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Artículos - Dr. Javad Nurbakhsh

Dr. Javad Nurbakhsh

Dios para el Sufí

Discurso del maestro Dr. Javad Nurbakhsh
en el círculo de los derviches

Por Javad Nurbakhsh Revista Sufí / Original PDF

Para el sufí, Dios es el Ser Absoluto; y la Creación, con todo lo existente en ella, sus determinaciones y manifestaciones. Los sufíes dicen: «La existencia entera existe gracias al Ser de Dios, todo lo existente es el reflejo de su Existencia, sin Él, todo se reduce a nada». Rumi escribe:

Nosotros somos la no-existencia
que aparentamos existir,
Tú eres el Ser verdadero
y nuestra misma existencia.

No sólo como dice el Qorán: Todo lo que existe perece (28,88), sino que no hay Ser alguno sino Él en toda la existencia. Los sufíes no consideran a la creación separada del Ser de Dios. La interpretación que dan las autoridades escolásticas sobre el versículo: Dios es la Luz de los cielos y la tierra (Qo 35,24), es que Dios ilumina los cielos y la tierra. Los sufíes, en cambio, lo interpretan como: «Dios es el ser y la realidad de toda la existencia».

El conocimiento y la intuición de la realidad básica de que «En toda la Creación no hay sino un único Ser Absoluto y todo lo existente existe gracias a su Ser», ha sido llamada «la filosofía de la Unidad del Ser» (Wahdat-e Wo yud).

Sin embargo, nosotros no lo consideramos una filosofía, pues lo filosófico es producto de la mente y sujeto a cambios; mas, esta intuición es una revelación al corazón, algo eterno e inmutable. La filosofía pertenece al mundo del intelecto y de las palabras, la visión de la Unidad del Ser, en cambio, al amor, al desvelamiento y a la contemplación divina. Por eso creemos más adecuado llamarlo «El Principio de la Unidad del Ser» y no «La filosofía de la Unidad del Ser».

Para familiarizarse con este Principio de la Unidad del Ser no hay mejor ejemplo que cuando comparamos al Ser Absoluto con un océano, en cuyo caso, las olas del océano representan a las criaturas, unas criaturas cuya realidad interior no es sino el agua y sus imágenes relativas y temporales son las olas. En cada instante, la imagen externa de la ola se desvanece y, sin embargo, su realidad más íntima, que es el agua, permanece eternamente. Mientras el ser humano es consciente de la imagen de la ola, no tiene conocimiento alguno del agua; cuando esta atención desaparece, no hay nada sino el agua. Por eso los grandes maestros sufíes han aniquilado sus imágenes de la ola en el agua del Ser Absoluto y palabras como: «Yo soy la Verdad», o, «Gloria a mi elevado estado» o «No hay bajo mi manto sino Dios», surgieron desde el interior de sus almas, causando asombro y sorpresa entre la gente. Shah Nematollah Wali escribe:

La ola, el océano y la espuma
los tres son uno y lo mismo.
No es sino un único Ser
desde lo ínfimo hasta lo más grande.

Podemos, también, comparar al Ser Absoluto con la luz y a Sus determinaciones con la sombra. Mientras la sombra sea sombra, no sabrá nada de la luz. Cuando la luz se aleja de la sombra, ésta, siguiéndola, se expande más y más. Por eso quien camina hacia la Verdad por sus propios pies, no sólo no la alcanza, sino que éste mismo caminar demuestra que la Verdad se aleja de él, a no ser que la luz misma se acerque a la sombra e, iluminándola, quite la oscuridad de la sombra. En relación a esto el maestro Maqrebi escribe:

Nadie recorre con sus propios pies
la senda que lleva hacia el Amado,
sino que camina con Sus pies
quien va hacia Su morada.

Y, finalmente, si imaginamos al Ser Absoluto como un punto, toda la creación será líneas e imágenes dibujadas por el movimiento de este punto; aunque, en apariencia, poseen existencia propia, no es sino una existencia relativa y, en realidad, todas las imágenes que contemplamos no son más que un solo punto. El Sheij Mahmud Shabestari, en su libro El jardín del Misterio escribe:

Todas estas imágenes de un «otro»
frutos son de tu imaginación,
pues, el círculo es
el mismo punto en movimiento.

En palabras del Qorán: Todo lo que existe perece, salvo la Faz de tu Señor que es eterno. El Majestuoso, el Honorable (55, 26 y 27).

En resumen, según los sufíes, la creación no es sino una imaginación y, al mismo tiempo, su realidad es la Verdad misma; porque el nivel de la imaginación constituye uno de los grados del Ser que, desde el punto de vista de la «oscuridad», es una ilusión y, desde el punto de vista de la Realidad, es el mismo Ser.

En palabras de Shah Nematollah Wali:

De un extremo a otro la Creación
y todo lo existente en ella,
reflejo es de un sólo rayo de luz
surgido de la Faz del Amado.