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Libros - Camille Adams Helminski

Mujeres y sufismo: Un tesoro oculto
Escritos e historias de poetas místicas, eruditas y santas

Mujeres y sufismo

La presencia luminosa de las mujeres que siguen el camino sufí, el camino místico del islam, cobra vida aquí a través de sus canciones y poesía sagradas, sus sueños y visiones, y las historias de su lucha cuando presencian la Verdad en diferentes ámbitos. Estos textos reflejan cómo la cosmovisión sufí honra y respeta lo femenino, y se comparten con el deseo y la confianza de que las mujeres sigan contribuyendo de forma próspera al desarrollo espiritual de la humanidad.

A lo largo de los siglos, desde la época del profeta Mahoma hasta nuestros días, la recopilación abarca una serie de tradiciones sufíes en diferentes partes del mundo, desde Asia, África y el Medio Oriente hasta Europa y Estados Unidos; desde los amados miembros de la familia del Profeta a la mística Rabia al-Adawiyya, y a la erudita de nuestros días Annemarie Schimmel. Las anécdotas biográficas y los recuerdos personales permiten entrever las experiencias de grandes santas y practicantes contemporáneas, al mismo tiempo que proporcionan una introducción a los principios y prácticas del sufismo.

Camille Helminsky

Camille Adams Helminsky es cofundadora y codirectora de la Threshold Society en Aptos, California, una organización sin fines de lucro cuya finalidad es apoyar la educación espiritual y la experiencia personal directa de lo Divino.
Ha traducido varios libros de poesía sufí, en particular de Mevlana Jalaluddin Rumi, y muchos textos clásicos sufíes. Fue la primera mujer en traducir al inglés una parte sustancial del Corán, The Light of Dawn: Daily Readings of the Holy Qur'an (La luz del amanecer: lecturas diarias del sagrado Corán), y también ha ayudado a traducir al inglés Mevlevi Wird, la letanía de oraciones específica de la orden Mevleví.. / Más información

Detalles del libro:
  • Título: MUJERES Y SUFISMO (UN TESORO OCULTO)
  • Subtítulo: Escritos e historias de poetas místicas, eruditas y santas
  • Título Original: Women of Sufism: A Hidden Treasure
  • Autora: Camille Adams Helminski
  • Traducción de: Maria Luz López Tena
  • Editorial: Sufi
  • Año de edición: Septiembre 2019
  • Nº de páginas: 462
  • Encuadernación: Rústica con solapas
  • Formato: 14 x 23
  • ISBN: 978-8494781544

De la Introducción

Desde que los seres humanos comienzan a tomar consciencia, tanto hombres como mujeres han recorrido el camino de regreso, de aceptación y reencuentro con la Fuente del Ser. Aunque en este mundo dual nuestro aspecto tiene formas variadas, en el fondo, en el ámbito de la Verdad, no existe la división masculino o femenino, solo el ser. Dentro de las tradiciones sufíes, la aceptación de esta verdad ha hecho posible el desarrollo espiritual de las mujeres de una manera que no siempre ha sido factible en Occidente.

Ya desde el inicio, las mujeres han jugado un papel importante en el desarrollo del sufismo, que según la tradición clásica comenzó con el profeta Mahoma. El mensaje de Mahoma fue de integración del espíritu y la materia, de la esencia y la vida cotidiana, de la aceptación de lo femenino y lo masculino. Aunque las manifestaciones culturales han ocultado en parte la pureza original de la intención, las palabras del Corán transmiten la igualdad de mujeres y hombres ante los ojos de Dios. En un momento en el que las tribus árabes que veneraban a la divinidad eran todavía bastante bárbaras, llegando a enterrar vivas a niñas de corta edad porque se prefería descendencia masculina, esta nueva voz de la tradición abrahámica intentó restablecer la percepción de la unidad del ser. Procuró abordar los desequilibrios que habían surgido, aconsejando respetar y honrar lo femenino, así como la gracia y la armonía de la naturaleza.

En los primeros años de esta nueva revelación, la amada esposa de Mahoma, Jadiya, desempeñó un papel de gran relevancia. Fue ella quien le ayudó, fortaleció y apoyó en sus fases de duda y desconcierto. Se mantuvo a su lado en momentos de gran dificultad y angustia, y le ayudó a portar la luz de la nueva fe. Fue a la hija de Mahoma y Jadiya, Fátima, a quien se transmitió por primera vez la comprensión mística más profunda del islam, y de hecho a menudo se la reconoce como la primera mística musulmana. Su matrimonio con el amigo íntimo y primo de Mahoma, Alí, fusionó esta nueva manifestación de misticismo con este mundo, y las semillas de su unión comenzaron a florecer.

A medida que se fue desarrollando el lado místico del islam, fue una mujer, Rabia al-Adawiyya (717-801), la primera que expresó con claridad la relación con lo divino utilizando el lenguaje que reconocemos como básicamente sufí, al referirnos a Dios como el Amado. Rabia fue el primer ser humano que habló de las realidades del sufismo con un lenguaje claro que cualquiera podía entender. Aunque tuvo muchas dificultades en sus primeros años, el punto de partida de Rabia no fue ni el temor al infierno, ni la búsqueda del paraíso, sino solo el amor. Su método era el amor a Dios porque «Dios es Dios, por eso yo amo a Dios... no por lo que nos pueda dar, sino por Sí mismo». Su objetivo era fundirse en Dios. Según ella, uno podía encontrar a Dios haciendo introspección. Como Mahoma dijo: «El que se conoce a sí mismo conoce a su Señor». Lo que nos guía y sustenta durante este proceso es el amor. La puerta del sufismo se abrirá de manera definitiva solo con amor, porque ―aunque el conocimiento puede ser importante y ayudarnos a discernir en nuestro camino, y contribuir para que alcancemos el umbral de la entrada― en definitiva, alcanzamos la unidad del ser a través del amor.

A lo largo de los siglos, han existido mujeres y hombres que no han dejado de portar la Luz de este Amor. Por muchas razones y en muchos lugares, las mujeres han sido menos visibles que los hombres, menos verbales, menos expresivas en la sociedad en general, pero sin dejar de ser participantes activas. Dentro de algunos círculos sufíes que se desarrollaron a lo largo de los siglos, las mujeres pasaron a formar parte de las ceremonias junto con los hombres; en otras órdenes, las mujeres se congregaban en sus propios círculos de rememoración y oración lejos de los hombres. Algunas mujeres se consagraron al Espíritu de forma ascética, apartadas de la sociedad, como hizo Rabia; otras eligieron el papel de benefactoras y promovieron círculos de oración y estudio. Muchos de los grandes maestros que conocemos tuvieron maestros, estudiantes y amigos espirituales que eran mujeres y que ejercieron gran influencia en su pensamiento y en su ser. Y esposas y madres apoyaron a los miembros de su familia mientras seguían su propio camino hacia la unión con el Amado.