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Javier Gutiérrez Ornelas

Javier Gutierrez

Tú eres presencia

Por Javier Gutiérrez Ornelas 17 de octubre de 2025

Los seres humanos como todas las demás especies estamos diseñados para la supervivencia, por lo que la mente humana, no está diseñada para ver la realidad tal y como es, sino que es una herramienta para la supervivencia del organismo que la posee y para lograrlo codifica la energía que recibe y genera la ilusión de la separación y la dualidad.

Pero más allá de dicha apariencia, la realidad es que somos la consciencia última que se da cuenta de toda la miríada de energías danzantes, somos el testigo infinito y siempre presente que está «detrás» de toda manifestación o experiencia.

Y por eso, es muy importante, para liberarnos del sufrimiento que genera la misma mente que está diseñada para que el organismo sobreviva, saber algo fundamental: no estamos dándonos cuenta del presente, sino que somos el presente dándose cuenta de sí mismo. No somos conscientes de la realidad, somos la consciencia que crea y le da forma a la manifestación de energía que percibimos.

Por lo que no estamos presentes, sino que SOMOS PRESENCIA. SOMOS CONSCIENCIA. Esto es algo en lo que no solo podemos creer o no creer, sino que podemos indagarlo y comprobarlo por nosotros mismos y para ello podemos considerar los siguientes puntos:

Primero: de manera axiomática puede decirse que si somos conscientes de algo, ese algo no puede ser nosotros mismos, así como el ojo puede ver, pero no puede verse a sí mismo, o la yema del dedo puede tocar pero no puede tocarse a sí misma, o un diente puede cortar pero no puede cortarse a sí mismo, la conciencia puede darse cuenta, pero no puede darse cuenta de sí misma, por lo tanto, si el ojo ve un árbol, entonces el ojo no es el árbol (lo cual resulta obvio), si la yema del dedo puede tocar la tecla del ordenador, entonces la yema del dedo no es la tecla del ordenador (lo cual resulta obvio) y si el diente puede morder una manzana, entonces el diente no es la manzana (lo cual también resulta obvio) por lo cual, siguiendo esta misma lógica, si somos conscientes del cuerpo, no podemos ser el cuerpo, si somos conscientes de la mente y sus pensamientos, emociones, impulsos, sentimientos, tendencias, no somos la mente y aquí ya deja de ser obvio, como en los ejemplos anteriores, pero la obviedad se pierde solamente porque nos hemos acostumbrado al error de identificarnos a nosotros (la consciencia infinita, siempre presente y nunca cambiante) con el organismo cuerpo-mente donde dicha consciencia se refleja.

Segundo: sin embargo, desde otra perspectiva, sin esa presencia que somos y que está siempre atestiguando toda experiencia, ninguna experiencia podría generarse, esto es, no podría yo escribir con un bolígrafo sin una hoja o superficie donde pueda hacerlo, una película del cine no podría proyectarse sin una pantalla que esté de fondo, por lo que eso que somos, la presencia eterna, es la base y la generadora de toda manifestación de la que se da cuenta.

Tercero: si decides profundizar en lo que somos, más allá de reflexionarlo o deducirlo, puedes acceder a este espacio infinito que somos, si te detienes y llevas tu atención al presente, si meditas regularmente en la presencia que somos, paulatinamente irás trascendiendo las apariencias y te irás impregnando de esa realidad no que percibimos, sino que ya somos.

Por lo que te invito a que no te dejes llevar por la mente y sus trampas, sino que trates de mantener tu atención en el presente momento a momento y así accedas al «reino de Dios» que no es otra cosa que tú mismo, disfrazado de persona.