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Artículos - Timothy Conway

Los tres niveles de la realidad no-dual

Por Timothy Conway
Christian Wig

Uno Absolutamente Verdadero, los otros dos "relativamente verdaderos"

3 - Nivel convencional
2 - Nivel psíquico-alma
1 - SOLO DIOS

La mayoría de los seres humanos ven su situación (en la vida) de una manera convencional, no mística, considerando todo lo que sucede como concretamente real, y siendo juzgado como "bueno" y "malo", etc. Por el contrario, un número creciente de maestros espirituales y discípulos del Nuevo Pensamiento y los movimientos Neo-Advaita (no-dualidad) de nuestra era se han encajonado en un punto de vista que los restringe a ver lo que sucede sólo como "la manifestación perfecta de la Voluntad Divina" o como que "nada realmente sucede". Estas personas abandonan toda capacidad de evaluar los fenómenos de manera constructiva o significativa.

Sin embargo, nuestra situación no es tan unidimensional como mantienen estas posiciones, y una manera expansiva y verdaderamente liberada de hablar de la Realidad implicaría más dimensiones. Yo he sugerido un modelo triple de la realidad no-dual que ha sido considerado muy útil por muchas personas para determinar todos los niveles de nuestra experiencia.

Este modelo triple es una elaboración de la antigua doble distinción entre el nivel de la "verdad-Aabsoluta" (paramarthika-satya) y el nivel mundano de la "verdad-convencional" (samvriti-satya o vyavaharika-satya) articulado por la mayoría de los antiguos sabios más ilustres de la India ― Buda, Nagarjuna, Sankara, etc. En el modelo que sugiero, basado en revelaciones adicionales de las Grandes Tradiciones de la India y las tradiciones místicas de Occidente, se inserta otro nivel entre el nivel mundano "convencional" y el nivel de la "Verdad Absoluta".

Así, podemos identificar los "Tres Niveles de la Realidad No-dual" como:

Nivel 3: el nivel pragmático de la realidad mundana y la experiencia convencional, que implica a lo "apropiado e inapropiado", "útil y dañino", "hábil e inhábil", "correcto e incorrecto", "justicia e injusticia", etc.

Nivel 2: el nivel psíquico o "alma divina" de la Realidad, que produce la comprensión o epifanía de que todo lo que sucede en última instancia es "perfecto", porque lo que ocurre es la "exquisita manifestación de la Voluntad Divina" por el bien de TODAS las almas que finalmente llegarán a la realización de Dios. Y además, aquí se comprende que todas las almas han sido siempre esencialmente inmortales, inocentes, libres y radiantes con amor y dicha Divinos (antes y después de sus enredos kármicos en la tierra y en los reinos sutiles inferiores); y

Nivel 1: el "nivel" Absoluto de la Realidad, en el cual se comprende que lo que sucede en el juego de la manifestación es un sueño, así que nada está sucediendo realmente, no hay una multiplicidad fundamental, sólo la singularidad no-dual de DIOS o Conciencia Pura Infinita está Verdaderamente AQUÍ. Este Ser (Self) Divino es absolutamente Real como la única Identidad (antes o después de todos los mundos, almas, acontecimientos, experiencias).

Estos tres "niveles de verdad" son todos simultáneamente verdaderos. El nivel 1 ("sólo Dios, sólo la Única Realidad") es ABSOLUTAMENTE VERDADERO, mientras que el Nivel 2 y el Nivel 3, ambos pertenecientes a los reinos de la multiplicidad, son "relativamente verdaderos". (El nivel 3 se refiere a la situación de los seres sensibles aquí en la tierra y en los reinos sutiles inferiores, mientras que el nivel 2 pertenece a los "reinos divinos superiores").

Cuando no tenemos en cuenta estos tres "niveles" o "aspectos" o "dimensiones" de la Realidad como si fueran simultáneamente verdaderos, tendemos a quedar atrapados en un punto de vista restringido. Así, por ejemplo, si ignoramos el nivel convencional (el nivel 3 en este modelo), prefiriendo ver SOLO que "todo es perfecto" (nivel 2) o que "nada está sucediendo realmente, sólo Dios es Real" (nivel 1), podemos fácilmente fracasar en la moralidad, la compasión y la empatía, cayendo en una apatía insensible, ignorando las formas desenfrenadas de injusticia que infligen dolor a los seres sintientes. Por otra parte, negar el nivel 3 puede conducirnos a creer erróneamente que ser exigente o crítico ―es decir, crítico con cualquier forma de pensar o comportamiento en el campo de la política, la espiritualidad, etc.― es "ser negativo" o "engañado" o "estar en la cabeza, y no en el corazón ". (En realidad, un verdadero sabio utiliza la cabeza y el corazón en el contexto de la Conciencia.) Sin embargo, esto es, en sí mismo, un juicio negativo o una crítica. Es una posición limitada que viola la verdadera libertad al limitarnos a ver siempre lo que sucede como "perfecto" y más allá del reproche, o como que "nada realmente está sucediendo". Una vez más, mantener esta posición es restringirnos a una visión uni-nivel o uni-dimensional y limitada de la Totalidad de la Realidad.

Del mismo modo, si nos centramos SOLAMENTE en el nivel 3 y, por ejemplo, vemos las innumerables injusticias y formas de crueldad con los seres vivos, podemos convertirnos en fanáticos políticos enojados, fanáticos vengativos que siempre encuentran malhechores en algún lugar, arrojándoles nuestra ira despreciativa y nuestro desagrado venenoso sobre lo que "esas personas malvadas" están haciendo. Esto se puede curar si permitimos que las perspectivas de los niveles 2 y 1 se realicen junto con una sensibilidad de nivel 3.

Una presentación más profunda de estos "Tres Niveles de Realidad No-dual" ocurrió en una entrevista hace varios años en la revista Sun, una revista nacional sober política, espiritualidad, psicología, poesía, etc. El fragmento correspondiente se reproduce inmediatamente a continuación…

 

Extracto de la entrevista con Timothy Conway en la revista Sun, abril 2003

(El texto completo -en inglés- de esta entrevista se puede descargar en este enlace).

Arnie Cooper: Muchas personas sienten una tensión entre la vida más contemplativa, por un lado, y la vida de activista más comprometida por el otro.

Timothy Conway: Para sanar este conflicto, creo que ayudará el ver nuestra situación en tres niveles, todos igualmente verdaderos y válidos.

Comenzaré con el nivel más familiar, el nivel tres, el nivel convencional de nuestra experiencia ordinaria en el mundo. Este es un reino de opuestos, de placer y dolor. En la literatura espiritual mística, se oye mucho sobre ir más allá de los opuestos, más allá de toda dualidad, pero detengámonos en este nivel tres y reconozcamos la pérdida y la ganancia, la belleza y la fealdad. Este es el nivel de lo correcto y lo incorrecto, de lo bueno y lo malo, de lo justo y lo injusto, etc. Es donde los seres humanos hacen cosas despreciables unos a otros y a nuestros ecosistemas. También es todo lo bueno y la belleza y la alegría en el mundo.

Mira el horrible daño que causaron los terroristas en el 11-S: no sólo a los casi tres mil muertos, sino también a los que fueron marcados de por vida, la dislocación económica, los despidos masivos y las pérdidas monetarias. Pero también hubo gran heroísmo demostrado por los bomberos y oficiales de policía y trabajadores de rescate y todos aquellos que donaron sangre y tiempo y energía. Los acontecimientos del 11 de septiembre mostraron lo mejor y lo peor de la humanidad.

Éste es el nivel tres: el juego asombroso de lo que tradicionalmente se llama lo bueno y lo malo. En este nivel, uno debe mirar el mal a la cara y verlo por lo que es. Y uno debe estar dispuesto a apoyar con una espiritualidad comprometida y hacer lo que sea necesario por el bien público. No me refiero a la mera caridad, sino a involucrarse en promulgar la justicia. Hay una gran diferencia entre caridad y justicia. Bill Moyers dijo: "La caridad basada en la fe da migajas de la mesa; la justicia fundamentada en la fe ofrece un lugar en la mesa". Escribió eso en el prefacio de un libro de otro héroe mío, Jim Wallis, un cristiano evangélico progresista, editor de la revista político-espiritual Sojourners y cofundador de la comunidad Sojourners de aquellos que viven y trabajan en solidaridad con los pobres. En su libro, Wallis dice: "Necesitamos hacer algo más que sacar a la gente del río antes de que se ahoguen; alguien tiene que ir río arriba para ver quién o qué los está lanzando". Por ejemplo, las políticas gubernamentales que castigan a los estadounidenses pobres y de clase media, o las prácticas corruptas de ayuda exterior que destruyen el hábitat y desplazan a miles o millones de personas de sus tierras ancestrales. Así que el nivel tres, el reino del bien y del mal, es donde brilla la espiritualidad comprometida.

Cooper: ¿Qué pasa con el nivel dos?

Conway: En este nivel, nos damos cuenta de que, pase lo que pase, todo es perfecto. La gran santa cristiana del siglo XIV Juliana de Norwich estaba muy preocupada por la miseria que la rodeaba, la maldad de la gente y la idea tradicional de que los pecadores irían al infierno eterno. Entonces ella experimentó una deslumbrante revelación: Jesús se le apareció y, entre muchas otras maravillosas declaraciones, le dijo: "Todo irá bien, y toda clase de cosas irán bien". Y este hermoso secreto de Dios fue revelado a Juliana ― que todos los seres de alguna manera serían llevados a casa. Nadie tendría que sufrir permanentemente en el infierno, porque Dios es nuestra verdad más profunda, nuestra condición real de amor y dicha eternos.

Esto se remonta a la antigua idea cristiana de la apocatástasis, o salvación universal enseñada por Orígenes y Clemente de Alejandría, Gregorio de Nisa, y antes sugerida por Pablo de Tarso: el amor de Dios es tan poderoso que ninguna criatura puede exiliarse de este Amor para siempre. Puede llevar eones, pero en algún momento Dios redimirá a todas las almas. Incluso Satanás será reconciliado en el amor de Dios. La belleza de la redención universal es que, no importa lo que suceda en el nivel tres ―la opresión, la explotación y el terrorismo― todo es perfecto, porque esta Divina Comedia tiene un final feliz. Momentos o períodos, o incluso eones de sufrimiento, son finalmente "eclipsados" por la reconciliación en Dios. Esta idea no se encuentra sólo en el cristianismo. También es conocida por los Sufís místicos y los judíos jasídicos, y es reconocida abiertamente en las tradiciones orientales. En el Bhagavad Gita, el Señor Krishna promete la salvación universal para todos los seres. Así también, el Buda, cuando dice que todos los seres llegarán al nirvana, que ninguno de los estados condicionados son permanentes. Los antiguos Brahma Sutras de la India dicen: "Todos los seres finalmente se convertirán en Brahman", o la Realidad Divina, "porque sólo hay Brahman".

Por lo tanto, con este feliz resultado para todos, hay una sensación de que todo es perfecto ― verdaderamente, una increíble Comedia Divina. Sí, hay momentos de terrible tragedia y tribulación, pero al final todo irá bien. Todas las almas ―realmente Dios disfrazado― utilizan su sufrimiento como grano para que el molino produzca el sublime despertar en el Espíritu.

Sri Ramakrishna, el gran maestro bengalí del siglo XIX, cuando se le preguntó por qué sufrimos, respondió conmovedoramente: "Para añadirle entusiasmo a la obra [Divina]". En las obras de comedia clásica, desde Shakespeare a los Hermanos Marx, las cosas se ponen muy oscuras antes del amanecer, y cuando llega ese amanecer, cuando tiene lugar el clímax cómico, todos los que están en el escenario despiertan a una abrumadora sensación de alegría y felicidad. En la forma más alta de comedia, incluso los villanos se convierten.

Así que aquí en el nivel dos, la parte profunda y mística de nosotros se da cuenta de que todo está bien en una soberbia obra o juego divino de manifestación. A diferencia de nuestro vulnerable aspecto humano, que teme que las cosas se vayan por el desagüe, este Sí mismo (Self) sabe que, en el exquisito guión escrito por la Inteligencia Divina, todo es perfecto y todo sucede por una razón. Puedes tomar esto como un acto de fe, pero los místicos lo saben en el núcleo de su ser como la verdad de cada situación.

Cooper: Muchas personas tienen problemas incluso teniendo fe. Quieren pruebas.

Conway: Bueno, de alguna manera, la física moderna apoya este aspecto de la visión mística. Los parámetros básicos para obtener un cosmos físico tenían que ser absolutamente perfectos, de lo contrario este universo de casi 14 mil millones de años no habría sucedido. Tantas maravillosas perfecciones subyacen en este mundo que es obvio para muchos científicos que la inteligencia y la sabiduría divina están activas en el proceso.

Lo que mantiene unido al cosmos es un gran misterio. El respetado matemático y físico de Princeton Elliott Lieb ha trabajado durante treinta años en el "problema fundacional" ―la cuestión de por qué la materia es estable. ¿Por qué el átomo no acaba implosionando y luego explota? Otra anomalía evidente es que, en el origen del universo material, resultó que había un poco más de materia que de antimateria. Si hubieran sido cantidades iguales, que es lo que uno esperaría, entonces todo se habría anulado. Pero resultó que había unos cuantos más quarks que anti-quarks (por la ridícula cantidad de un pelo de diferencia), en la proporción correcta.

Y reflexionemos sobre ese período inflacionario inicial del universo físico: el momento infinitesimal de Planck, el momento más minúsculo de la física, 10-43 segundos, ¡un diezmillonésimo de un trillonésimo de un trillonésimo de un billón de segundo! En este momento original del tiempo, una "mota de nada", surgió del "vacío" una burbuja cuántica espacio-temporal que se infló hasta alcanzar el tamaño de un balón de fútbol. Entonces el inflado de alguna manera se detuvo y el proceso del Big Bang se hizo cargo de desplegar lentamente nuestro universo a través de una fase de radiación de energía dando lugar al nacimiento de la materia, y luego la evolución de las galaxias, estrellas y planetas en sus proporciones actuales. Pero, ¿por qué esa burbuja cósmica inflacionaria original se expandió hasta cierto punto y luego se detuvo? Si no hubiera ido lo suficientemente lejos o hubiera ido demasiado lejos, en ese momento inicial de Planck, no tendríamos hoy un universo. Y, en un fascinante desarrollo de las últimas dos décadas, la supercuerda o la teoría M, aceptada por más del 90 por ciento de los físicos teóricos, sostiene que nuestro cosmos familiar espacio-temporal de cuatro dimensiones debe estar incrustado dentro de un hiperespacio de once dimensiones, un campo mucho más sutil en última instancia enraizado en lo inmaterial.

En el campo de la química y la biología, una gran anomalía es el agua. Hace un siglo, Lawrence Henderson de Harvard explicó que el agua es, en muchos aspectos, una sustancia milagrosa. Tiene algunas propiedades muy inusuales en comparación con otros compuestos moleculares. Y sin agua, no tendrías ninguna forma compleja de vida. El famoso astrónomo Fred Hoyle, después de ser ateo durante la mayor parte de su vida, encontró anomalías notables e inexplicables en la química de las estrellas que le hicieron declarar que "un super-intelecto ha jugado con [las leyes básicas de] la física, la química y la biología".

Una encuesta realizada por la revista Nature reveló que el 49 por ciento de los científicos creen en un Dios personal. Ese número seguramente habría saltado a 70-80 por ciento si la pregunta permitiera la creencia en un Dios transpersonal, como el que Einstein tenía en gran estima.

El punto es este: los ateos materialistas que afirman que el universo es sólo un accidente tienen que apelar a las todopoderosas "leyes de la física" para explicar cómo el cosmos llegó a ser tan estable y tan propicio para la aparición de formas complejas de vida. Pero cuando vemos cuántos milagros de absoluta precisión eran necesarios para que un universo y los seres conscientes se manifiesten, se convierte en una burla semántica ya sea que invoques "las leyes de la física" o a "Dios", porque comparten los mismos poderes divinos de manifestación . Por supuesto, los místicos dirían que Dios realmente tiene poderes más allá del cosmos físico.

Cooper: Todavía no hemos llegado al nivel uno.

Conway: Bueno, después del nivel dos ―la comprensión de que todo es el diseño perfecto del Espíritu Inteligente― podrías preguntar: "¿Qué podría ser el nivel uno?"

El nivel uno es la verdad mística más profunda, es decir: Nada está sucediendo. El mundo es un sueño. Sólo hay Dios aquí. Siempre ha sido Dios, inmutable y completo. Un himno repetidamente encontrado en los antiguos Upanishads declara: "Alabanza a la gran Divina Plenitud (Purnam)", que permanece perfecta e inmutable a pesar de todo lo que está sucediendo en los niveles dos y tres. Porque en el nivel uno, nada está sucediendo. Lo que parece estar sucediendo en los otros niveles es un sueño de Consciencia. El santo sufí Hakim Sana'i declaró: "Crees que eres algo, pero ese algo (no) es nada". La ilaha illah Llah. No hay nada más que Dios.

Aquí de nuevo puede ser de ayuda la física moderna, al revelar que los átomos son 99.99999999999% espacio vacío. Campos de energía brillantes subyacen a la apariencia de la materia. Y, como han declarado Richard Feynman y otros importantes físicos, la energía es un completo misterio. Así, un número cada vez mayor de físicos está considerando que la consciencia puede ser la realidad básica y la fuente de todo.

Las mejores escrituras advaita (no-duales) de la India utilizan el humor para explicar esto. Yoga Vasishtha, por ejemplo, dice alegremente: "El cosmos es como el hijo nacido de una mujer estéril que no existía realmente, y un día salió y se subió a su caballo que nunca habían nacido y viajó por un camino inexistente hacia una tierra no creada y a una ciudad que sólo existía en la imaginación". Estas escrituras advaita afirman que el mundo es una obra soñada de la Consciencia Suprema. Sí, está sucediendo un mundo aparente que tiene una realidad relativa, rica en experiencias fenoménicas: colores, sonidos, texturas, sabores, olores, dolores y placeres corporales, altibajos emocionales. Sin embargo, todo es un sueño. Y si aportas una conciencia atenta y un fuerte impulso de despertar, la aparente solidez del sueño se disuelve. Y eso también es verdad para el ego, el sentido de yo, mi cuerpo-mente.

Así que aquí está la paradoja: en el Espíritu ― Ser-Conciencia abierto, vasto, espacioso, infinito― la Nada se manifiesta como "algo", un mundo de entidades y procesos fenoménicos. Pero, como dicen los maestros budistas Mahayana y Zen, todo es sunyata, plenitud abierta y vacía. Se está manifestando como Arnie, como Timothy, como las plantas, las paredes y todos estos seres dentro de estas paredes y más allá, desde las bacterias microscópicas a los hongos, a los animales, a la vida en otros planetas. Todo este juego de todas estas almas es el Uno que está donde siempre está, sin espacio, sin tiempo, evocando un sueño de multiplicidad. Dentro del corazón-mente de Dios aparece este Cosmos-sueño, que se manifiesta en sutiles niveles de luz refinada, desde los cielos hasta los niveles más densos y groseros del plano físico. Maravillosas y conmovedoras aventuras tienen lugar. Dios juega todas las partes e interpreta todos los papeles.

Cooper: Pero si, en el nivel uno, nada de esto realmente está sucediendo, entonces ¿por qué estamos hablando?

Conway: ¿Y por qué no? Es parte del juego divino en los niveles dos y tres. Como he dicho, todos estos niveles son simultáneamente verdad. Nada está sucediendo, y todo está sucediendo. "La sabiduría dice: yo no soy nada; el amor dice: yo soy todo" fue lo que uno de mis mentores, Nisargadatta Maharaj, nos dijo a los que estábamos sentados con él. La terminación del viaje de regreso a Casa es la realización de la propia identidad tanto en la forma como en la no-forma, en la nada como en todo, en nadie como en todo el mundo. Y ahí es donde la espiritualidad comprometida se manifiesta espontáneamente. Cuando sabes que aquí sólo hay Dios, estás motivado para hacer lo que sea necesario ―protestando pacíficamente, sirviendo, educando, orando― para aliviar el sufrimiento y remediar la injusticia.

Cooper: Pero ¿qué pasa con la comprensión de que todo es perfecto? ¿Por qué hacer algo en absoluto?

Conway: Ram Dass relató una maravillosa historia sobre esto. Viniendo de una buena familia judía progresista, él estaba muy interesado en tzedek, o la justicia. Un día él estaba bromeando con su gurú, Neem Karoli Baba, sobre el sufrimiento en la creación de Dios, y su gurú finalmente le interrumpió diciendo: "Mira, Ram Dass, el sufrimiento es perfecto". Y Ram Dass, sorprendido por esta aparente declaración insensible, comenzó a reunir sus recursos intelectuales para discutir con su gurú. Pero Neem Karoli le interrumpió de nuevo y dijo: ―"Y, Ram Dass, tu intento de acabar con el sufrimiento también es perfecto".

No hay ningún razón de por qué debemos perseguir la justicia social o ambiental, dado el hecho de que todo es perfecto. Pero, paradójicamente, Dios prefiere el bien sobre el mal, a pesar de que Dios también está representando a los villanos en el escenario mundial, desde Nerón a Hitler a Stalin, a la ex secretaria de Estado Madeleine Albright, que en 1996 dijo con respecto a los 500.000 niños muertos en Irak a causa de las sanciones estadounidenses, "Creemos que el precio vale la pena". Sin embargo, Dios es también los activistas de derechos humanos que intentan educar a la gente como Albright, y Dios se manifiesta como todos los progresistas que se levantan para protestar y arreglar la injusticia.

[...]

[Uno puede] hablar críticamente de estos asuras o personajes "demoníacos" [los disfraces del único Ser-Dios que parecen ser los perpetradores del mal], pero necesitan nuestra compasión. Aunque parezcan inmersos en un comportamiento muy impío, estas personas son esencialmente Dios disfrazado y eventualmente, por la Gracia Divina, todos llegarán a la Realización de Dios. Hablando desde el contexto radical del Espíritu único, yo soy estas personas. Sólo hay un Ser aquí. Que ellos y todos los seres sean curados y liberados en la plena realización de este Ser único, esta Conciencia Absoluta, pura y clara.