David Rodrigo
"La noche oscura" de San Juan de la Cruz
Con notas desde el Yoga Meditación y el Advaita Vedanta
Por David Rodrigo 24 de octubre de 2025* Poema de San Juan de la Cruz en negrita. ― Comentario en letra pequeña.
En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada, ― te deseo, con toda mi alma; sólo te deseo a ti, pero con todo mi ser, sin ti muero; no son palabras, no es emoción, es amor real, total, absoluto
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada. ― habiendo dejado ya mi casa ordenada, sosegada, en silencio, mi cuerpo-mente-actividad-relaciones retirados, pausados, indiferentes, yo me fui sin que nadie lo supiera a tu encuentro, que nada más me importaba.
A oscuras y segura, ― mi luz y mi seguridad no venían de fuera, eres tú
por la secreta escala, disfrazada, ― subiendo hacia ti por la escalera de mi cuerpo a ti, por los chakras, disfrazada de universo y los cinco elementos
¡oh dichosa ventura!,
-- embriagada de felicidad, cegada de placer, impulsada por el fuego del amor,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa, ― solo tengo ojos para ti, diga el mundo lo que diga, si es que hay alguien ahí que diga algo
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
― siento tu fuego en mi corazón, tú eres mi único guía, mi única luz
Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía, ― y tú me guías, con suma certeza
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía, ― y tú me guías donde yo ya sé, donde quiero ir, donde estás tú y yo
en parte donde nadie parecía. ― a solas, sin nadie, sin ni siquiera yo
¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que el alborada! ― me matas y aun así tu matarme es dulce y amoroso
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada! ― nos unimos y yo fui tú, me hice tú, el Amado, Ser uno, sin otro, infinito; el éxtasis natural y constante, inmutable. Te amo, te conozco, me hago tú, Soy, ya está, ya no hay vuelta atrás, a los objetos y las ideas que entretenían a mi cuerpo, preocupaban a mi mente y anhelaban mi corazón. Ahora veo que todo ello no es más que tu luz, mi amor, amor mío, en mí.
En mi pecho florido, ― mi corazón floreció con nuestro encuentro, y todo mi ser allí quedó para Él para siempre, habitándolo, siéndolo
que entero para él solo se guardaba, ― mi corazón sólo lo guardaba para Él; finalmente Él ha ocupado su trono eterno en mi corazón, que ahora florece en la eternidad, en la belleza del amor real
allí quedó dormido, ― para siempre, tranquilo, relajado, conmigo, yo
y yo le regalaba, ― yo me daba a Él
y el ventalle de cedros aire daba. ― y el Universo bendecía nuestro amor.
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía. ― en el chakra del cuello, el éter, espacio vacío, todos los sentidos y la manifestación entera cesa ahí. A partir de aquí, ya no hay mundo, solo nosotros, amada en el Amado transformada.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado;
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado. ― sin miedo, sin apego, sin deseo, sin ideas de yo, mío ni hacedor, me entrego, me doy, me dejo, suelto, Amado, Amada, Soy lo que Es, la Luz viva que lo ilumina todo.
* * * * *
San Juan de la Cruz escribió sólo en su mente —no tenía papel ni pluma— “La noche oscura” cuando estaba siendo torturado durante nueve meses en el convento carmelita de Toledo en 1578.
Encerrado en una celda totalmente oscura que era casi su ataúd —cabía su cuerpo y poco más, sin salir—, comiendo pan duro, recibiendo palizas, quedó casi muerto. Logró escapar casi como un milagro por una rendija de la celda y tirándose al río.
San Juan de la Cruz apoyó a Santa Teresa de Ávila en la creación de la orden de los carmelitas descalzos, no calzados; para volver a una vida contemplativa en Dios, libre de dinero, poder y corrupción.
**** Sigue el comentario de David Rodrigo ****
―Yo soy la luz viva que ilumina el universo;
llena de vida;
vibrando en tu corazón,
como soy,
consciente,
testigo de tus pensamientos, emociones, acciones, experiencias de cosas que son en verdad
mi Luz encarnada.
Deja de pastar por los objetos de los sentidos
y ven a Mí,
regresa a ti,
brillando y siendo en la cueva de tu corazón,
Consciencia pura,
el Amado por todos,
el Amor mismo,
el Ser de todo,
de los seres y de los no seres,
del nacimiento y la muerte,
Soy-Consciencia-Infinito
uno, inmutable,
ven,
Eres
la Plenitud natural de lo que Es y Conoce,
en el universo y sin él.
―Mi vida, mi cuerpo, mis roles y haceres cambian,
pero tú, mi Amado,
estás siempre en cada mi palpitar,
sólo este encuentro deseo,
y abrasarme en tu fuego
y ser sólo Luz,
lo que Es,
el Ser de todo.
El universo y todos los seres,
lo físico y sutil,
el microcosmos y el macrocosmos,
son nombres, formas y transformaciones visibles y efímeras de ti,
mi Amado invisible,
que apareces como mundo
para que en secreto pueda
nombrarte, amarte y celebrarte...
¡Ay, si el mundo viera con los ojos verdaderos
del corazón!
¡El mundo te vería, mi amor,
porque Tú eres sus ojos!
El mundo sería claramente lo que Es,
Belleza, Amor, Plenitud.
¡Ay, si el mundo viera con los ojos verdaderos
del corazón,
reposando en su alma,
que eres Tú,
mi amor!
**** Correspondencia ****
― 1 ―
―[...] algo que golpea mi corazón por dentro que dice que el momento de dejarlo salir ha llegado [...] un dolor [...] tan intenso que me paralizaba, no me dejaba centrarme en otra cosa. Estaba un rato y sentía temor al notar que volvía. No es algo nuevo, me ocurre a veces y sé que son emociones estancadas que tienen que salir. Casi siempre las identifico, medito en ellas y se cierra el ciclo, pero esta vez, por más que escuchaba no tenía ni idea de lo que querían decir. La magnitud en esta ocasión superó niveles de dolor e incomprensión que me condujeron a una desesperación única. Desde ahí, recé, pedí entender y sobre todo liberar aquello que fuera que me estaba agitando tanto [...] lo siento con mucha fuerza en el pecho. El dolor [...] siento de manera inequívoca como algo golpeando el corazón desde dentro. Puedo escuchar los golpes mientras se derrumba el muro y la presión que siento es la del corcho del champán justo antes de salir volando.
Hoy conseguí que saliera un poquito y dolía. He entendido que es una herida de mi alma, posiblemente muy antigua. El anhelo que arrastro de querer amar desde ese lugar donde todo es amor, de sentir incondicionalidad real, de ser uno con la piedra, la hormiga, la lección aprendida... se siente lejos pero parece que llega una primera respuesta [...] se ha activado esta energía que anima a ver la belleza de la vida con más fuerza. Tú me has ayudado a poner el pie en el sendero del amor, como nunca antes había sentido, de la manera más pura y libre de la que soy capaz. Mi corazón late diferente, se está limpiando y abriéndose como merece. Ojalá desde aquí llegue a conocer el amor real, total y absoluto como S. Juan de la Cruz.
Soy emoción profunda y gratitud.
Gracias por acompañarme al sendero.
Gracias por lo que has hecho despertar.
Gracias por escuchar
por ser
y por estar.
―¡Qué maravilla!
Sí, reclama tu corazón a golpes
su derecho antiguo de derrumbar al fin el muro y
abrirse totalmente a tu alma por el sendero del amor y
ahí la entrega de tu alma iluminada y preñada de amor al amor total y absoluto de Ser
desde ti
todo
Uno solo.
Ve
sin saber del todo dónde,
salta,
aún con miedo,
al abismo
eterno
de la plenitud.
Gracias
antiguas
renovadas
🙏🧡☀️
― 2 ―
―Maestro, ¡qué bello! ¿Es difícil llegar? [...]
―Conocimiento, ponerse y entregarse
simplemente
Ama
con todo tu ser
al Ser
sin más
🙏🧡☀️
― 3 ―
―¡Cómo podría yo vivir experiencias semejantes en mi condición! Algo así solo es de santos o de ti.
―Cualquier persona que adquiera Conocimiento y se ponga y entregue
va avanzando
―Seguro que eso ayuda, pero tiene que necesitarse mucho más.
―No hay mucho más. Pero eso no es nada fácil.
―Yo nada... Me conformo.
―No digas eso.
Libérate del No que te autoimpones
y te pesa como una losa
en tu tumba.
Tú tienes todo a flor de corazón
latente.
―Estoy deprimida. Y soy también una causa perdida.
―Lo crees, lo sientes, pero no es cierto, aunque lo vivas como cierto.
―Siento tanto desasosiego que no veo la luz.
―Reza a Dios en tu corazón para que te dé fuerzas para abrir tu corazón.
―¿De qué sirve?
―Para lograrlo.
Sufres porque niegas la posibilidad,
porque vives en el No
sin intentar vivir el sí y a ver qué pasa.
―¿En serio crees que puedo y no quiero? ¡Yo no puedo!
―Creo que estás convencida de que no puedes
y que, por eso, no puedes;
cuando, en realidad, sí puedes.
―Y ¿qué cambia si se abre mi corazón? ¿Qué va a cambiar?
―Que vivirás feliz.