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Artículos - Nathan Gill (2004)

La consciencia y su contenido

Por Nathan Gill
Nathan Gill

Para entendernos al hablar de nuestra verdadera naturaleza, es necesario aclarar algunos conceptos. Cuando hablo de Conciencia, Unidad o Totalidad, incluyo sus dos aspectos simultáneos: consciencia y contenido de la consciencia. Estos dos aspectos no son dos elementos distintos: son lo mismo. La consciencia equivale a asimilar que todo lo que se percibe en el momento presente es el contenido de la consciencia. Nunca sucede otra cosa que no sea esa asimilación, ese darse cuenta, de todo lo que surge en el presente. El hecho de darse cuenta es el contenido: la Unidad. Dentro de la consciencia, todo aparece como contenido, es decir, todas las cosas aparecen en la ausencia de cosas. Podemos hablar del contenido de la consciencia en términos de imágenes: imágenes visuales, sonidos, pensamientos, sensaciones, emociones, etcétera.

Habitualmente, se suele pasar por alto el aspecto de consciencia de la Conciencia, de la Unidad. El contenido de la consciencia, las imágenes que surgen, tienen una capacidad de embelesar aparente, que se suele denominar maia (lo ilusorio). Una de las imágenes mentales que aparece en el contenido es el pensamiento primario o pensamiento del yo, que surge en conjunción con la imagen corporal y se identifica como parte integrante del personaje. Al asumir ese yo, todos los demás pensamientos se convierten en mis pensamientos; se denomina mente o autoconciencia psicológica a la sucesión de pensamientos que van surgiendo (y que considero míos).

Puede resultar útil imaginar que esos pensamientos son como globos que aparecen con mensajes escritos en la superficie, como en un cómic. Al pasar por alto el aspecto de consciencia de nuestra verdadera naturaleza, y al centrarnos en el contenido y quedarnos embelesados con él —o,dicho de otro modo, al identificarnos con el personaje—, los mensajes escritos en los globos de pensamientos parecen constituir un relato real. Así, aunque el contenido surja en la consciencia y en el presente, esa fascinación por el relato de los pensamientos parece distraernos, sacarnos del presente y extendernos hacia un pasado y un futuro imaginados, es decir, hacia la historia del personaje. De hecho, los recuerdos y la antelación —el pasado y el futuro— no son más que simples pensamientos que brotan en el momento presente.

Cuando predomina la identificación con el personaje, se tiene la sensación de que se es distinto de todo lo demás, de los otros seres aparentes; la sensación de que uno se encuentra con una forma determinada. Al mismo tiempo, se intuye que nuestra verdadera naturaleza es la Unidad y esta disparidad se manifiesta, en la película de la vida, como un impulso para buscar la Unidad. Lo único que ya existe es Unidad o Plenitud pero, cuando uno se queda embelesado al centrarse exclusivamente en el contenido de la Unidad, se produce una búsqueda de esa Unidad. Eso es la representación teatral de la vida: la Unidad que se busca a sí misma.

En este sentido, la analogía de una película proyectada sobre una pantalla resulta útil: la película es el contenido y la pantalla es la consciencia; juntas, son una sola unidad. Esta pantalla es multidimensional, es decir, la película aparece dentro de la pantalla. Todas las cosas aparecen sobre ese fondo de pantalla multidimensional con el fin de que, dentro de esta película, la Conciencia —Plenitud, Unidad— pueda percibirse a sí misma como todas las formas.

La Conciencia aparece con la forma de todas las cosas y es inmanente a ellas. La Unidad ya es tu auténtica naturaleza. , la Unidad, te estás viendo siempre a ti misma en todas esas formas, pero este hecho se pasa por alto a causa del embelesamiento que produce el relato mental. Cualquier tipo de búsqueda —no sólo la llamada búsqueda espiritual o búsqueda de la Unidad con la etiqueta de no dualismo, sino cualquier forma de búsqueda: la búsqueda de satisfacción material, de un buen lugar para vivir, de un trabajo satisfactorio...— es la búsqueda de la Unidad, de la Plenitud.

Por tanto, hoy, la configuración actual de la Unidad —que, en este momento, se manifiesta como el contenido de la consciencia— consiste en una habitación llena de personajes en busca de su auténtica naturaleza. La Unidad se manifiesta inmanentemente en forma de una habitación y de todos estos personajes; está embelesada por el relato mental de buscarse a sí misma y proyectando en el futuro el denominado Despertar. Sin embargo, ahora mismo, lo único que ya existe es un cien por cien de consciencia, es la Unidad que surge de forma inmanente bajo sus dos aspectos, de consciencia y de contenido de la consciencia, aparentemente embelesada por su propio relato mental.

Extracto de una charla - Kensington (Londres), Junio de 2004
Fuente: Nathan Gill. Ya estás despierto (Editorial Trompa de Elefante, 2010)