es dejar de sufrir?
¿Qué es sufrir? ¿Qué es estar en paz? ¿Qué es la libertad?
¿Qué queremos decir cuando sentimos que no somos felices? ¿Qué significa ser feliz para nosotros? ¿Qué creemos que nos falta o nos sobra? ¿Sé lo que en realidad estoy buscando...?
«Antes de» es imprescindible tener claridad primero no con lo que queremos sino con lo que NO queremos. Porque quizás lo que queremos no sabemos exactamente qué es. Pero sí podemos tener la certeza de que lo que AHORA siento, no tiene aroma a Hogar.
Lo que buscamos puede que no sea más que una llamada a un destino que simplemente tiene el cometido no de ser alcanzado, sino caminado. Puede que la Vida no sea más que una investigación de lo que hemos llamado Felicidad, pero que podría ser llamaba también Amor Incondicional.
¿De qué se trata esto de ser feliz? ¿Qué es el Amor Incondicional? ¿Qué NO es...?
Nos juzgamos, culpamos y castigamos por no habitar ya y siempre en ese destino, pero ¿y si nuestro anhelo es la zanahoria que la Vida ha puesto en nuestro Corazón para que iniciemos ese proceso de (auto)conocimiento? ¿Y si tan sólo se nos pide transitar esa investigación? ¿Y si lo importante no es llegar sino «caminar hacia» porque es en el (des)aprendizaje de ese camino donde encontramos la sabiduría y «casa»? ¿Y si el «lograr» fuese irrelevante? ¿Y si no es cuestión de acumular, de adquirir, de añadir, sino de soltar, de desprenderse, de vaciar…?
Yo he sido una gran necesitada de alcanzar la Iluminación sin tener ni idea de lo que ésta significaba. Y a medida que he ido recorriendo el «camino hacia», la ansiedad y la prisa por llegar a esa meta se ha ido disipando. Y es lo que YA había, lo que YA era, lo que YA sentía, lo que YA tenía, lo que ha ido cogiendo brillantez. El foco hacia el destino ha ido siendo remplazado por el foco hacia el camino. Hacia el SIENDO más que hacia el SER.
Un cambio de Mirada del Futuro al Presente. De lo que no soy a lo que Soy. De la Ilusión a la Realidad. Del Allí al Aquí.
Quizás no se trata de escribir un libro, sino de lo que descubro MIENTRAS lo escribo.
Quizás no se trata de encontrar respuestas, sino de habitar preguntas.
Quizás no se trata de eliminar la dualidad, sino de convivir pacíficamente con ella. Y en ella.
(¿Qué significa pacíficamente...?)
Quizás no se trata de mejorar(te), sino de Amar lo que hay.
Y en ese caminar la Vida hacia «no sabemos dónde», nos olvidamos de LO QUE ES. De LO QUE HAY. Tenemos una imagen de nosotros mismos con partes que rechazamos y queremos reemplazarlas por otras que CREEMOS que son mejores. Que nos han dicho que, de esa otra forma, que, con esa otra forma, nos sentiremos más llenos, felices, libres, amados y en paz.
Y desde esa creencia que surge de una serie de pensamientos tipo «me tengo que arreglar», «no soy digna de ser amada», «no valgo», «no soy suficiente», creamos nuestro anhelo de iluminación y nuestra manera de andar.
Desde un lugar de sufrimiento, de ausencia de amor y de miedo pretendemos llegar a amarnos y a sentir paz. Lo cual es imposible porque o te amas AHORA, en este instante, o no te puedes amar ya que ese mañana iluminado no existe más que en nuestro imaginar. Lo cual es muy perfecto, pero muy poco real.
En lugar de cuestionarnos esos pensamientos, esas creencias que habitan en nuestro inconsciente y que con las relaciones (de cualquier tipo) salen a la luz, las damos por absoluta verdad. Por eso, sentimos tanto vacío y soledad. No porque haya nada malo en nosotras sino porque esas creencias que son FALSAS nos hacen sentir así.
¿Qué imagen tienes de ti? ¿En qué la basas? ¿Con quién/qué te estás comparando para sentirte como te sientes?
Nos decimos a nosotras mismas que estamos llenas de heridas, pero ¿alguna vez nos hemos cuestionado qué es ese concepto de Herida?
Cuando dices que tienes una herida, ¿a qué te refieres? ¿Dónde está AHORA? ¿Es verdad o es una IDEA falsa que nos hemos creado y creído?
Cuando me puse a indagar en ello, no encontré ninguna herida en mí. Si tenía esas heridas que creía tener y con las que tatué mi piel, ¿por qué no me sentía siempre mal? ¿Por qué mi felicidad, paz, plenitud, alegría, iba y venía? ¿Qué era lo que sucedía para que se produjera ese vaivén?
Observé que cada vez que sentía ese vacío, esa soledad, esa necesidad de escapar(me), de arreglarme, de iluminarme, había una serie de pensamientos detrás que los provocaban. Y que cuando PARABA y era consciente de ellos, las «heridas» desaparecían. Ese sentirme de esa manera se evaporaba. Y las acciones que había tomado para conseguir ese otro lugar que no era en el que AHORA estaba, hacia esa otra imagen de mí que no era la que AHORA era, hacia esa otra forma que no era la que AHORA tenía, dejaban de tener sentido y se soltaban.
Esto me hizo Comprender que eran esas creencias, esos pensamientos a los que me aferraba, con los que me identificaba y creaba la imagen que tenía de mí, los que me alejaban de mi estado natural de «ya soy y estoy donde tengo que ser y estar» (que es el mismo para todos).
Observé también la cantidad de juicios que había en esa imagen. Juicios que me activaban el miedo y la culpa. Que me contraían. Que me dolían. Que me hacían sufrir.
¿Significa eso que las Heridas no existen en realidad? ¿Que nos sentimos como nos sentimos sencillamente porque nos identificamos con una serie de pensamientos que nada tienen que ver con nosotros?
Podemos haber tenido experiencias e infancias traumáticas. Que no supimos «gestionar» en su momento de manera consciente, sana y amorosa. Y que fue esa inadecuada forma de interpretarlas la que se quedó grabada en nuestro inconsciente.
Puede que no nos hayan acompañado emocionalmente lo mejor posible cuando éramos niños. Que nos hayamos sentido abandonados, inseguros, maltratados, solos. Y que eso haya ido creando esa imagen con la que nos identificamos. Y que, como consecuencia, cada vez que alguien nos «abandona», nos rechaza, nos dice que NO, se nos activan esos pensamientos/creencias. Esas interpretaciones erróneas. Y esos juicios, condenas y castigos hacia nosotros mismos.
Pero ¿qué es esa imagen a la que tanto nos apegamos y que tanto nos hace sufrir? ¿Qué tiene que ver con lo que somos en Realidad? ¿Es esa imagen, con todas las etiquetas que le cuelgo referentes a «mí», LO que soy? Si no soy la imagen que creo que soy, ¿qué/quién Soy...?
No tenemos ninguna herida permanente en nuestra piel con la que tengamos que lidiar el resto de la vida sí o sí. ¡No es verdad! ¡No te lo creas! En el momento en el que te cuestionas tus creencias, en el momento en el que te cuestionas tu imagen y VES que es falsa, ésta se cae por su propio peso. Y, aunque puede haber una inercia automática a que vuelva a surgir, con cada DARSE CUENTA, ese hábito mental (porque no es más que un hábito) va perdiendo fuerza y desapareciendo. Porque dejas de ponerle leña a ese fuego. Porque ya no lo alimentas, le pones tu foco ni le prestas atención. Porque ya no te lo CREES. Porque has cortado la raíz. Una raíz que se corta una y otra vez.
Y todas las emociones, sensaciones de vacío y soledad que las acompañan, se cortan también.
Y si en algún momento surgen, SABES de dónde provienen. Y en lugar de dedicarte a rechazarlas y juzgarlas, te dedicas a ESTAR con ellas.
Te dedicas a acompañarte, a cuidarte, a abrazarte, a amarte. Que es lo que no hicieron contigo. Que es lo que tampoco has estado haciendo tú en tu adultez.