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Artículos - Annette Nibley

Abandona todo, incluso "¿qué es la verdad?"

Por Annette Nibley
Annette Nibley

¿Qué es la verdad, y qué hace por ti? ¿Es bueno conocer la verdad? ¿No es esto lo que llamamos "iluminación" ― conocer lo que la verdad es? Así que debe ser mejor conocerla que no conocerla, de lo contrario muy poca gente estaría buscando la iluminación, ¿cierto? Es decir, sólo tiene sentido que una persona que conoce la verdad refleje una luz mucho más brillante en el mundo que una que no conoce la verdad, y sería más amable y más amorosa. Parece que volverse iluminado casi podría considerarse como un servicio al mundo, o una obligación para con nuestros semejantes.

¿Detectas el error en la lógica aquí? ¿Cuál es? Es la presunción de que "yo" soy un ser separado, limitado, pequeño, que está incompleto, que soy defectuoso y que necesito información, de todas las cosas, para volverme "mejor", en relación con otros seres separados e incompletos. Y que de alguna manera esto me hará más feliz o más simpático, y hará de mi imagen del mundo en general una fantasía más agradable que la que actualmente tengo. ¿Es esto lo que realmente eres? ¿Un ser vulnerable, incompleto, separado de la verdad, separado de toda la creación, y con la necesidad de esforzarse por recuperar su camino de regreso, a través de pura fuerza de voluntad?

Tal vez no creas esto. Tal vez ya tienes realmente claro el hecho de que no eres "una persona" ― que no hay ningún individuo, ninguna entidad aquí que tenga control alguno. Aún así, es muy fácil aferrarse a la creencia de que eso que me pasa a "mí" ―que yo despierto, que yo entiendo, que yo "poseo" mi conocimiento, que yo experimento mi conocimiento constantemente, que yo profundizo o reflejo mi conocimiento― es importante. No es así. Nada de eso es importante. ¿Por qué no? Porque el "yo" al que crees que le suceden esas cosas no es quien eres.

¿Quién eres tú? ¡Eres todo lo que hay! Eres la verdad. Eres la fuente de todo esto.

Nada de esto puede ser sin su propia fuente, que se evidencia ahora mismo por tu propia conciencia de que existes. Confundido por tu pequeño yo, la inmensidad de tu conciencia se te escapa. Pero esta conciencia no está limitada. Es la evidencia de todo lo que existe. Es la fuente de todo, esto, que conoces ahora mismo como tu propia se-idad. Tú eres la conciencia que está leyendo estas palabras, y eres la conciencia que está escribiendo estas palabras. Tú eres la conciencia que fue Jesucristo y Gautama Buda. Esta conciencia que conoces ahora mismo surge de la única fuente que es el inventor de la vida y su compleja maquinaria. ¡Eso es tú! Tú eres el medio por el cual las estrellas y las galaxias son creadas y se mueven en su ballet celestial. Tú no eres nada menos que esto, nada que esté aparte de esto, nada que esté separado de esto. Esto es todo lo que hay, y es lo que eres.

Pasamos todo el día pensando que somos tan pequeños, tan necesitados. ¿Cómo podemos pensar tal cosa? ¡Mira lo que realmente somos! ¡Somos la fuente! Incluso si hicimos nuestra tarea, nuestra investigación, si reconocimos nuestro "no-ser", hay una parte de nosotros que aún insiste, diciendo que hay más que hacer, otra tarea, más cosas que entender ― tengo que ser un ejemplo, siempre tengo que estar feliz, tengo que ser cariñoso y amable, tengo que vivir la verdad, y esto me servirá a mí y a los demás.

Quizás hemos abandonado nuestras antiguas formas de pensar, fútiles, egocéntricas, nuestras preocupaciones y miedos, pero seguimos imaginando que hay un trabajo para este pequeño ser, y ese trabajo es saber y entender profundamente la verdad de "quién soy". Pero esta idea es el beso de la muerte. Este "debo saber quién soy" ―ésta sola pequeña necesidad― te pone en desacuerdo con todo lo que pretendes valorar y apreciar, y te lanza de cabeza en la aterradora y claustrofóbica soledad de ir por tu cuenta. Dice, "puedo hacerlo solo". No hay terror como este en todo el universo, y sin embargo vivimos con él voluntariamente. ¿Puedes realmente aguantar un minuto más de eso? ¿Puedes soportar estar completamente solo, desnudo y defenderte a ti mismo en el desierto, por más tiempo?

Entonces aquí termina la búsqueda: cuando la idea de que debes saber quién eres es abandonada, porque simplemente ya no puedes soportar más el dolor, el dolor de creer que "tú" tienes algún poder para saber, para entender, para corregirte, para calmarte, para elevarte por encima de todo esto y llegar al Cielo. Abandonas la carga, porque simplemente se ha vuelto excesivamente pesada, y es demasiado doloroso dar un paso más. Y dejas de hacer cosas, dejas de buscar algo, incluso por la verdad de "quién eres". Y en esa detención, hay la admisión de que eso no puede ser hecho por ti ―no puedes controlarlo. Te rindes.

Así que detente. En lugar de buscar la verdad, incluso la verdad de "quién eres" simplemente haz un alto, por un momento, y no busques nada. Sólo deja de intentarlo, deja de moverte. Quédate justo donde estás, por una vez en tu vida. Admite que esto es todo lo que hay. No puede mejorarse. No hay otra verdad más que esta. La existencia simplemente es, y no hay ningún propósito para nada de esto.

Y luego, por medio de la gracia, al detener tu necesidad de que haya algo más, se revela que TÚ eres TODO, eres ESTO, eres completo, y ya estás en casa.

Annette Nibley - What Never Changes
Traducción de Tarsila Murguía Morales

Fuente: Advaita Vision