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Artículos - Dorothy Hunt

El altar de este momento

(Segunda Parte)
Por Dorothy Hunt
Juliana Nan for DH
Foto de Juliana Nan

Decir "Sí" a la Vida

Cuando éramos niños pequeños, la mayoría de nosotros tenía un entusiasmo increíble por la pura experiencia de vivir. Una diminuta hormiga, una brizna de hierba, una palabra nueva, una judía verde, una sombra en el suelo, una tormenta, o la sonrisa de un extraño podría ser una fuente de gran curiosidad y deleite. Incluso si el momento fuera una experiencia de miedo, o de lágrimas, o un rotundo "No", era vivida plenamente, experimentada completamente desde nuestra apertura al momento actual.

Un niño tiene el corazón muy abierto; lo que a él o a ella le falta es sabiduría y discriminación. Pero al crecer, mientras nos educan "sobre" el mundo, comenzamos a vivir cada vez más en el mundo conceptual del pensamiento en lugar de en la sensación de apertura a la vida tal como es. Se nos enseña a confiar en las ideas e interpretaciones más que en nuestra propia experiencia que nos dice lo que es verdad y lo que no lo es. Muy pronto, estamos convencidos de que los pensamientos y las imágenes que hemos recopilado sobre un "yo" definen lo que somos en realidad. Como todos sabemos, las apariencias pueden ser engañosas; pero las ideas pueden ser aún más engañosas, sobre todo si confiamos en las ideas que nos hablan acerca de la verdad de lo que somos, o lo que es cierto en nuestra propia experiencia.

La libertad de decir "¡Sí!" a la vida es la libertad de nuestra verdadera naturaleza. El ego siempre está buscando "liberarse de" la vida, pero la realización de Lo-Que realmente somos, nos invita a una profunda libertad ― la libertad de experimentar íntimamente la totalidad de la vida. El despertar a nuestra verdadera naturaleza nos invita a ver el mundo con los ojos de la inocencia, a través de la sensación de nuestros cuerpos, a vivir en este momento más que en el pasado de la memoria de la mente o en el futuro de su proyección. Se nos invita a descubrir el mundo de nuevo, con la sabiduría y el amor de nuestra propia verdad más profunda. Empezamos a confiar cuando tenemos que decir "Sí" a nuestro propio "No". Muchas personas temen la idea de la muerte, pero este miedo a menudo enmascara un miedo aún más profundo ― el miedo a vivir verdaderamente como Lo-Que somos aquí y ahora. Viviendo desde esa dimensión de nuestro Ser, descubrimos que lo que "pensamos" que sabemos no es verdadero "Saber", que la Vida se mueve perfectamente por sí misma con o sin nuestros pensamientos.

Hay una historia Zen de dos monjes, uno ve al otro a punto de marcharse en peregrinación. El primero le pregunta al otro cuál es el objetivo de su peregrinación. El monje a punto de embarcarse dice que no lo sabe. El primero responde, "No-saber es más íntimo". No-saber no es lo mismo que ser ignorante o estar confundido. No-saber nos permite estar abierto, espacioso, curioso, e íntimo con la realidad de aquí y ahora. Ver y sentir el misterio y la magia de la experiencia en sí, nos invita a descubrir su inseparabilidad de lo que está silenciosamente Despierto a todas las experiencias y desplegándose como todos los momentos. Decir "Sí" a la vida no nos hace pasivos. Nos devuelve a la totalidad de nuestro Ser y a la danza incesante del devenir de la vida.

20 de marzo 2015

La Intimidad del Silencio

El Silencio ― no puede ser un concepto. Hazlo palpable; siente su sustancia; experimenta su corriente y flujo, su vitalidad y su presencia viva. Observa cómo impregna la naturaleza, cómo todo tiene su propia cualidad de Silencio. El inmenso e inamovible silencio de las altas montañas, el silencio completamente rendido y pacífico de un bebé dormido, el oscuro silencio de un bosque, las profundidades silenciosas del océano, el silencio lúdico de un arroyo serpenteante, el silencio imponente de una catedral gótica, el silencio desnudo de una rama pelada en invierno, el vasto y extenso silencio del cielo. En el cuerpo, siente la profundidad vertical del silencio, y la forma en que baña al cuerpo por dentro y por fuera, conectándonos con el silencio de todas las cosas. Presta atención a la sensación palpable del silencio, cómo disuelve las barreras, suaviza, nutre, relajando y animando simultáneamente el cuerpo.

Experimentar el Silencio es experimentar la intimidad ― con el mundo, y con lo que sea o quien sea que estamos viendo o conociendo en la experiencia. Tal silencio íntimo está muy presente en lo que está cercano. Percibir, pensar y sentir están disponibles, pero nos sentimos más alertas, más íntimos, más presentes que nuestro modo ordinario de experimentar. Este silencio no es un estado de consciencia como estar dopado o en trance, atenuado o estático, sino nuestro estado natural, totalmente abierto e íntimo con el momento tal como es.

En nuestra vida diaria, podemos darnos cuenta de cómo incesantemente utilizamos el ruido para distraernos del silencio ― el ruido de nuestra charla interior, las historias que nos contamos que agitan nuestras emociones, las mentiras con las que vivimos que perpetúan el miedo, las formas en que continuamente canjeamos el silencio vivo de nuestra naturaleza no-nacida por pensamientos y juicios condicionados. La ansiedad y el miedo pueden parecer guardianes que custodian la puerta para que no pase el Silencio, pero finalmente éstas se abrirán cuando estemos listos para entrar en lo Desconocido, cuando estemos más interesados ​​en ser que en mejorar, cuando prefiramos escuchar que saber, cuando estemos más intrigados por el "ahora" que por el "luego" o el "cuándo".

Sumergirse en el silencio es como bañarse de adentro hacia afuera. Todo lo que necesite atención, calidez, amor, purificación, liberación, es invitado a salir de las sombras para ser visto, sentido, y llevado de nuevo a la plenitud que pertenece a nuestro Ser.

Cuando estamos empapados de Silencio por dentro y por fuera, experimentamos su intimidad, frescura y capacidad de respuesta. Podemos sentir la diferencia entre las palabras y las acciones que vienen directamente del Silencio y las que se sienten rancias, empaquetadas, condicionadas. Sentimos las corrientes sutiles del Silencio más fácilmente; y empezamos a sentir un tierno amor por la vida en todas sus variadas expresiones ― no porque debamos, o porque nos hayamos convertido en santos, sino porque hemos sido transformados por el Silencio.

3 de abril 2015

Pobrecita Mente

A veces tenemos que acariciarnos nuestras cabezas y ser amables con la pobrecita mente que ha sido tan fervorosa en su búsqueda, tan segura de que controlaba todo, tan frustrada por su incapacidad para controlar el viaje a la libertad. ¿Cuánto tiempo ha estado buscando el Misterio que no podía conocer, golpeando en la puerta, exigiendo la Verdad, suplicando a los dioses, negociando con su vida, subrayando libros, contando respiraciones, rezando el rosario, cantando mantras, tratando duramente de ser santa? ¿Cuán frecuentemente se imaginaba que se estaba acercando día a día a esa verdad "final" ― ya sabes, la que siempre está a la vuelta de la esquina?

Durante años, si no vidas, ha jugado en la zona segura de sus sueños, a veces compartiendo juguetes, o puntos de vista, a veces luchando por ellos. Se creía que sus pensamientos eran ciertos. Una vez, el mundo era plano, el sol orbitaba alrededor de la tierra, y la oferta más alta de la medicina eran las sanguijuelas chupadoras de sangre. Las ideas de hoy pueden convertirse en la risa de mañana. ¿Por qué no reír ahora y celebrar el Misterio?

Tienes que amar la locura, la frustración, la desesperación y la derrota que tu mente ha padecido. Tienes que reírte de la increíble arrogancia de su "conocimiento". Tienes que sentir compasión por las muchas veces que se imaginó que se había rendido, convertido en cenizas, sólo para ser resucitada del fuego. ¿Cuántas veces se dijo a sí misma: "¡Ahora sí que lo tengo!", sólo para hundirse más tarde en "¿Cómo pude haberlo perdido?"

Pobre mente desastrada, jugando con sus conceptos de verdad, imaginando que era el gato y la verdad el ratón, en lugar de al revés. Luchando tan duro para tener el control, para mantenerse "segura" manteniendo su separación, ¡insistiendo todo el tiempo en que la Verdad tiene que ser de cierta manera!

Y entonces, un día, tal vez después de una larga lucha, se vuelve desesperada y completamente agotada, como alguien que ha estado luchando contra una larga enfermedad. Se da cuenta de que su adicción a sí misma era su enfermedad. Ve que todo el tiempo ella había sido la "presa" y no el "cazador", frente a un Misterio que no podía conocer. Finalmente sucumbe y ve su propia limitación. Y, dejando sus conceptos ante la puerta de lo Desconocido, se disuelve en su propia libertad desnuda y gozosa.

Cuando re-emerge, sabe que su propósito era siempre ser el siervo y no el dios.

10 de abril 2015

El Altar de este momento — un poema

Coloca todo lo que puedes percibir ―
Todo lo que puedes
Ver,
Oír,
Oler,
Gustar,
O tocar,
sobre el altar de este momento
y da gracias.

Todo pasa tan rápido ―
esta expresión,
este momento de tu preciosa vida,
este corazón
que palpita abierto
con miedo o júbilo desenfrenado,

Esta respiración que surge
en el aire frío de invierno
sin problemas y suavemente
o tosiendo y escupiendo.

Inclínate, mientras puedas, ante
éste sabor
del té de la tarde
que calienta su camino hacia tu vientre,
o la naranja fragante
que explota su dulce jugo
en tu agradecida boca.

Tienes que amar
las travesuras de tu mente,
imaginando que la vida sólo debe ser dulce.
Lo amargo sigue a lo dulce; y la vida es ambos.
Es todo, como tú,
antes de pensar en ti mismo en pedazos.

Coloca el dolor y la confusión de este momento también en el altar,
y da gracias especiales por esta gracia
que te despierta de dormir durante toda tu vida.
El dolor está muy subestimado como puntero a lo Desconocido,
aunque muy sobrevalorado cuando se toma como identidad.

En este momento,
tus ojos se encuentran con los míos y hay
un solo mirar.
¿Qué es lo que está mirando detrás de nuestras máscaras?
¿Puede tocarse a través de la habitación?

Junta las palmas de las manos;
toca tu piel sagrada.
En otro momento será despojada.
¿Qué serás entonces?
¿Qué eras antes de tener dos manos?
¿Qué eres ahora?

No puedes capturar Eso
y colocar-Lo en el altar de este momento.
Es el altar,
y las expresiones infinitas de este momento,
y el Ver,
y su propia devoción a sí mismo.

Tú eres Eso.

27 de marzo 2015