Ruta de Sección: Inicio > Libros > Artículo

Libros - Mario Javier Saban

KETER - El éxtasis de la eternidad
El poder de la Emuná desde la cábala

KETER - El éxtasis de la eternidad

Con un conocimiento impecable de la tradición, años de práctica de la cábala y gran capacidad de comunicación, Mario Javier Saban revela en Keter el entrenamiento que el alma debe llevar a cabo para alcanzar sus máximos niveles de consciencia y el éxtasis místico.

Sin dogmas religiosos ni estructuras de consuelo infantil, el alma que alcanza la adultez espiritual puede adquirir el nivel de luz que necesita para revelar todo su potencial. Se puede vivir dentro de esta existencia finita espacio-temporal el éxtasis de la «Vida eterna».

Esta es, por tanto, una obra clave para alcanzar lo que a muchos les parece inalcanzable: sentir la energía infinita de Dios en nuestro interior.

* * *

Mario Saban
Mario Saban

Mario Javier Saban tiene seis doctorados: filosofía, antropología, psicología, historia, teología y matemática aplicada. Es autor de 24 libros, entre los que sobresalen Las estrategias del Satán, Sod 22 - El Secreto, El Misterio de la Creación y, en Kairós, La Cábala - La psicología del misticismo judío. Es fundador y director de la Escuela de Psicología y Cábala que forma a miles de maestros en todo el mundo.

Más información

Detalles del libro:
  • Título: KETER - EL ÉXTASIS DE LA ETERNIDAD
  • Subtítulo: El poder de la Emuná desde la cábala
  • Autor: Mario Javier Saban
  • Editorial: Kairós
  • Año de edición: Octubre 2023
  • Nº de páginas: 176
  • Encuadernación: Rústica con solapas
  • Formato: 13 x 20
  • ISBN: 978-8411211758

Extracto del Primer Capítulo

El entrenamiento del alma

Si todos los fragmentos finitos nos conducen al infinito, entonces podríamos comenzar a estudiar desde cualquier espacio del universo y desde cualquier nivel. Y cualquier tema nos conducirá inexorablemente al Infinito divino. Y viceversa, desde el Infinito podríamos ir bajando hacia nuestra realidad fragmentada espacio-temporal y lograr percibir la luz divina en cada fragmento aparentemente independiente (1).

Si cada fragmento finito espacio-temporal tiene en su interior la fractalidad de las diez dimensiones del Árbol de la Vida, entonces podemos decir que todo nos conduce al Infinito (2). Por lo tanto, la búsqueda de todo ente finito es lograr avanzar por cualquier camino posible hacia la potencia infinita de la matriz. El éxtasis se encuentra en la búsqueda misma.

Es más, podríamos decir que la información infinita se encuentra dentro de cada fragmento finito. En cierto modo, la información de todo el infinito se puede encontrar en cualquier sitio y en cualquier objeto dentro de esta realidad. Todos los fragmentos finitos espacio-temporales son contracciones del mismo Ein Sof. Las diferencias, pues, se encuentran en cada etapa de la contracción del Ein Sof. Por ese motivo podemos decir que en la sustancia somos todos parte de la información de la matriz, y que las diferencias operan en las diferencias espacio-temporales del universo. El universo finito sitúa nuestras fragmentaciones de acuerdo a sus necesidades estructurales. El deseo fundamental del universo es revelar la consciencia del Ein Sof en el campo de la finitud. Cada uno de nosotros está revelando continuamente con su sola existencia una luz del Ein Sof en esta realidad espacio-temporal. Sin embargo, si no comprendemos qué tipo de luz debe revelar cada alma, entonces no conocemos el sentido por el cual nuestras almas están encarnadas en este plano. Cada alma vino a revelar un tipo de luz de acuerdo a su propia naturaleza.

Todos los «Nombres de Dios» conceptualizan las diferentes autocontracciones del Ein Sof y explican con qué tipo de energía estamos operando en cada nivel.

Cada nivel es un nivel diferente de acuerdo a las diferencias entre las autocontracciones del Ein Sof. Por lo tanto, cada autocontracción del Ein Sof es la que crea el nivel de operatividad de las energías. Es decir, la naturaleza de las energías en cada nivel está condicionada por el nivel de autocontracción que se ha operado.

El nombre de Dios de cuatro letras (Iod-Hei-Vav-Hei) (3) demuestra el sistema de autocontracción del Ein Sof, y todo este sistema de autocontracciones opera en toda la realidad espacio-temporal de nuestro universo. Por ese motivo podemos decir que el Nombre de Dios es la explicación total del sistema de las autocontracciones divinas.

En la cábala, no solamente comprendemos en forma intelectual (Biná), sino que logramos integrar en nuestra alma lo comprendido (Jojmá). La integración completa la realizamos cuando oscilamos entre la Biná y la Jojmá creando la energía del Daat (Conocimiento/Consciencia).

Cuando ingresan energías desde el Ein Sof, entran por la dimensión de Keter (4) a nuestra alma. Recibimos oleadas de luz si estamos preparados para saber recibirlas (5). La existencia física es un entrenamiento constante dentro de la luz.

El camino del judaísmo espiritual (cábala) desea otorgar luz en todo momento. Pero este deseo de otorgar luz solo puede ser compensado si sabemos en primer lugar recibir la luz divina. Y para poder recibir la luz divina debemos entrenar la vasija que debe recibir esta luz y debemos comprender el vacío máximo por donde se desplazan estas luces: la dimensión de Keter.

Notas:
  1. La independencia de un «fragmento» es una ilusión dentro del campo de la fragmentación espacio-temporal, porque en realidad en lo oculto sabemos que todos los fragmentos están conectados en forma permanente y unos se influyen a los otros. Todo fragmentos está influenciado a su vez por las condiciones donde se encuentra dicho fragmento; el propio universo espacio-temporal está condicionado por las vibraciones que el Infinito envía en forma permanente. Las vibraciones infinitas del Infinito se revisten como energías y van ingresando al universo.
  2. En la cábala, sabemos que al Infinito se le denomina con el nombre de «Ein Sof», lo que no tiene fin, en realidad es lo que no tiene final ni principio. El Infinito divino de la mística judía es eterno y no se rige por el espacio y el tiempo, que son dos variables que existen dentro de nuestro universo finito.
  3. Habitualmente se le denomina como «Tetragrama» o «Tetragramatón».
  4. Keter es la corona y es la dimensión más elevada, es el vacío que produce una profunda alegría en nuestro interior. Hay dos tipos de percepción del mismo vacío: cuando no comprendemos el funcionamiento del vacío, entonces sentimos abismo; el Tehom, cuando comprendemos la función del vacío, entonces alcanzamos el grado de Keter.
  5. ¿Cómo sabemos si estamos preparados para recibir esas luces superiores? Las luces superiores las podemos recibir cuando aceptamos y agradecemos cada minuto de nuestra existencia. La única forma de valorar nuestra existencia es con el agradecimiento constante. Cada vez que agradecemos a Dios y a los demás estamos valorando que eso que estamos agradeciendo nos está enseñando algo específico para nuestra alma.