Andrés Cacho

El camino es la rendición
Por Andrés Cacho 2 de mayo de 2025El Camino hacia la Paz: Cómo la Rendición Disolvió Mi Sufrimiento
Durante años viví atrapado en una búsqueda interminable para aliviar mi sufrimiento. Probé de todo: psicología, alcohol, diversión, trabajo, deporte, espiritualidad. Busqué en cada rincón de mi vida una solución que me sacara de ese estado de malestar constante. Pero cada intento solo me dejaba más vacío, con más problemas y una insatisfacción que crecía sin cesar. Era una carrera sin fin, una frustración perpetua, una lucha contra la vida misma para alcanzar algo que, creía, me liberaría.
Hasta que, gracias a Dios, me cansé. Me rendí. Estaba desesperado, agotado de consumir videos, libros, enseñanzas y promesas de salvación. Y en esa rendición, algo cambió. Se abrió una brecha, una idea que antes había descartado porque no encajaba con mi visión de la realidad. Todo comenzó con un libro que ahora es mi guía: El Camino de la Impotencia (*), escrito por un discípulo de Ramesh Balsekar. En él, se comparan los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos (AA) con la filosofía Advaita Vedanta, ofreciendo una perspectiva transformadora sobre el origen del sufrimiento.
La Ilusión del Ego: La Falsa Sensación de Autoría
El libro introduce un concepto clave: la Falsa Sensación de Autoría (FSA). Según esta idea, alrededor de los dos años de edad entramos en una ilusión que nos hace creer que somos los «hacedores» de nuestras acciones, separados de la vida misma. Esta creencia en un «yo» independiente es la raíz de nuestro sufrimiento. Nos identificamos con una identidad falsa, un ego que siente la necesidad de controlar, luchar y conseguir lo que desea. Este «yo» cree que debe ser fuerte, responsable y exitoso, y que la vida debe ajustarse a sus expectativas.
Esta ilusión de separación nos condena a una existencia de lucha constante. Queremos que las cosas salgan de cierta manera, nos esforzamos por alcanzar metas y nos culpamos cuando fallamos. Pero ¿y si este «yo» no fuera real? ¿Y si no fuéramos los hacedores que creemos ser?
La Rendición: Una Puerta a lo Desconocido
Tanto el Advaita como los 12 pasos de AA nos invitan a cuestionar esta falsa idea del hacedor y a rendirnos a algo más grande. En AA, esto se llama un «poder superior»; en el Advaita, se describe como la Conciencia o el Ser, el océano del que todos somos olas. La metáfora es clara: no somos gotas aisladas, sino expresiones temporales de un Todo indivisible.
Mi rendición no fue un acto de derrota, sino una apertura a la verdad. Dejé de buscar soluciones externas y comencé a ver que el problema no estaba en el mundo, sino en mi identificación con este «yo» ilusorio. Al soltar la necesidad de controlar y lograr, descubrí una paz que no dependía de las circunstancias.
La Verdad que Libera
A través de esta nueva perspectiva, comprendí tres verdades fundamentales que resuenan en muchas filosofías espirituales (excepto en aquellas que buscan manipular para el beneficio de unos pocos):
- No eres el hacedor. Eres una consciencia que percibe, pero la idea de que controlas o decides tus acciones es una ilusión. El sufrimiento surge cuando te identificas con este falso «hacedor».
- Somos parte de un Todo. Este Todo, que algunos llaman Tao, Dios o Ser, no puede describirse con palabras ni percibirse con los sentidos, porque lo abarca todo. Somos olas en el océano, no gotas separadas.
- La realización no es un logro. No se trata de hacer o alcanzar algo, sino de ver la falsedad del «yo» y rendirse al Ser. Al reconocer que no eres el hacedor, te liberas de la lucha y encuentras paz en la perfección de lo que es.
Vivir como el Océano
Este proceso de despertar no elimina los altibajos de la vida, pero los transforma. Ahora vivo como la ola, sabiendo que soy el océano. Todo lo que ocurre es perfecto y necesario, porque forma parte de un Todo más grande. El sufrimiento, que antes atribuía a las circunstancias, era en realidad el resultado de mi creencia en la separación. Al ver la falsedad de ese «yo» que buscaba salvarse a través del esfuerzo, el conocimiento o el éxito, todo cambió.
El despertar no es un destino, sino una forma de vivir. Cada vez que el ego intenta reaparecer con su narrativa de lucha o carencia, me recuerdo: «No soy el hacedor, soy el océano». Esta sabiduría trae una paz profunda, una integridad que no depende de nada externo.
Un Mensaje Final
Si estás cansado de buscar, si sientes que nada llena el vacío, te invito a considerar esta posibilidad: el problema no está en lo que haces, sino en la idea de que eres un «yo» separado que debe hacer algo. Ríndete a la verdad.
No necesitas salvarte, porque ya eres parte de algo perfecto y completo.
Este camino no es fácil, pero es liberador. Mi sufrimiento me llevó a esta comprensión, y hoy doy gracias por cada paso que me trajo hasta aquí. Espero que mi experiencia resuene contigo y te inspire a explorar esta verdad por ti mismo.