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Libros - Douglas E. Harding

Ser y no ser, esa es la respuesta

Ser y no ser, esa es la respuesta

Todos queremos las mismas cosas: ser felices, estar en paz, liberarnos de todo miedo y ansiedad, amar y que nos amen, disfrutar de una vida plena y llena de sentido. No obstante, hay distintas formas de alcanzar todo esto. A juzgar por los resultados, no muchos consiguen encontrar el camino, y los pocos que lo han hecho han descubierto todos estos dones en la Fuente, en lo más profundo de su propio ser, en su mismísimo Centro.

Este libro explica cómo descubrir y sacar partido a este Núcleo o Centro infinito. Si queremos que se convierta en algo real, práctico y efectivo en nuestra vida debemos verlo con total claridad ―de hecho, más claramente que ninguna otra cosa―, confiar en ello y vivir de forma consciente a partir de ahí. Puede que lograr algo así nos parezca terriblemete difícil, pero lo cierto es que somos nosotros quienes creamos esas dificultades. Lo único que tenemos que hacer es guiarnos por lo que realmente vemos, en lugar de fiarnos de lo que el Gran Hermano, el lenguaje y las convenciones sociales nos dicen sobre cómo es la realidad. El resultado es que todas las cosas importantes que nos habían contado sobre nosotros mismos ¡quedan expuestas como una sarta de mentiras!

Nos encontramos ante una obra extraordinaria que puede cambiarnos la vida, un libro práctico, accesible y fácil de leer que si bien nos revela importantes verdades fundamentales, siempre nos deja una sensación de alegría, e incluso de juego y diversión.

Douglas Harding

DOUGLAS HARDING (1909-2007) fue un filósofo y maestro espiritual muy valorado y querido, así como un prolífico escritor, que desarrolló una forma única de despertar a la Fuente, de ver Quién somos realmente. Su enfoque, tan directo y efectivo como práctico y original, va derecho al Corazón, al Núcleo Central del asunto y nos lleva directamente a nuestra Verdadera Naturaleza, a nuestra Divinidad.
Más información

Detalles del libro:
  • Nº de páginas: 258
  • Encuadernación: Rústica
  • Formato: 14 x 21.5
  • ISBN: 978-1908774798

Introducción obligatoria

Casi todos los capítulos de este libro comenzaron su andadura bajo la forma de un artículo completo para una revista. El resultado es que puedes leerlos en el orden que más te guste. No obstante, si este es el primer libro mío que estás leyendo y no has asistido a ninguno de mis talleres, creo que sería bueno que los leyeses siguiendo el orden en que se presentan.

El libro como obra completa consta de tres componentes esenciales, que son, de menor a mayor importancia: (1) las palabras y los temas que estas desarrollan, (2) los mapas y diagramas, y (3) los ejercicios o experimentos. Las primeras están ahí para ser leídas, los segundos para dar forma y orden a lo que se lee y los terceros para ponerlos en práctica, para llevarlos a cabo, para convertir de forma activa los conceptos vagos y difusos (y, por lo general, sobrevalorados) en percepciones reales. Limitarse a leer sobre los ejercicios sin hacerlos implica perderse el mensaje que intentan transmitir y reducir este libro a mera palabrería.

Hay cuatro experimentos básicos y un número (creciente) de experimentos subsidiarios (unos veinte, hasta la fecha). Todos ellos sirven a un mismo propósito, que es llevarnos de vuelta a nuestro verdadero Hogar, al Lugar que en realidad nunca jamás hemos abandonado, al estado en el que vemos realmente que somos porque no somos, que somos Todo porque no somos absolutamente Nada.

Cada capítulo, al ser autónomo, incluye los experimentos y diagramas necesarios para aclarar el tema del que trate. Por eso en ocasiones verás que al llegar a un capítulo se te pide que repitas algunos experimentos que ya has realizado anteriormente. Esto es para bien, pues los experimentos también son ejercicios que han de repetirse (resulta imposible practicarlos en demasía o en demasiados contextos). De hecho, están pensados para que los incorporemos de forma deliberada en nuestra vida cotidiana, hasta que llegue un momento en que no tengamos que hacerlos de forma consciente, sino que se conviertan en algo que poner en práctica de forma natural según la ocasión lo demande; una práctica que no requiera ningún esfuerzo ni preparación por nuestra parte. Por ejemplo, el experimento del túnel (que entre otras revelaciones sorprendentes nos muestra que jamás en nuestra vida hemos estado cara a cara con nadie) hay que practicarlo hasta que, por así decirlo, se active por sí mismo cada vez que veamos un rostro.

Otra razón para repetir los experimentos ¡es que no los repetimos!; cada vez que los llevamos a cabo es siempre la primera vez. Están ahí para que nos acostumbremos a realizarlos, pero no para que nos acostumbremos a ellos. Te pongo un ejemplo. En los talleres que he realizado por todo el mundo durante los últimos treinta y cinco años, debo haber llevado a cabo el experimento del túnel más de dos mil veces y con más de veinte mil personas. Pues bien, la última vez (que ha sido hace cinco días) lo encontré más sorprendente y revelador que nunca. Podría decirse que estos experimentos están impregnados de la atemporalidad del propio tema que tratan; la atemporalidad del Sujeto, del Ser/No-ser que tan solo se muestra Aquí y Ahora.

Así es que recibe una cálida bienvenida de mi parte, Douglas Harding, y de Catherine, mi esposa y compañera de trabajo, a lo que algunos de nuestros amigos denominan nuestro «laboratorio de Dios».

¿Cómo podría siquiera comenzar a enumerar, y mucho menos a agradecer como se merecen, a los muchos amigos que me han ayudado, enseñado y alentado en este trabajo experimental tan sumamente necesario? Vaya a Catherine, a quien dedico este libro, mi más especial agradecimiento.