Artículos - Darryl Bailey

Despertar y Realización
Por Darryl BaileyLas diversas formas que aparecen en la vida no pueden ser la realidad, porque todas ellas son cambiantes; no son más que falsas apariencias. Si observamos una nube y adopta la forma de una persona, una casa o una montaña, no importa su aspecto, siempre sabemos que es una nube. La apariencia de la forma no es la realidad; lo es la nube sin forma.
Lo mismo ocurre con todo: cuerpos, objetos, sensaciones, estados de ánimo, pensamientos, actividades, estados mentales, relaciones, etcétera. Todas las cosas son cambiantes, fluyen. Son las apariencias pasajeras de un gran acontecimiento, sin forma e inexplicable―un acontecimiento, una presencia―llámalo como quieras.
Si nos sentamos en silencio, sin hacer ningún esfuerzo, la vida se expresa claramente; simplemente sucede por sí misma. No hay nada más que conseguir. La gran verdad es evidente. El corazón late; la respiración va y viene. Vibraciones, pulsaciones, punzadas, sentimientos, pensamientos y emociones van y vienen. Los impulsos van y vienen; algunos se convierten en acciones, otros no; y así fluye la vida.
No puede haber sensación de paz hasta que nos demos cuenta de que somos una actividad indefinible. Todas las cosas, todas las acciones, todos los pensamientos, las palabras y los actos son apariencias y expresiones pasajeras de un gran acontecimiento indefinible y sin forma.
Sentado en silencio, sin hacer ningún esfuerzo, todo se revela: un suceso vibrante, pulsante, sin forma, simplemente sucediendo. No hay meta en esto, no hay punto final; sólo existe lo que se expresa en este momento, y lo que parece ser ahora está inevitablemente en camino hacia alguna otra apariencia. (de Essence Revisited)
Hay muchas maneras de señalar este acontecimiento vibrante y sin forma. Algunos lo han llamado el Gran Espíritu. Algunos lo llaman el río de la vida, o el océano de la existencia. Algunos lo llaman el flujo de la naturaleza. Se le ha comparado con las nubes y el agua, sin forma particular. Algunos dicen que no tiene forma y otros lo llaman «sin forma». Algunos dicen que es energía y otros que es movimiento. Algunos lo llaman Dios, Tao o Atman. Algunos lo llaman Mente. Algunos lo llaman «naturaleza original». Y algunos simplemente lo llaman universo, que literalmente significa «giro indiviso».
Realización
Incluso las afirmaciones espirituales más extremas son fáciles de entender. Frases como «no existe el yo» o «sólo existe Dios» son descripciones muy sencillas de la vida cotidiana. Comprender estas afirmaciones no requiere una creencia ciega, ni nuevos aprendizajes, ni treinta años para lograrlo. Simplemente tienes que reconocer la experiencia vital que ya tienes. La mayoría de la gente no reconoce, de forma clara, cuál es o ha sido su experiencia vital.
Este reconocimiento no consiste en llegar a otra idea o descripción. No se trata de centrarse en pensamientos nuevos y complicados. Es un simple reconocimiento de algo que ya sabemos. Se trata de darnos cuenta de la vitalidad cambiante y en movimiento que es este momento.
El suceso básico de este momento es un acontecimiento en movimiento, cambiante y danzante que se presenta a sí mismo. Aunque no lo llamemos de ninguna manera―aunque no lo intentemos―sigue ocurriendo.
No tienes la impresión de haber salido del útero pensando: «Oh, ahí está mamá y ahí está el médico y acabo de nacer y estoy deseando que me den una galleta». Todos sabemos que se tardan años en aprender las distintas etiquetas de la existencia y acabar encadenándolas en un hilo argumental.
Pero las palabras no tienen un significado intrínseco. Son sólo sonidos, o símbolos, que señalan las muchas porciones del acontecer de la vida. Una parte se llama silla, otra cuerpo y otra consciencia.
En diferentes países, con diferentes idiomas, son sonidos diferentes. Si todos estuviéramos de acuerdo, los sonidos podrían ser «blix», «floot» y «wozzle».
Si te hablo de sillas, cuerpos y consciencia, tienes la sensación de comprender la existencia, pero si te hablo de blix, floot y wozzle, es un galimatías; no tiene sentido. La cuestión es la siguiente: palabras como silla, cuerpo y consciencia también son un galimatías; no tienen ningún significado básico.
También es obvio que la vida no tiene forma. Todo está cambiando. Ya sea un cuerpo, un pensamiento, un estado de ánimo, una situación, una relación, una carrera, etc., todo está cambiando. Átomos, sillas, planetas, galaxias―no importa lo que sea―tienen un principio, un envejecimiento y un final aparentes. Incluso la sensación de existir desaparece cada noche. Todas las formas que parecen existir están cambiando de apariencia. Lo que es no tiene forma.
Pídele a un recién nacido que describa su existencia o que explique por qué hace lo que hace y no obtendrás respuesta. No hay argumento. No hay ningún acontecimiento. Es un zumbido, una pulsación y un hormigueo sin forma, un acontecimiento que fluye. Eso es todo lo que hay.
Por mucho que creas que has creado este acontecimiento básico, no es así. No importa cuántos sonidos sin sentido se unan a ilusiones de forma, todo esto no tiene forma y está más allá de cualquier explicación posible. Puedes llamarlo no-yo, o Dios, o como quieras; las palabras no son tan importantes.
Sin formas ni etiquetas, ¿qué hay que cuestionar? ¿Dónde hay un tú que describir? Sólo se presenta una danza inexplicable y sin forma.